viernes, 21 de diciembre de 2012

La enfermedad de Chávez y el futuro de Venezuela

 El pasado sábado por la noche, en cadena nacional, el presidente venezolano Hugo Chávez anunció la reaparición de “ algunas células malignas” en su cuerpo. Además, afirmó la necesidad de someterse a una nueva cirugía para extirpar el tumor, solicitó a la Asamblea Nacional el permiso para viajar a Cuba a realizar la operación, y pidió al pueblo venezolano apoyar al Vicepresidente Nicolas Maduro en caso de quedar inhabilitado. 
  El discurso y la unidad
Con tranquilidad, y flanqueado por Maduro y Diosdado Cabello (Presidente de la Asamblea Nacional), Chávez hizo en su discurso un recorrido por las “batallas históricas” en la historia venezolana, para luego hablar –con honestidad y claridad- sobre su otra “batalla”. Aclaró, con humildad, que la Revolución Bolivariana “ no depende de un hombre, hemos pasado etapas y hoy tenemos un liderazgo colectivo que se ha desplegado por todas partes” . Así, celebró el “fervor organizativo de las bases populares, de participación, eso nunca se vio aquí ¡jamás! Desde hace mucho tiempo no se había visto. Creo que jamás se vio en verdad en casi 200 años.
Luego manifestó que, en caso que “algo ocurriera que me inhabilitara de alguna manera”, Nicolas Maduro sería el candidato elegido por el PSUV y el Gran Polo Patriótico para sucederlo. Las palabras de Chávez para el actual Vicepresidente y ex Canciller fueron elocuentes: “Es uno de los líderes jóvenes de mayor capacidad para continuar, si es que yo no pudiera , con su mano firme, con su mirada, con su corazón de hombre del pueblo, con su don de gente, con su inteligencia, con el reconocimiento internacional que se ha ganado, con su liderazgo, al frente de la Presidencia de la República, dirigiendo, junto al pueblo siempre y subordinado a los intereses del pueblo, los destinos de esta Patria”.
Tras ello, finalizó la intervención reclamando a las organizaciones sociales y colectivos espíritu unitario en las filas de la Revolución Bolivariana, al decir que, desde afuera, “no faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la Patria. No, no podrán. Ante esta circunstancia de nuevas dificultades -del tamaño que fueren- la respuesta de todos y de todas los patriotas, los revolucionarios, los que sentimos a la Patria hasta en las vísceras, como diría Augusto Mijares, es unidad, lucha, batalla y victoria” .
Solidaridad internacional 

Apenas conocida la noticia, diversos dirigentes políticos de América Latina hicieron conocer su solidaridad con Chávez. Desde Barcelona, España, el Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales , expresó “ a nombre del gobierno y del mío, nuestra preocupación y nuestra tristeza. Somos una familia grande, los hijos y los nietos de Simón Bolívar, por lo que este dolor es compartido hoy con el pueblo venezolano. Presidente, en este momento tan difícil, mucha suerte, mucha fortaleza, por el bien de la Patria Grande ”. En sintonía con Morales, la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, pidió orar la salud de Chávez.
A su vez, más de 25 organizaciones sociales argentinas emitieron una declaración conjunta titulada “Con Hugo Chávez, siempre!¨. Las organizaciones, entre las que se destacan el Capitulo Argentina de los Movimientos Sociales hacia el ALBA, el Movimiento Nacional Campesino Indígena y la Organización Social y Política Los Pibes, expresaron que “estamos con Chávez porque representa la unidad latinoamericana antiimperialista. Estamos con Chávez porque nadie jamás hizo tanto por los humildes y condenados de la tierra, en tan poco tiempo. Estamos con Chávez, en las buenas y en las malas, porque su liderazgo nos convoca a seguir caminando hacia la segunda y definitiva independencia”. En La Habana, además, decenas de venezolanos que se encuentran estudiando en Cuba realizaron el domingo una movilización a la Embajada de la República Bolivariana, bajo el lema “Viviremos y Venceremos”. Esa solidaridad también se expresará este lunes en las redes virtuales, con un “tuitazo” por la salud del presidente venezolano a las 13.30 hs de Argentina (12 hs Venezuela).
La movilización por Chávez de los movimientos sociales a escala continental demuestra el papel que el presidente venezolano ha jugado, en estos 14 años, poniendo de relieve una perspectiva antiimperialista y popular, fomentando la participación protagónica de la sociedad, y planteando un horizonte socialista para nuestros pueblos.

Un avance irreversible

 
 El PSUV obtuvo una victoria arrasadora en las elecciones venezolanas. La derecha esperaba que, ante la enfermedad del presidente Hugo Chávez, cundieran el desaliento y la resignación que harían morder el polvo de la derrota a los bolivarianos. Ocurrió exactamente lo contrario: el chavismo avanzó en los grandes bastiones de la oposición, que sólo pudo retener tres de los siete estados que antes controlaba. Triunfó en Zulia, emporio petrolero y el estado con mayor población, y en Carabobo, núcleo industrial del país. Aparte se alzó con la victoria en Táchira, estado fronterizo con Colombia y ruta preferencial de paramilitares y narcos para sembrar el terror en Venezuela; y en la insular Nueva Esparta.

Hay un par de casos que merecen un párrafo aparte: en Zulia el candidato de la derecha, Pablo Pérez, no pudo ser reelecto perdiendo casi 85.000 votos en el camino y bajando del 53 por ciento, obtenido en las elecciones del 2008, al 48 por ciento. Mientras, el candidato chavista subía del 45 al 52 por ciento, cosechando una clarísima victoria en un estado que había sido tradicionalmente hostil a los bolivarianos. Y en Miranda el ex candidato presidencial Henrique Capriles ni siquiera mantuvo su caudal electoral: había obtenido el 53 por ciento en el 2008 y logró el 52 por ciento anteayer, reduciendo el margen de su victoria y fracasando en su apuesta –y la de toda la derecha y el imperio– de transformar su protagonismo en la reciente pugna presidencial en un trampolín que lo instalase como el gran contendor del chavismo para las elecciones presidenciales que eventualmente pudieran tener lugar en el caso de que Chávez no asumiera la presidencia el próximo 10 de enero.

¿Cuál es la principal lección que puede extraerse de lo ocurrido el domingo pasado? A nuestro juicio, que las transformaciones sociales, económicas, políticas y culturales que tuvieron lugar a lo largo de catorce años de hegemonía chavista han tenido un calado tan hondo que aun en ausencia del líder histórico y fundador del movimiento sus voceros y sucesores están en condiciones de derrotar ampliamente a sus adversarios. Más allá de las controversias que, ante los ojos de las clases y capas su-balternas, pudiera suscitar uno u otro personaje del elenco bolivariano, ellos son percibidos como representantes de la nueva etapa histórica por la que comenzó a transitar Venezuela desde comienzos de 1999, y ese pueblo no está dispuesto a regresar al pasado. La oposición, al menos hasta ahora, no aparece como una alternativa ni cuenta con un referente capaz de derrotar al chavismo. Cuesta pensar que en la eventualidad de una elección presidencial –precipitada por la inhabilitación absoluta que pudiera tener Hugo Chávez para asumir la presidencia– Capriles pudiera construir un liderazgo que, más allá de la mercadotecnia política ofrecida y financiada por Estados Unidos, tuviera la fuerza necesaria como para oponerse a la eficacia práctica del legado histórico del chavismo. Es decir, a la ciudadanización de grandes masas tradicionalmente excluidas y explotadas y a los grandes avances en materia de salud, educación, cultura, vivienda, seguridad social y recreación.

En este sentido podría arriesgarse la hipótesis de que el proceso bolivariano habría pasado un punto de no retorno, constituyendo una sólida y perdurable mayoría electoral suficientemente blindada ante los ocasionales sinsabores de la coyuntura o las frustraciones provocadas por algunas decepcionantes (y puntuales) experiencias de gobierno. La historia del Partido del Congreso en la India, del PRI en México y del peronismo en la Argentina son otros tantos ejemplos que confirman que cuando la hegemonía electoral se asienta sobre las raíces de un proceso de profundas transformaciones –aun cuando se encuentre en curso, como es el caso de Venezuela–, la correlación de fuerzas que se arraiga en el plano de lo social y que opone a ricos y pobres, capitalistas y trabajadores, no puede dejar de proyectarse sobre los procesos políticos electorales. Esto fue lo que ocurrió en las recientes elecciones venezolanas, que ratifica lo que expresara Fidel en su carta a Nicolás Maduro, el 15 de diciembre, cuando dijo que tenía la seguridad de que por dolorosa que fuese la ausencia de Chávez, los venezolanos “serían capaces de continuar su obra”. Quienes también van a continuar su obra van a ser los imperialistas y sus aliados locales, de modo que será preciso mantenerse en una actitud de permanente vigilancia. Porque, si no pudieron derrotar al chavismo en las elecciones sólo por un alarde de ingenuidad podría pensarse que ahora archivarán sus proyectos de dominación y se quedarán de brazos cruzados, resignados ante el inapelable veredicto de las urnas.

Un homenaje a Chávez y otra derrota de EEUU

 
El abrumador triunfo del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en las elecciones de este domingo en ese país constituyó sin duda alguna un merecido homenaje al Presidente Hugo Chávez, y otra derrota contundente en menos de dos meses para la derecha ultraconservadora latinoamericana y para sus patronos de Estados Unidos. 

La victoria de los Socialistas en 20 de las 23 gobernaciones de esa nación fue además una respuesta contundente a declaraciones indignas del inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, sobre Chávez, quien se encuentra en proceso de recuperación en Cuba, luego de ser sometido a una compleja y delicada operación.
Venezuela volvió a propinarle otro duro guantazo a Washington que ha hecho lo imposible, a través de sus conocidos métodos de subversión, por lograr que las tradicionales fuerzas políticas neoliberales vuelvan al poder en ese estado de nuestra región, y se interrumpa la Revolución liderada por su actual mandatario. 

El régimen norteamericano encabezado por Obama ya había sufrido otro contundente revés con el triunfo de Chávez en las elecciones presidenciales de noviembre pasado, en las cuales liquidó al candidato promovido y financiado por la Casa Blanca Henrique Capriles.
Tras los recién celebrados comicios regionales, el PSUV controla ahora más del 94 por ciento del territorio venezolano, lo que le permite consolidar el proyecto independentista y soberano emprendido por Chávez, y que se extiende hoy como pólvora por toda America Latina.
No es un secreto para nadie que la conquista de los Socialistas venezolanos constituye asimismo un espaldarazo a los procesos de cambios que tienen lugar en un grupo de países latinoamericanos, como Ecuador, Bolivia, Uruguay, Argentina y Nicaragua, por citar algunos.
Al mismo tiempo, es un importante empuje para la consolidación de la unidad regional a través de organizaciones integracionistas creadas en los últimos años, como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), y El Mercado Común del Sur (MECOSUR).
De otro lado, la victoria del PSUV evidencia claramente el fortalecimiento del liderazgo de Chávez, no solo en su país, sino también internacionalmente, algo que le preocupa mucho a Washington, y que ha dejado claro, al apostar hasta por una eventual desaparición física del presidente. 

Pero las muestras de solidaridad en todos los rincones del planeta hacia el mandatario venezolano y líder latinoamericano han opacado los deseos perversos del régimen de Estados Unidos, que una vez más ha demostrado que no tiene ni gota de humanidad, y carece totalmente de escrúpulos. 

miércoles, 10 de octubre de 2012

Por qué Chávez triunfó II

 

Las riquezas naturales de Venezuela fueron saqueadas durante largas décadas por Estados Unidos y las empresas transnacionales, sin que el pueblo recibiera los dividendos de sus abundantes recursos petroleros y minerales. Los beneficios iban a parar a las capitales occidentales y a las manos de la burguesía nacional pero tras la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999, el panorama cambió totalmente. 

La victoria electoral de Chávez en las recientes elecciones presidenciales por amplio margen del 10 % por encima del contendiente derechista Henrique Capriles, la obtuvo pese a la enorme campaña de los medios de comunicación, tanto nacionales como extranjeros que levantaron la imagen de su contendiente y llamaban a la población a buscar el llamado sueño americano que, por cierto, se ha convertido en un los últimos años en una pesadilla para más de 50 000 000 de estadounidenses.
Dentro de Venezuela, la mayoría de las cadenas de televisión y radio están dirigidas por la derecha criolla que ten’ia intenciones de volver a convertir al país en un apéndice directo de Washington y de las transnacionales en aras del enriquecimiento de unos pocos y el empobrecimiento de la mayoría. 

Tras la llegada de Chávez al poder en 1999, el 60 % de la población que se hallaba en condiciones de hambre y pobreza, comenzó a salir de ese abismo y por primera vez tuvieron acceso a educación y atención médica gratuita y a una mejor alimentación.
Sus logros han sido reconocidos por organismos internacionales comola Comisión Económica para América Latina (CEPAL) que un informe divulgado recientemente explicó que mientras la pobreza se incrementó entre 1990 y 2011 en algunas naciones en la región “en Venezuela se redujo en más del 50 %”.
Según CEPAL, la nación bolivariana disminuyó del 60 % al 23 % la pobreza general y en cuanto a la pobreza extrema aún es más drástica: de 29 % a 7 %”, e invitó a continuar esos logros en los próximos veinte años.
Pese a sufrir en años anteriores fuertes desastres naturales tras inundaciones que afectaron a 12 Estados con millonarias pérdidas económicas y miles de viviendas destruidas, el Gobierno logró revertir la situación al aportar grandes sumas de dinero en beneficio de los afectados, en contraposición a similares sucesos ocurridos en varios países de América Latina y del mundo que tras años de sufrir catástrofes, aun padecen de escenarios extremos. 

Desde hace tres años la nación bolivariana impulsa un amplio y ambicioso programa de reconstrucción nacional con prioridad en la fabricación de viviendas, no solo para los afectados sino también para los millones de personas que durante las pseudo repúblicas han vivido en tugurios y en casuchas erigidas en los cerros del país solo con cartones y pedazos de zinc, sin tener agua potable, servicio sanitarios ni caminos loables de acceso.
La economía se ha estabilizado y luego de padecer los estertores producidos por la crisis económica capitalista mundial y la baja en los precios del petróleo, su principal fuente de ingresos, en los dos ‘últimos años el Producto Interno Bruto ha crecido cerca del 4 %.
A la par, Venezuela hay ido vertiginosamente diversificando sus producciones y ya no solo depende del petróleo y sus derivados, sino que se han construido fábricas de tractores, automóviles, maquinarias agrícolas, de televisores, computadoras, celulares, de alimentos y hasta avanzó en el desarrollo de la telecomunicación satelital.
En este año se producen crecimientos en muchos renglones: instituciones financieras 9,2 %; comercio, 7,2 %; comunicaciones, 8,2 %; electricidad y agua, 6,5,3 %; servicios de transporte y almacenamiento, 5,8 %, servicios producidos por el Gobierno central, 3,9 % y la industria manufacturera, 2,3 %. 

En el sector petrolero el aumento anual ronda el 2,3 % y solo el pasado año ese sector atrajo capitales por 80 000 millones de dólares de compañías procedentes de varios continentes.
Si a la llegada de Chávez el desempleo era de casi el 20 %, la cifra se ha reducido a solo 7 %, logro que no pudo hacer ninguno de los anteriores gobiernos neoliberales.
Todo eso se ha alcanzado con la aplicación de una consecuente política de desarrollo social a favor de las grandes mayorías del país, que salieron a votar para que el comandante continuara su denominado Socialismo del siglo XXI.
En ese camino, se nacionalizaron compañías y se consolidó la soberanía sobre los recursos naturales como el petróleo, gas, oro y cuyos grandes dividendos se emplean en numerosas misiones sociales. 

Solo en el ámbito educacional aparecen las Misiones Ribas, Robinson, Sucre y Madres del Barrio, entre otras. Mediante el programa Canaima, se entregaron miles de computadoras a niños de la enseñanza primaria y de las Aldeas Universitarias, dirigidos a llevar los estudios superiores a cada uno de los 335 municipios. El analfabetismo fue erradicado del país y sus ciudadanos ya son tan fáciles de engañar con los cantos de sirena de los medios de comunicación de la derecha.
La salud se convirtió en un beneficio público al alcance de cualquier habitante, y esos servicios han salvado la vida de miles de personas o les ha devuelto la visión tras ser operados gratuitamente. La tasa de mortalidad infantil se redujo de 21,4 % en 1998 a 11,8 % en 2011. 

El ciudadano de a pie comprendió que ante todas esas bondades entregadas por el gobierno bolivariano debía salir en masa a votar por el único presidente en la historia de la nación que ha gobernado para el bien de su pueblo. Por eso Chávez ganó y la derecha pro norteamericana salió trasquilada.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Oposición perdida


Venezuela amaneció el sábado 25 de agosto conmocionada por la explosión registrada en la Refinería de Amuay. Por este hecho, la autoridad electoral suspendió el simulacro previsto para el día siguiente de cara a las votaciones que tendrán lugar el 7 de octubre para elegir de entre siete postulantes al próximo mandatario (período 2013-2019).


El presidente Hugo Chávez Frías registra una significativa ventaja en las intenciones de voto, pero reiteradamente ha pedido a sus seguidores no caer en el triunfalismo y, por el contrario, redoblar esfuerzos para alcanzar una votación contundente que contrarreste el “Plan B” de la oposición: la deslegitimación del proceso electoral y el posterior escenario de desestabilización...

Esta es la tercera contienda presidencial de Chávez, aunque durante su administración ha enfrentado 13 citas en las urnas de las cuales tan solo ha perdido una. En esta ocasión, su candidatura tiene el respaldo del Gran Polo Patriótico (GPP) que congrega a movimientos sociales y partidos políticos. Según la mayoría de las encuestas supera en torno a los 20 puntos porcentuales a su inmediato contendor, Henrique Capriles Radonski, candidato de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) conformada por una amalgama de fuerzas opositoras.
                                                            El último informe de Monitor País de la encuestadora Hinterlaces, con los resultados del trabajo de campo realizado entre el 28 de Julio y el 5 de Agosto, establece una diferencia de 18 puntos favorable al candidato del GPP, quien recibiría el respaldo del 48% de los votos frente al 30% de su opositor. El estudio indica también que existe un incremento de la percepción positiva sobre el rumbo del país y sobre la gestión del presidente Chávez con una cifra que llega al 67% de las personas consultadas.

Para ir más allá de las cifras, días atrás ALAI conversó con el presidente de Hinterlaces, Oscar Schemel, para quien el telón de fondo tiene que ver con la existencia de “un proceso de cambio cultural muy acentuado, un proceso de empoderamiento en los sectores populares muy profundo que comienza porque el discurso presidencial reivindicó la condición popular, que otorgó protagonismo a los sectores populares que se sentían excluidos, humillados. Sin embargo la oposición no solo que no logra entender esta nueva realidad, sino que la rechaza: está perdida”.


A su entender esto se debe a que hay una crisis en los sectores de la intelectualidad del campo opositor, ya que en lugar de estar analizando, proponiendo paradigmas, “se han convertido más en agitadores que en intérpretes y eso ha dificultado la comprensión de lo que está ocurriendo en Venezuela por parte de las élites y de la élite política en particular. Ellos se mueven en un país que ya no existe, por eso, si bien recogen el descontento y el rechazo al gobierno, no logran convertirse en una alternativa y mucho menos en los sectores populares. Eso es lo que explica un poco que el Presidente mantiene niveles altos de popularidad y que a pesar de las fallas en la gestión pública hoy sigue siendo la primera opción electoral”.


Además que se han cambiado las significaciones del acontecer nacional, acota Schemel, “hay un proceso de madurez ciudadana y democrática que ha empoderado a los sectores populares que no solo implica estar involucrados en la agenda pública, sino que se están organizando y están haciendo un ejercicio de la democracia distinto al tradicional y por eso comienzan a cambiar el perfil de las demandas. Esto es, ya el modelo de inclusión está establecido y ahora las demandas tienen que ver con la gestión, con la eficiencia”.

Ante estos nuevos parámetros, preguntamos, cómo responde el candidato de la oposición: “con una estrategia de marketing que no logra incidir dada la mayor complejidad de lo que está pasando. ¿Qué deben haber descubierto? seguramente que la gente no quiere un cambio, que el deseo de cambio tiene que ver más con la rectificación, con que el modelo funcione. Entonces diseñaron una estrategia débil porque subestima el papel de la comunicación en un proceso donde la cultura ha sido un factor fundamental de cambio. Quizá lo más importante que descubrieron es que no había que acentuar la percepción de que la oposición era un potencial restaurador de la exclusión, entonces tienen un candidato que dice respaldar los programas sociales pero que no le agrega mayor significado. Como han subestimado el papel de la comunicación, el discurso del candidato se ha quedado en lo básico, en denunciar los problemas de gestión que tienen que ver con la ineficiencia pero no propone alternativas, de ahí que no ha tenido impacto”.
Además de un discurso muy básico, para el presidente de Hinterlaces las propuestas del candidato opositor “son muy simples, muy racionales, muy técnicas, que no llegan a impactar emocionalmente a la población. Cuando habla de empleo se refiere a la confianza, a la inversión, siendo que para los sectores populares el empleo es familia, futuro de los hijos, dignidad, respeto, buena remuneración; tiene otro significado. En el discurso de la oposición ese significado no existe, es un discurso más tecnócrata que no sintoniza con la nueva cultura política, que está muy cargada de emocionabilidad”.

“Las élites siguen pensando que la confrontación política es electoral básicamente –precisa-, y no se dan cuenta que es una confrontación cultural entre una visión de país y otra que está ya en la nueva cultura política, incluso todavía piensan que el respaldo al presidente Chávez tiene que ver fundamentalmente con la relación clientelar y no con una identificación con el discurso, la visión, los valores, el modelo. Es más no ven que es un proceso que ha acentuado el liderazgo del presidente Chávez hasta niveles casi religiosos. En la calificación positiva de gestión hay un soporte afectivo, hay una relación casi pasional entre Chávez y los sectores populares, sus discursos más allá de que han creado una nueva cultura política, también han creado una comunidad emocional que ha servido de soporte al proceso bolivariano, de ahí que el proceso no tiene vuelta”.
  
Por otro lado, añade, “en varias investigaciones que hemos hecho después del anuncio de la enfermedad del presidente Chávez, hemos preguntado si el proceso sobreviviría y la gente respondía que sí, que el proceso iba a continuar, que eso no tenía marcha atrás. Y en una medición electoral registramos que otro candidato del oficialismo no estaría en desventaja. Incluso en las encuestas que favorecen a Enrique Carriles la diferencia es pequeña, lo que te da una señal inequívoca de que el proceso pareciera ya estar sembrado, porque son cambios culturales. Y esto también se puede apreciar cuando la gente coincide en señalar que el principal logro de este proceso es la politización de la sociedad, el involucramiento, la participación, que va más allá de lo simbólico, de lo electoral”.

¿Qué podría alterar las tendencias en curso? “Solo un hecho excepcional”, responde, para luego añadir: “hechos como los apagones, sabotajes, generan el caos que los medios precisan para exacerbar la angustia. Eso puede ayudar no a que Chávez no gane sino a que se reduzca la brecha y poder hablar de resultados reñidos, que es lo que están intentando colocar, para desplegar un escenario de desestabilización, movilizaciones, protestas, denuncias de fraude”. Queda por ver si el accidente de Amuay resulta ser “un hecho excepcional”.

jueves, 23 de agosto de 2012

El invencible Hugo Chávez

 
 
La reelección del presidente venezolano Hugo Chávez en los comicios del 7 de octubre es confirmada por todas las encuestas con una ventaja de entre 17 y 27 puntos. Estudios realizados por el estadunidense Peter Greemberg, asesor del candidato del imperialismo y la contrarrevolución Henrique Capriles Radonsky, le otorgan al líder venezolano entre 13 y 18 puntos de ventaja, imposibles de remontar.
Pero más importante que el dato frío es el sentido profundo de lo que expresa. Incomparable con una distancia semejante si se tratara de una elección en otros muchos países del mundo. Y es que no hay número que pueda dar cabal idea del cariño, la simpatía y la admiración que continúa despertando Chávez en el pueblo venezolano después de 14 años en la presidencia, de haber sido ganador de doce de trece desafíos electorales –entre ellos un referendo revocatorio-, de soportar el costo económico de la escalada subversiva yanqui-patronal coronada por el golpe de Estado y el golpe petrolero y una de las más prolongadas y sistemáticas campañas de linchamiento mediático internacional. No hay cifra que pueda medir la conciencia política alcanzada en estos años por los venezolanos, que votan por un abanderado explícito del socialismo. La pregunta es qué hace posible este fenómeno político.

Venezuela llegó a tener uno de los PIB per cápita más altos de América Latina en los años del boom petrolero de los setentas pero se distribuía de manera extremadamente desigual y una parte importante de su población permanecía sumida en la marginación, la ignorancia, la insalubridad y la pobreza. Ello es revelador del menosprecio de la oligarquía por los pobres, en su mayoría negros y mestizos, y también de su racismo incurable. Situación agravada considerablemente cuando la caída de los precios del petróleo coincidió con una de las más crudas formas de aplicación del neoliberalismo en América Latina. Se trató de un plan deliberado de Washington en contubernio con la oligarquía para apropiarse de las empresas públicas –el petróleo en la mira- mediante la imposición de planes de ajuste del Banco Mundial(BM) y el Fondo Monetario Internacional(FMI) para endeudar al país de por vida. Un día, durante el gobierno del socialdemócrata Carlos Andrés Pérez, los trabajadores se percataron al salir de su casa que el nuevo precio del trasporte público superaba lo que iban a ganar en la jornada. El alza se extendía a muchos otros artículos de primera necesidad y el país se incendió. El caracazo(1989), sublevación popular espontánea contra este asalto inaudito, condujo al pronunciamiento militar del entonces desconocido teniente coronel Chávez(1992) y desembocó en el gran movimiento de masas que lo alzó a la presidencia en 1998.

Una gran conquista del gobierno bolivariano fue la rápida cancelación de la deuda contraída por los gobiernos neoliberales con el BM y el FMI. Esto fue posible porque Chávez revivió a la OPEP y logró dignificar los precios del crudo, de modo que el Estado dispuso de fondos suficientes para pagar el adeudo y canalizar por primera vez en la historia venezolana el grueso de la renta petrolera al desarrollo social y económico. Con estos fondos y decisiva voluntad política se liquidó el analfabetismo, aumentó considerablemente la matricula escolar en todos los niveles de enseñanza, se llevó la asistencia médica a millones que no la recibían, se financian cooperativas y pymes, nuevas fábricas y proyectos agropecuarios. Venezuela ha triplicado el PIB de 1998 y salvo un interludio en 2009 y 2010 su economía ha continuado pujante en medio de la crisis internacional y crece 5 por ciento este año. El salario mínimo es el más alto de la región y en las tiendas del Estado los productos de la canasta básica cuestan la mitad. Desde 2011 el gobierno ha construido 213 mil viviendas. Chávez es líder de la integración latinoamericana, que se potenciará con el ingreso de Caracas al Mercosur. 

Capriles ha intentado apropiarse de consignas del chavismo y habla de combatir una pobreza cuyos rezagos se deben únicamente al saqueo de Venezuela por la oligarquía de la que él y su familia son ilustres miembros. Llegó a decir que imitaría el modelo de Lula sin saber que el brasileño iba a dar su apoyo rotundo a la reelección del bolivariano.
El secreto de Chávez es que el pueblo lo ve como su expresión más pura, con él entró a Miraflores y no está dispuesto a marcharse. Podrá faltar quien sabe cuándo, pero quedará su impronta.

"Chávez no solamente es un líder político sino también un revolucionario que ha defendido a los oprimidos"

 
 Con el fin de conocer el panorama político del país, así como las elecciones presidenciales del próximo 7 de octubre en Venezuela, y las recientes declaraciones que emitió el ex mandatario neogranadino, Álvaro Uribe, en contra del país, se entrevistó al editor de Kaos en la Red de España, el sociólogo y licenciado en estudios internacionales sobre América Latina, el catalán Aníbal Garzón Baeza, quien efectuó un amplio análisis sobre los diversos acontecimientos de la nación sudamericana. 
 
 LB – Recientemente el ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe, manifestó que durante su gobierno estuvo a punto de realizar una intervención milita en territorio venezolano, pero por tiempo no la realizó. ¿Qué opina al respecto?
-Hay que analizar el impacto político que busca Uribe con su demagógico discurso. Cualquier analista sabe que Uribe jamás ha tenido posibilidades en realizar una intervención militar en Venezuela, por varios factores. El primero es que si hubiese atacado al país muchas de sus tropas militares tendrían que desplazarse al conflicto bélico binacional dejando espacio libre a las guerrillas de las FARC y el ELN, las cuales tuvieron que ceder territorios controlados tras el Plan de Colombia apoyado por Estado Unidos y Europa en 1999. Con el conflicto binacional las guerrillas ganarían peso político y terreno contra las fuerzas del estado colombiano. Como segundo factor el conflicto pasaría las fronteras y se convertiría en una acción continental. Venezuela es un país que con Chávez ha fortalecido las relaciones con otros países latinoamericanos con sus fuertes acciones de la cooperación Sur-Sur como el Petrocaribe o la ALBA-TCP, además de conseguir superar el control histórico de la OEA llevando iniciativas de fundar nuevas organizaciones como la CELAG o UNASUR, e ingresando en el MERCOSUR actualmente, y por ello un intento de invasión de Colombia a Venezuela haría que varios países de América Latina apoyarían a Chávez, no en base a simpatías políticas sino en contra del que ataque contra la integración continental. Así, la estrategia demagógica de Uribe busca atraer a esos sectores ultraderechoides y antisocialistas colombianos que son críticos con las nuevas y estables relaciones del actual presidente colombiano Juan Manuel Santos con Hugo Chávez.
LB - Para nadie es un secreto que el ex mandatario neogranadino asesora al candidato de la derecha Henrique Capriles. ¿Cómo ves esa relación, los llevará por buen camino?

- Recordemos que el mismo Capriles inició su campaña con una retórica de implementar un capitalismo social de modelo brasileño. Los falsos discursos son un indicador de las realidades contextuales de la región. Actualmente en América Latina domina una ideología antineoliberal, incluso las mismas burguesías para ganarse votos populares la utilizan aunque sean el modelo ideal que buscan. Pero las demagogias tienen un límite y la relación Capriles con Uribe es manifiesta, pero no solamente por el vínculo de estos dos personajes sino de toda una estructura de la derecha internacional neoliberal, mediante otros políticos como el mismo Aznar o Bush, que se reunieron con el empresario venezolano Gustavo Cisneros, partidario de la elección de Capriles, en febrero de 2011 en la República Dominicana para planificar sus acciones contra la reelección de Chávez. Según la pregunta, si es visible en el pueblo venezolano la relación Capriles y Uribe creo que ha sido un gran error de Capriles alienarse con el fascista Uribe, justamente un político desprestigiado a nivel continental, donde se conocen sus estrategias belicistas como su relación con los mismos paramilitares, los falsos positivos, o sus matanzas a la población civil como la fosa común La Macarena.
LB -¿De acuerdo a tu punto de vista en qué se diferencia el ex gobernador de Miranda con el actual mandatario Hugo Chávez?

- Fácilmente se diferencian en lo que ha sido el actor del motor de la historia según Karl Marx, las clases sociales. Mientras Chávez en sus 13 años de gestión ha buscado mejorar las condiciones de la clase social oprimida, dar servicios a los sin recursos, como salud, educación, vivienda, Capriles busca paralizar todo este proceso a favor de privatizar todos los servicios, reducir el papel del Estado en la economía para que vuelva a ser el mercado el supuesto regulador de la sociedad, un mercado que deja a una gran parte de la población marginada por falta de capital. Esto no es algo nuevo, se repite la historia en la dialéctica entre la izquierda y al derecha, donde cada sector define los intereses de una clase social.
LB -Para este 7 de octubre se llevará a cabo las elecciones a la presidencia en Venezuela, considera que están dadas las condiciones para que sea ratificado el presidente Hugo Chávez.

-Según la mayoría de las diferentes encuestas electorales Chávez superaría el 50% de los votos y Capriles no llegará ni al 30%. Estos datos definen la victoria de Chávez, pero más allá de estas fuentes secundarias, la pregunta debería ser otra. ¿Qué sucedería si Chávez no ganará las elecciones presidenciales? ¿Podría generarse en Venezuela un conflicto armado? Recordemos que la derecha antidemocráticamente buscó eliminar a Chávez tras el intento de golpe de Estado en el 2002, pero la población civil con 3 años de la presidencia del Comandante salió a defenderle y a paralizar esa intentona golpista. 10 años después de ese golpe de Estado en Venezuela se han establecido fuertes estructuras políticas de base, como los consejos comunales, que son actores sociales que gestionan parte de los recursos de la Revolución Bolivariana. Seguramente que estos actores con la llegada de la derecha al poder serían reprimidos y esto podría generar un fuerte conflicto nacional con una gran resonancia continental.
LB- ¿A pesar de las diversas campañas y situaciones que ha afrontado el mandatario venezolano, como un golpe de Estado, un paro petrolero, entre otros, desde tu punto de vista qué ha mantenido a Chávez para que se consolide y sea referencia no sólo en la Nación sino fuera de las fronteras?

- A nivel interno el factor principal ha sido reconstruir un nuevo estado que ha hecho que decenas de miles de personas que estaban excluidas del sistema hayan sido insertadas. Recordemos que el golpe de Estado fue abatido por las clases más populares, no por una clase media que hoy es chavista por el auge económico nacional, pero mañana puede estar en la oposición. El paro petrolero igual, fue defendido por jóvenes sin experiencia laboral en esa industria no por una aristocracia obrera que generó la huelga. Así que los mejores materiales ha sido la causa principal de la defensa del pueblo venezolano a Chávez. Mientras a nivel internacional posiblemente la causa principal ha sido más simbólica al ser Chávez un nuevo líder político que ha revitalizado el discurso de la izquierda mundial tras su crisis tras caída de la URSS.
LB- Aníbal como europeo, y una persona que ha viajado a diversos países, pudiendo conocer la realidad de esos pueblos ¿Por qué se debe apostar al socialismo y no al capitalismo?

- Dejando de lado mis criterios políticos y utilizando una base científica sociológica, podemos ver que con la implementación de un modelo socialista cualquier pueblo vive en unas condiciones mucho mas igualitarias donde las personas, nazcan en la familia que nazcan, tiene derecho a estudiar, a una salud pública, a un trabajo decente, para poder desarrollarse como individuos colectivos. Por ejemplo, en Cuba, desde la Revolución Socialista de 1959 y pese a sus duras condiciones por el bloqueo de los Estados Unidos, según el informe de UNICEF de 2012 es el único país latinoamericano sin desnutrición infantil. Podemos hablar de las que llaman potencias capitalistas regionales, como Brasil, México, Argentina, en base al uso de indicadores neoliberales como el Producto Interior Bruto (PIB), pero si un menor se muere por falta de alimentos o de servicios públicos, o unas personas pueden estudiar y otras no, para mi no son potencias sino sistemas arcaicos del colonialismo que hay que superar.
LB- ¿Para finalizar qué le dirías al líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez?

Si el Comandante Hugo Chávez lee en algún momento esta entrevista quisiera felicitarle por el proceso de aprendizaje que ha tenido, y que ha replicado al pueblo venezolano, desde la llegada al poder democráticamente en 1999. Sus iniciales discursos keynesianos de la supuesta Tercera Vía, un modelo capitalista de origen teórico inglés, fueron superados por su inclinación por el modelo socialista latinoamericano que fue conociendo mediante su amplía lectura teórica y los logros conseguidos, y errores a corregir, en la historia de las revoluciones socialistas. Chávez no solamente es un líder político sino también un intelectual de los oprimidos del siglo XXI, y creo que es consciente de la lucha de clases nacionales e internacionales que ocupa la agenda política.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Amor a la Revolución

 
Ernesto Che Guevara: “La auténtica revolución tiene su base en el amor”.
 
 
Gioconda Mota Gutiérrez ha desempeñado diversas funciones, cargos y asesorías pedagógicas y de género en multitud de proyectos oficiales en Venezuela. Es una firme defensora y promotora de los derechos de las mujeres, así como del papel que ha desempeñado la mujer en la construcción del proceso revolucionario venezolano. Coordina La Araña Feminista, espacio político de interlocución y articulación de colectivos, organizaciones populares de base y movimientos de mujeres y feministas del país. Además, escribe artículos de opinión en diferentes periódicos, y dirige el programa de TV El Entrompe de Falopio (calificado como el único programa en América Latina abiertamente feminista) . De visita por el Archipiélago Canarias, c on motivo de su asistencia al IX Encuentro Estatal de Solidaridad con la Venezuela Bolivariana, celebrado recientemente en Tenerife , el pasado 10 de julio Gioconda Mota se acercó también a la Universidad de Las Palmas, para encontrarse y solidarizarse con las estudiantes encerradas, lugar en el que fue invitada a dar una charla sobre el feminismo en Venezuela (se pueden ver dos vídeos en este enlace). Al inicio de su intervención se definió como “venezolana de nacimiento, crianza, residencia y lucha”. Y a lo largo de la charla demostró ser una gran educadora, además de profunda humanista, feminista y revolucionaria.
Para Gioconda, s i bien la lucha de la mujer está llena de impedimentos y problemas, tanto en cualquier parte del planeta como en el marco de la revolución bolivariana -también en este contexto la mujer feminista ha de realizar un doble trabajo revolucionario-, no es menos cierto que los procesos de diálogo y construcción comunitaria que se están llevando a cabo permiten ir poniendo en marcha unas políticas públicas de igualdad y de inclusión, así como las correspondientes implementaciones legislativas y judiciales, que afectan muy positivamente a los sectores excluidos. Pobres, mujeres o indígenas empiezan a encontrar espacios de integración y posibilidad de accionar mecanismos para proponer y reivindicar necesidades específicas con las que iniciar procesos encaminados a la reconstrucción de sus vidas. Procesos de transformación culturales y pedagógicos -talleres, debates-, articulación de procesos organizativos de base, conquista de espacios políticos, sociales o comunicativos permiten ir trasladando las propuestas populares hasta su incorporación a las leyes y su efectivo cumplimiento. 
   
Las misiones educativas implementadas en todos los ciclos de la enseñanza para permitir el acceso universal y gratuito a la educación, el abordaje de aspectos específicos de la problemática de la mujer (laborales, o protección en otros ámbitos), los programas iniciados para reducir significativamente los elevadísimos índices de violencia -personalidades de reconocido prestigio por su defensa de los derechos humanos son nombradas para detentar responsabilidades al frente de servicios públicos de seguridad-, o la puesta en marcha de políticas de inclusión para los pueblos indígenas -en el marco de las infiltraciones de cuerpos militares y paramilitares de países limítrofes con fines desestabilizadores-, son ejemplos de la profundidad de las reformas puestas en marcha en el proceso venezolano, y de la complejidad de llevarlas a cabo mediante procesos populares y equitativos, en el contexto histórico y geopolítico de un país mucho tiempo sometido.
Pero Gioconda trató un tema especialmente significativo por las fuertes polémicas que aún levanta en medios políticos europeos de todo signo, y que es el de las relaciones afectivas de la población con el líder de la revolución, Hugo Rafael Chávez Frías. No estaba en la agenda, y de hecho, surgió a colación de una pregunta de una interviniente, que cuestionaba porqué tantos venezolanos y venezolanas declaraban su amor al presidente. El interés de las respuestas, el profundo sentido libertario de sus palabras o la claridad y frescura en la exposición, enraizada en los significados que emanan de los procesos creativos populares, queda reflejado en algunos fragmentos de sus intervenciones, que a continuación transcribo:

Nosotras nos definimos como feministas. Anticapitalistas, antiimperialistas y antipatriarcales. Son como los elementos centrales de nuestro accionar. Apostamos por procesos de transformación que contribuyan con la eliminación de la forma más primaria de opresión, que es la opresión entre los sexos. (...)
El amor no es cosa ni de mujeres ni de hombres. El amor es sólo una cosa maravillosa [ríe]. Cómo explicar el amor... desde esa cara de olvidarse un poco de los autores y sentir el corazón... Sí, bueno, con Chávez nos ocurre, nos pasa a muchas venezolanas y venezolanos, que Chávez, además de ser un líder político (que en este caso, además, es nuestro líder político, porque hemos elegido que sea así), es, digamos incluso, uno de los agentes que moviliza la transferencia de ese liderazgo personal hacia la construcción del liderazgo colectivo, políticamente hablando. Pero lo es desde una figura unificadora de situaciones de poder y de articulación del poder para que pueda haber caminos de transformación. Chávez sigue siendo el líder político de la izquierda revolucionaria venezolana, del movimiento popular venezolano, de las organizaciones venezolanas del pueblo venezolano, siempre desde una perspectiva de clase, de todos los venezolanos y todas las venezolanas pobres. Cuando decimos que es amado, es así porque es un líder político donde, además de ser admirado y respetado, hay un profundo vínculo afectivo. ¿Y porqué hay un profundo vínculo afectivo? Porque nos parecemos, nos identificamos, nos sentimos similares. Hay una sinergia y una entidad... Más que idolatría, hay una lógica de identidad afectiva, ¿no?, que le puede pasar a uno con muchos sujetos y sujetas en la vida. De forma preferente, yo la tengo con Argelia Laya, que fue una gran compañera del movimiento feminista venezolano, afrodescendiente , pobre, educadora, y bueno, un gigantesco icono del movimiento feminista venezolano. Yo amo a Argelia Laya, fallecida ya.
Asimismo, quienes estamos con Chávez lo amamos, y además, Chávez nos ama, y no nos apena decirlo, porque en Venezuela, ahí hay mucha gente que dice “ese es el componente de populismo que tiene Chávez” [bromea y ríe]. Yo propongo un debate, no todo el populismo es malo. Hay componentes del populismo bastante nocivos para el desarrollo del pueblo. Hay componentes del populismo bastante positivos para el avance de los pueblos. Y para mí, ningún entramado afectivo sano es malo . En ese sentido, con Chávez obviamente eso no significa que la gente esté ahí, recibiendo palazos y garrotazos y encima diga “Chávez te amo” o “no me movilizo en contra de ti porque te amo perdidamente porque me metí la pastilla del amor”... No, no, ¡ojo!, hay una identidad afectiva con quien a su vez es un líder político.
Así como hay una entidad afectiva negativa con quienes le adversan. Y es también muy afectiva. En Venezuela hay una polarización política muy acentuada. Es decir, quienes le adversan no sólo no piensan como él, sino que le odian. El adversario, en un sentido político colectivo, le odia. Tanto le odia que desea la muerte. O sea, todo este trabajo que se ha hecho mediático, alrededor de la enfermedad de Chávez, no se puede creer. Sistemáticamente todos los días escriben que le quedan dos días. Hay un odio. Por ejemplo, si vas a las urbanizaciones ricas, y a la gente que se desenvuelve en esos contextos, si les preguntas por Chávez, contestan: “ojalá se muera Chávez”, “es lo mejor que le puede pasar a Chávez”.
Con eso trato de decir que los universos afectivos también forman parte de nuestro accionar político, difícilmente alguien de izquierdas no siente una identidad afectiva con el Che, y con la historia de el Che, ¿no? Difícilmente hay una mujer feminista que no sienta identidad afectiva con Clara Zetkin, ¿saben? son identidades afectivas porque en este caso estoy hablando de personajes fallecidos. Trato de decir que las identidades afectivas también se construyen . (...)
Sugerencia. El feminismo es una posición política. Es una posición ante la vida. No es una posición para voltear la tortilla. Es decir, no se trata de que las mujeres ahora oprimamos a los hombres. Es una posición ante la vida, la más hermosa de todas. Cuando digo ante la vida no digo solamente ante la opresión existencial entre los sexos, la diferenciación y el dominio y la transgresión que existe entre los sexos, sino a la búsqueda de las relaciones armónicas, equitativas, igualitarias, respetuosas en todos los ámbitos de la vida, partiendo obviamente por la superación primaria o matriz del sistema de opresión que existe primario, antes de la opresión de clase, que existe entre nosotras y nosotros mismo como hermanas y como hermanos. En ese sentido, es una corriente de pensamiento, que no sólo de pensamiento sino también de acción social política muy hermosa, muy humanitaria, muy socialista, muy transformadora.
Y bueno, con relación al feminismo, sólo puedo decir que el feminismo es uno de los movimientos políticos más hermosos en la Historia de la Humanidad . Es un movimiento político. No es que le pertenezca a los políticos, a las políticas; es un movimiento político, de transformación. Prácticamente no hay ningún derecho del que gocemos las mujeres en el presente que no provenga de la lucha del movimiento feminista. Podemos agarrarlos uno a uno: la posibilidad de votar, la posibilidad de ser elegida, la posibilidad de divorciarnos, la posibilidad de elegir. Las cosas que hoy en día gozamos las mujeres en el mundo, y las que nos faltan por gozar han sido producto no de la lucha, no de los políticos X ni de los hombres, sino que han sido fundamentalmente producto de la lucha de las mujeres feministas por las cuales muchas han dado la vida. Es un movimiento que vale la pena mucho conocer y ha sido un gran esfuerzo, así como el consumismo ha sido un gigantesco trabajo simbólico del patriarcado , y el binomio patriarcado-capitalismo para construirle a la gente en la cabeza que el feminismo es malo. ¿No? Entonces, parte de eso es aprender a deconstruir lo simple, lo que se da por sentado. Eso es como mi única recomendación.
Este... yo creo, miren, el caso nuestro, el aprendizaje más lindo que yo quisiera compartir, es el de superar la prepotencia de la militancia política tradicional, anclada en una sola forma de aprendizaje y a una sola forma de lenguaje, a una sola forma de discurso, que está atada a los textos, está atada a los manuales, está atada a los pensadores y pensadoras más importantes de la lucha por la liberación de los pueblos de la humanidad. Superar eso y hurgar en el pueblo desde una perspectiva respetuosa, amorosa. Construir colectivamente la sabiduría del pueblo, porque sólo el pueblo salva al pueblo. Eso es todo. [Aplausos]
Bueno, me sacaron la chicha, pero yo vine a eso. [Entre los aplausos, riéndose].
  
El feminismo revolucionario de Gioconda supera la rigidez de los discursos políticos ortodoxos y, con el fin de empoderar realmente al pueblo, vuelve su mirada afectuosa a los procesos populares, para escuchar sus propuestas y reivindicaciones, para ahondar en su sabiduría. Para Gioconda, el pueblo venezolano acepta el liderazgo personal, pero sólo en la medida en que opera al servicio de un beneficioso proceso de transformación social, popular y colectivo; auna iconos -objetos del amor, nacidos del corazón- con reflexiones políticas -teorías, autores-; y en definitiva, relaciona y sintoniza el espontáneo universo de los sentimientos con el resultado de las conquistas políticas.
Mientras tanto, en Europa, aún se sigue identificando, de forma genérica, la revolución bolivariana con fragmentos televisados de intervenciones de Hugo Chávez -no por casualidad las más desenfadadas o irreverentes-, pero a menudo se olvida que sus discursos son los de un líder latinoamericano que se dirigen, especialmente, a la población de América Latina. Cuestionamos con acritud su populismo, a pesar de que obedezca a procesos y sinergias compartidas. Y sin embargo, no nos cuestionamos nuestros abundantes iconos (por ejemplo, del fútbol o de la “alta sociedad”) a pesar de que operan contra nuestros intereses de clase. Es en Venezuela donde se vive la magia creadora de un proceso político de transformación. Y mientras, en los países más industrializados, sufrimos las consecuencias, cada vez más terribles, de unas sociedades en proceso de descomposición. A pesar de que es nuestra civilización la que se desmorona, mantenemos con fuerza una visión eurocentrista incluso cuando hablamos de otras formas de revolución.
Criticamos las declaraciones de amor a Chávez del pueblo venezolano, pero este sentimiento tan poderoso aún apenas ha sido objeto de reflexión por parte de las disciplinas sociales. Sin ir más lejos, la Psicología, que con tanto ahínco mide los procesos cognitivos, aún no explica nada acerca del amor como fenómeno, a pesar de que son los problemas relacionados con la capacidad de amar la principal causa de la mayoría de los trastornos psíquicos. En cambio, sí se han ocupado del amor, a lo largo de la Historia, otros discursos nada científicos como la literatura o la religión. Y nos encontramos en ambas que el amor o es imposible, o se circunscribe, necesariamente, a la normativa de una clase social. El amor literario -sea épico, cortés o romántico- nunca abandona su carácter trágico. En la religión, se mezcla con la culpa y se distorsiona hasta la más pura y abyecta sumisión. Si nuestra cultura concibe tan a menudo el amor como absoluta coacción de la libertad personal, no ha de extrañar, entonces, que nuestros más elevados y positivos sentimientos se conviertan en fenómenos contradictorios, irreconocibles, de difícil expresión o incluso profundamente distorsionados por la absurda lógica del interés. Poca legitimidad nos queda, así, para interpretar los afectos de las demás.
Decía Alain Touraine que el feminismo es la mayor revolución puesta en marcha en la Historia de la Humanidad. Y la más hermosa, dice Gioconda. Ciertamente, sólo desde una perspectiva feminista y revolucionaria, en oposición al binomio capitalismo-patriarcado, orientando la actividad política a procesos populares absolutamente equitativos y horizontales, podremos implementar la reivindicación del amor como fenómeno de progreso colectivo. El amor deviene, entonces, en potente herramienta antiautoritaria y de construcción política al servicio de la población. Desde la facultad de sentir afectivamente, de identificarnos y vincularnos con las demás personas, de confiar y sensibilizarnos, de admirar y compartir, de crear lazos éticos y solidarios, de establecer relaciones fundamentadas en la libertad mutua o de concatenar los procesos vitales (gestación, crianza, cuidados, dedicación a las personas) podemos avanzar hacia la exigencia y consecución de la plena y efectiva igualdad.

martes, 7 de agosto de 2012

El significado geopolítico del ingreso a Mercosur de Venezuela

  El sistema-mundo, entendido como una realidad múltiple y cambiante experimenta acomodos por diferentes razones. Una de ellas, es producto del cambio en las condiciones históricas de relacionamiento de poder. La multicentralidad, asumida como ejercicio no hegemónico – a pesar de los esfuerzos territorializados de EEUU- del poder, surge como un faro identificatorio de este momento histórico. En 2do lugar, experimentamos el surgimiento de nuevos actores que dinamizan – y conflictivizan al mismo tiempo- las relaciones entre los tradicionales centros de poder; y en 3er lugar, las formas alternativas – geográficamente hablando- de asociaciones estratégicas (UNASUR, CELAC; APEC; ALCA; EUROZONA) introducen una diversidad compleja a ese sistema-mundo.
Por otra parte, los cambios de la economía global, donde las redes financieras extraterritoriales asumen formas complejas y multivariadas, con diversos focos de actividad financiera, más allá del eje pretendidamente dominante EEUU-Londres, subsistiendo con nuevos ejes (China- India-Brasil, Alemania-Francia-Italia, Singapur-Japón-Tailandia, Caracas-Buenos Aires-Montevideo) propician un clima de singularidades que debe ser analizado y comprendido.

MERCOSUR visto en términos geopolíticos y territoriales, cuenta con espacios para el desarrollo de actividades agrícolas (Planicies de Colombia y Venezuela, Noroeste brasileño, margen sur del río Amazonas, Llanuras de las mesetas brasileñas, planicies de Chile, Cuenca de La Plata) y de actividad industrial (eje colombo-venezolano, noreste y sureste brasileño, eje Paraguay, Uruguay-Argentina), con zonas o espacios de tránsito diverso (Litoral Atlántico, litoral Pacífico, Cordillera, Cuenca del Orinoco, Cuenca Amazónica, Cuenca de La Plata, meseta brasileña) posibilitando establecimiento de mecanismos de circulación de población y mercaderías en forma múltiple (Panamá-Caracas- Puerto Ordaz- Georgetown, Belén, Sao Paulo, Montevideo-Buenos Aires- Ushuaia, Valparaíso- Santiago – Callao- Manta- Panamá) cubriendo toda la extensión norte-sur-este y oeste del Sudamérica. Por eso la entrad de Venezuela introduce – o amplia las variables geoestratégicas- del MERCOSUR. Esa entrada en momentos donde la lucha – producto de la crisis global- entre los bloques territorializados (China, Rusia, EEUU, Europa) es sin cuartel, nos brinda una oportunidad histórica de posicionamiento y de liberación, completando el ciclo iniciado con las rupturas del régimen colonial de dominación hispana del siglo XIX. La visión – y el ritmo- de la nueva independencia, se amplía con un potencial energético aportado por Venezuela. Las reservas con las que se cuenta (unos 298.000 millones de barriles de petróleo, sumado al cálculo de 1,8 veces más en el golfo de Venezuela, en el límite con Colombia) le dan un valor agregado al potencial agrícola, pecuario e industrial con que cuenta ya de por sí MERCOSUR.
Demográficamente estaríamos hablando de un espacio – para no definirlo como mercado, que resulta más economicista que humano- de intercambio y flujo de unos 396 millones de habitantes, en donde resaltan densidades poblacionales como las de Brasil (197 millones), Argentina (41 millones) y Venezuela (30 millones), que se agregan a otros que si bien no están en lo inmediato incorporados a MERCOSUR, sí pueden entrar en una especie de zona de influencia, tales como Colombia (46,9 millones) y Perú (29,4 millones). Lo realmente importante, es que se estaría definiendo una zona geográfica de flujos y reflujos humanos y productivos, con polos integradores donde resalta el espacio más septentrional al norte de Venezuela y Colombia, extendiéndose hasta Georgetown, una segunda zona que incorpora al noroeste y centro de Brasil (incluyendo la zona Amazónica), una tercera zona que corresponde al extremo este y sur de Brasil (hasta Brasilia y Sao Paulo), una cuarta zona que tiene como polo a Sao Paulo y se conecta con Paraguay y Uruguay y finalmente, un espacio que parte desde Ushuaia y puede extenderse hasta el Caribe colombiano, con esfuerzos de intercambio que incorporen a Ecuador, Perú y Colombia. Todo ello aunado a una estructura que a partir del desarrollo fluvial aproveche las Cuencas del Orinoco (989.000 km2), la Cuenca Amazónica (6,2 millones de km2) y la Cuenca del Río de La Plata (3.140.000 km2), es decir una superficie que en conjunto abarca 10.329.000 km2 y nos coloca en una posición estratégica, tanto en capacidad de circulación como en reservas de fuentes de agua dulce en el mundo.
La incorporación de un sistema de puertos, como Maracaibo- La Vela, Puerto Cabello, La Guaira, Belém, Manaus, Río de Janeiro, Santos, Paranaguá, Itajal, Río Grande, Montevideo, Buenos Aires, Valparaíso, que establece y refuerza los lazos entre Venezuela- Brasil- Uruguay- Argentina.- Chile y que plantea la posibilidad de agregar a otros como Callao (Perú), Guayaquil (Ecuador), Buenaventura y Cartagena (Colombia), nos coloca en otros elemento de ventaja en esta coyuntura de disputa extraterritorial y fortalecimiento de las capacidades socio-productivas. 

De lo que se habla es de la conformación de un liderato hegemónico recíproco, en donde los países que conforman MERCOSUR entren en la disputa existente en el sistema-mundo, pero no con una lógica de dominación individual – como prevalece hasta ahora- sino en un esfuerzo mancomunado que aproveche al máximo las particularidades de cada uno de los países que la conforman y eleven las ventajas conjuntas de las asociaciones recíprocas, todo ello redistribuyendo las cargas y asimetrías, compensando las diferencialidades históricas implantadas por las lógicas de control imperialista desde el siglo XV hasta ahora.
Eso hace necesario un esquema de integración geopolítica que puede – y debe ser impulsado desde el eje Brasil-Argentina- Venezuela- para promover la seguridad y la coordinación política entre los países involucrados, particularmente en temas adicionales al económico (seguridad y defensa, políticas de acción conjunta). En la práctica, es un acercamiento entre los objetivos y esfuerzos desplegados desde UNASUR y las lógicas de incorporación geoeconómica de MERCOSUR. Finalmente la entrada de Venezuela, se traduce en la concreción de espacios alternos y vinculantes entre los polos estratégicos de Venezuela-Colombia- Georgetown/ Brasil-Montevideo-Argentina/ Chile-Perú-Ecuador- Bolivia- Colombia, claro está, esa acción prospectiva significaría un esfuerzo mayor en términos generales.
 

miércoles, 25 de julio de 2012

¿COMO ESTA CHAVEZ ?


Quisiera compartir con todas y todos unas impresiones personales, intercaladas con algunos elementos de análisis, acerca de un día inolvidable. Hacía un tiempo que no veía al presidente Hugo Chávez y tenía, como todos, una ansiedad muy grande ante la posibilidad de verlo de cerca, tal vez de estrechar su mano. Me preocupaba su salud; por él, como entrañable amigo y por Nuestra América, por la cual tanto ha hecho. Y además porque Chávez es, como dice el verso de Bertolt Brecht, uno de los “imprescindibles”; esos que como Fidel, lucha todos los días, veinticuatro horas al día, sin tregua y sin pausa.

La ocasión fue la conmemoración el día 5 de Julio del 201º aniversario de la declaración de independencia de Venezuela, que tuvo por escenario la Asamblea Nacional. Todo comenzó con el ingreso del presidente al recinto, en donde ya se lo pudo ver en buena forma, animado y con muy buen semblante. Luego de saludar a varios de los allí presentes, con la calidez de siempre, tomó su lugar en el presidium y a continuación el diputado Earle Herrera, del PSUV, procedió a leer el Acta de la Declaración de la Independencia, firmada entre otros por esa figura descomunal que fue Francisco de Miranda. Confieso que desconocía los detalles de ese texto, bastante extenso, y en el cual la firma de los congresistas que la proclamaron es precedida por una notable fundamentación doctrinaria y teórica que, hasta donde yo recuerdo, no he visto en ninguna otra acta de ese tipo. Al escuchar su profundo contenido pude comprender que la genial estatura –política, filosófica y militar- de Simón Bolívar no fue un capricho de la biografía o un rayo en un día sereno. Existía en esa notable Capitanía General de Venezuela una tradición cultural y filosófica de una envidiable densidad teórica, personificada en las brillantes figuras de Miranda y en la del maestro, tutor y amigo de Bolívar, Simón Rodríguez. Tradición que, como se decía más arriba, quedó estampada para la posteridad en el Acta del 5 de Julio de 1811.
  
Ese venerable documento, que tanto me sorprendió, contiene algunos párrafos que destilan un anti-imperialismo que son de una sorprendente actualidad. Me limito tan sólo a acotar el siguiente:

     
“A pesar de nuestras protestas, de nuestra moderación, de nuestra generosidad, y de la inviolabilidad de nuestros principios, contra la voluntad de nuestros hermanos de Europa, se nos declara en estado de rebelión, se nos bloquea, se nos hostiliza, se nos envían agentes a amotinarnos unos contra otros, y se procura desacreditarnos entre las naciones de Europa implorando sus auxilios para oprimirnos.”

Reemplácese Europa por Estados Unidos y se comprobará que eso de declararnos rebeldes o revoltosos, de sufrir bloqueos, de padecer hostilidades, de ser invadidos por agentes que provocan amotinamientos contra los gobiernos populares (policías o algunos sectores minoritarios de los pueblos originarios en Ecuador y Bolivia, o golpes de estado “institucionales” como en Honduras y Paraguay) no tiene nada de nuevo. Son las clásicas políticas que ensayan los imperios en su fase de decadencia. Así lo entendieron los venezolanos que hace dos siglos declararon su independencia, y así debemos entenderlo también hoy. Muchas, si bien no todas, de esas protestas contra los gobiernos de izquierda tienen por detrás la siniestra mano del imperialismo. Hace doscientos años tanto como hoy.

Luego de la lectura de ese documento tomó la palabra el Canciller Nicolás Maduro. En su alocución realizó una brillante síntesis de la evolución de las relaciones entre América Latina y el Caribe y Estados Unidos, subrayando como desde sus primeros discursos, cartas y escritos Simón Bolívar percibió con sorprendente precocidad el nefasto papel que el país del Norte estaba llamado a cumplir en esta parte del mundo. Valga como ejemplo esta afirmación del Libertador:

"los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad" (Carta al Señor Coronel Patricio Campbell, Guayaquil, 5 de agosto de 1829)

Maduro expuso el lacerante itinerario histórico de esa relación, señalando los hitos principales que a lo largo de dos siglos ratifican la invariante continuidad de la política de Estados Unidos hacia Nuestra América, sintetizada en la Doctrina Monroe (1823): fomentar la desunión de nuestros países, desestabilizar gobiernos que se opongan a los intereses imperiales, provocar y ejecutar golpes de estado, asesinar líderes y militantes antiimperialistas, atraer con toda clase de maniobras y artilugios a los sectores dominantes de la región y a las clases y capas populares, víctimas privilegiadas de la manipulación y propaganda políticas del imperio. Tal como lo expusiera en Facebook, Twitter y mi propio blog, el discurso de Maduro fue, por su exhaustividad y su sustancia, uno de los mejores que escuché de labios de un canciller de América Latina y el Caribe en mucho tiempo. Es un notable material de estudio, que será necesario publicarlo y otorgarle la más amplia difusión internacional.

A continuación habló Chávez, en línea con el tema que había suscitado la intervención de Maduro. Anunció que la suya sería una breve intervención, y pese a la incredulidad de su auditorio así lo hizo. Se lo notó agudo y filoso como siempre, sus ojos brillantes y llenos de vida, su prosa con un fluir pulcro y a la vez rotundo en su argumentación. Denunció al imperio y sus aliados, la burguesía y las oligarquías locales (“autóctonas” que no nacionales, como decía el Che) como enemigas irreconciliables de los pueblos, y sus luchas emancipatorias no pueden sino tropezar con la más enconada oposición de Washington y sus peones vernáculos. El capitalismo condena a la humanidad, siguió diciendo, y es irreformable. Ya está desahuciado y no tiene futuro. Sólo el socialismo puede salvar a la especie humana de la irreparable destrucción que el metabolismo del capital impone sobre la naturaleza y la sociedad. No hay democracia verdadera sino en el socialismo, dijo, repitiendo el clásico dictum de Rosa Luxemburg. Fustigó al golpe de estado en Paraguay y lo comparó con el que él mismo había padecido en el 2002. Y dijo que en aquel país, como antes en Venezuela, ahora acusan al depuesto presidente Lugo de urdir un golpe de estado contra quien usurpara su cargo, Federico Franco. Y contó que a él también lo acusaron, cuando las masas y las fuerzas armadas, en una unión tan inesperada como virtuosa lo reinstalaron en el poder, de haber perpetrado un golpe de estado a Carmona, el energúmeno aquel que catapultado por el golpe del 11 de Abril quiso deshacer de un plumazo las conquistas históricas del chavismo. En estos tramos Chávez hizo gala de su agudo sentido del humor al comentar con sorna estas piruetas retóricas por las cuales quienes transgredían la constitución y las leyes de la república se autovictimizaban, a la vez que convertían a sus víctimas en tenebrosos villanos.

  
Fue un discurso breve y contundente, claro, profundo, propio de un estadista y de un revolucionario. Las palabras revolución, socialismo y democracia brotaban continuamente de sus labios, y su minuciosa y permanente relectura de los textos de Bolívar le ofrecía siempre una analogía o una idea pertinente del Libertador, lo que le permitía hilvanar -como Fidel lo hizo magistralmente con Martí al concebirlo como “el autor intelectual del asalto al Moncada”- la problemática y los desafíos del presente con la tradición de lucha antiimperialista de Bolívar y, por supuesto, de Martí y los próceres de la patria grande latinoamericana, insistiendo reiteradamente en la urgente necesidad de culminar el proyecto integracionista por el cual aquellos ofrendaron sus vidas. Fue un discurso breve pero sin desperdicios, pronunciado por un hombre que hablaba con la pasión de sus mejores momentos pero con un componente analítico y reflexivo que si ya antes lo tenía -¡y vaya si lo tenía!- ahora lo ha perfeccionado. Un Chávez a quien su enfermedad le permitió hacer un alto en la vorágine cotidiana de la gestión y meditar sobre lo humano y lo divino, enriqueciéndolo como persona y como jefe de una revolución. Al terminar su intervención invitó a los allí presentes a acompañarlo a presenciar el desfile cívico-militar.

Hasta allí llegó Chávez en un auto descapotado, ante el delirio de la multitud que se había dado cita en las amplias y cómodas graderías del Paseo de los Próceres. Derrochaba energía a cada paso, saludando a todo el mundo, interesándose por la hijita de una funcionaria que estaba en el palco presidencial, saludando con desbordante simpatía a diestra y siniestra y gastando bromas con algunos conocidos. A quien esto escribe lo paralizó con un inesperado saludo (prueba de que su agudo sentido del humor, síntoma de vitalidad si los hay, seguía intacto) llamándole “¡general Atilio Boron!” y haciendo una aparatosa venia. Riéndose a mandíbula batiente con su chanza hizo lo mismo con Ignacio Ramonet, que estaba a mi lado, y a quien le dispensó el trato de “mariscal, porque como tú eres francés allá el grado máximo es mariscal”. Y a Piedad Córdoba le dijo que el beso que le había dado horas antes en la Asamblea Nacional lo obligaba a no lavarse la cara muchos días; y al ex guerrillero colombiano Antonio Navarro Wolf lo sorprendió recordándole risueñamente que en una época sus superiores lo obligaban a perseguir guerrilleros y ahora los tenía como invitados de honor de su gobierno. Al colombiano, y también a Nidia Díaz, la heroica comandanta de las luchas del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional y a tantos otros que se agolpaban en el palco. Ni el Nuncio Apostólico escapó a sus humoradas: el hombre aguantó a pie firme (y protegido por un buen sombrero) los rayos del sol que calcinaban el palco presidencial y por eso lo condecoró, a voz de cuello, con la “Orden del Sol”, diciéndole que en anteriores ocasiones revolucionarios de férreas convicciones no soportaron la furia del astro rey y habían dejado al presidente en soledad, resistiendo a pie firme la canícula. Felicitó al Nuncio por su solidaridad ante similares circunstancias.

Para resumir: a Chávez se lo ve muy bien, mucho mejor de mis más optimistas expectativas. Está vital, vibrante y brillante, y presidió sin acartonamientos una ceremonia que no vacilo en calificar de impresionante, y esto por dos razones. Primero, por la extraordinaria presencia del componente cívico, popular, que abrió la parada. Ver desfilar médicos y enfermeras de las distintas misiones; científicos; campesinos; indígenas; obreros de las más diversas ramas; gente de pueblo de todas las profesiones y procedentes de distintos puntos del país; mujeres y jóvenes marchando orgullosamente y saludando con verdadera devoción a su líder es una saludable anomalía en Nuestra América, donde los protagonistas excluyentes de los desfiles son las fuerzas armadas. No en este caso. Y, segunda razón, un desfile impresionante por la apabullante exhibición de un poderío militar que hizo que los agregados militares de muchos países agotaran las baterías de sus filmadoras para grabar el paso de las distintas fuerzas con sus sofisticados armamentos y, sobre todo, el intimidante despliegue de cohetería y, posteriormente, de helicópteros y aviones de última generación que sobrevolaron raudamente sobre nuestras cabezas. Un oportuno mensaje, por cierto, para quienes dentro y fuera de Venezuela alucinan con el derrocamiento de Chávez por la vía de un golpe militar. Esa gente ahora tendrá que hacer muy bien sus cuentas porque, afortunadamente, la revolución bolivariana no está indefensa ya que la identificación de las fuerzas armadas con el proyecto socialista parece estar muy sólidamente arraigada.
     
Fue muy emocionante ver marchar a las milicias populares, muy bien pertrechadas y además con sus cánticos antiimperialistas y socialistas. Sólo los ingenuos pueden suponer que un proceso revolucionario orientado hacia la construcción del socialismo -y eso es lo que, a su manera y a sus tiempos, está haciendo la revolución bolivariana- podrá defenderse apelando solamente al embrujo de la palabra o a la eficacia persuasiva del discurso. Eso puede valer en las pequeñas discusiones del mundillo académico, intrascendentes a la hora de hacer la historia. Pero al imperialismo, siempre conspirando y agrediendo, no se lo disuade con esos recursos porque sólo entiende el lenguaje de la guerra. En el marco de la brutal contraofensiva lanzada por Washington sobre nuestros pueblos, y en primer lugar sobre los países del ALBA, la mejor manera de evitar la agresión militar del imperio –que sobrevendría una vez fracasadas su beligerancia mediática y sus conspiraciones políticas- es preparándose meticulosamente para ella, elevando así el costo que podría tener para Estados Unidos cualquier aventura militar en la Venezuela bolivariana.

Es una desgracia, pero ni Chávez, ni Raúl (o Fidel, antes), ni Evo ni Correa tienen otra opción que fortalecer sus aparatos de defensa sin lo cual cualquier proyecto emancipatorio, por moderado que sea, sería ahogado en sangre. Si Estados Unidos ha cercado toda América Latina y el Caribe con un rosario de 46 bases militares (según el último recuento del MOPASSOL), los gobiernos progresistas y de izquierda deben actuar en consecuencia y prepararse para ello.

Esto los obliga a invertir en defensa partidas presupuestarias mayores de las que hubieran deseado (recursos que podrían destinarse al desarrollo social) para repeler una agresión militar que, con toda seguridad, Washington descargará –directamente o mediante algún proxy de la región- sobre nuestros países en el momento en que la cacería de los recursos naturales se convierta en una cuestión de vida o muerte, para lo cual no habrá que esperar demasiado tiempo. Salvo que se piense, como lo hacen algunos gobernantes desaprensivos y las incorregibles buenas almas socialdemócratas, que esas bases se instalaron para que sus ocupantes se deleiten con la observación de los hermosos plumajes de nuestros pájaros o para llevar a cabo las ayudas humanitarias que sus ocupantes fueron incapaces de concretar cuando, en 2005, el huracán Katrina asoló New Orleans.