miércoles, 25 de julio de 2012

¿COMO ESTA CHAVEZ ?


Quisiera compartir con todas y todos unas impresiones personales, intercaladas con algunos elementos de análisis, acerca de un día inolvidable. Hacía un tiempo que no veía al presidente Hugo Chávez y tenía, como todos, una ansiedad muy grande ante la posibilidad de verlo de cerca, tal vez de estrechar su mano. Me preocupaba su salud; por él, como entrañable amigo y por Nuestra América, por la cual tanto ha hecho. Y además porque Chávez es, como dice el verso de Bertolt Brecht, uno de los “imprescindibles”; esos que como Fidel, lucha todos los días, veinticuatro horas al día, sin tregua y sin pausa.

La ocasión fue la conmemoración el día 5 de Julio del 201º aniversario de la declaración de independencia de Venezuela, que tuvo por escenario la Asamblea Nacional. Todo comenzó con el ingreso del presidente al recinto, en donde ya se lo pudo ver en buena forma, animado y con muy buen semblante. Luego de saludar a varios de los allí presentes, con la calidez de siempre, tomó su lugar en el presidium y a continuación el diputado Earle Herrera, del PSUV, procedió a leer el Acta de la Declaración de la Independencia, firmada entre otros por esa figura descomunal que fue Francisco de Miranda. Confieso que desconocía los detalles de ese texto, bastante extenso, y en el cual la firma de los congresistas que la proclamaron es precedida por una notable fundamentación doctrinaria y teórica que, hasta donde yo recuerdo, no he visto en ninguna otra acta de ese tipo. Al escuchar su profundo contenido pude comprender que la genial estatura –política, filosófica y militar- de Simón Bolívar no fue un capricho de la biografía o un rayo en un día sereno. Existía en esa notable Capitanía General de Venezuela una tradición cultural y filosófica de una envidiable densidad teórica, personificada en las brillantes figuras de Miranda y en la del maestro, tutor y amigo de Bolívar, Simón Rodríguez. Tradición que, como se decía más arriba, quedó estampada para la posteridad en el Acta del 5 de Julio de 1811.
  
Ese venerable documento, que tanto me sorprendió, contiene algunos párrafos que destilan un anti-imperialismo que son de una sorprendente actualidad. Me limito tan sólo a acotar el siguiente:

     
“A pesar de nuestras protestas, de nuestra moderación, de nuestra generosidad, y de la inviolabilidad de nuestros principios, contra la voluntad de nuestros hermanos de Europa, se nos declara en estado de rebelión, se nos bloquea, se nos hostiliza, se nos envían agentes a amotinarnos unos contra otros, y se procura desacreditarnos entre las naciones de Europa implorando sus auxilios para oprimirnos.”

Reemplácese Europa por Estados Unidos y se comprobará que eso de declararnos rebeldes o revoltosos, de sufrir bloqueos, de padecer hostilidades, de ser invadidos por agentes que provocan amotinamientos contra los gobiernos populares (policías o algunos sectores minoritarios de los pueblos originarios en Ecuador y Bolivia, o golpes de estado “institucionales” como en Honduras y Paraguay) no tiene nada de nuevo. Son las clásicas políticas que ensayan los imperios en su fase de decadencia. Así lo entendieron los venezolanos que hace dos siglos declararon su independencia, y así debemos entenderlo también hoy. Muchas, si bien no todas, de esas protestas contra los gobiernos de izquierda tienen por detrás la siniestra mano del imperialismo. Hace doscientos años tanto como hoy.

Luego de la lectura de ese documento tomó la palabra el Canciller Nicolás Maduro. En su alocución realizó una brillante síntesis de la evolución de las relaciones entre América Latina y el Caribe y Estados Unidos, subrayando como desde sus primeros discursos, cartas y escritos Simón Bolívar percibió con sorprendente precocidad el nefasto papel que el país del Norte estaba llamado a cumplir en esta parte del mundo. Valga como ejemplo esta afirmación del Libertador:

"los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad" (Carta al Señor Coronel Patricio Campbell, Guayaquil, 5 de agosto de 1829)

Maduro expuso el lacerante itinerario histórico de esa relación, señalando los hitos principales que a lo largo de dos siglos ratifican la invariante continuidad de la política de Estados Unidos hacia Nuestra América, sintetizada en la Doctrina Monroe (1823): fomentar la desunión de nuestros países, desestabilizar gobiernos que se opongan a los intereses imperiales, provocar y ejecutar golpes de estado, asesinar líderes y militantes antiimperialistas, atraer con toda clase de maniobras y artilugios a los sectores dominantes de la región y a las clases y capas populares, víctimas privilegiadas de la manipulación y propaganda políticas del imperio. Tal como lo expusiera en Facebook, Twitter y mi propio blog, el discurso de Maduro fue, por su exhaustividad y su sustancia, uno de los mejores que escuché de labios de un canciller de América Latina y el Caribe en mucho tiempo. Es un notable material de estudio, que será necesario publicarlo y otorgarle la más amplia difusión internacional.

A continuación habló Chávez, en línea con el tema que había suscitado la intervención de Maduro. Anunció que la suya sería una breve intervención, y pese a la incredulidad de su auditorio así lo hizo. Se lo notó agudo y filoso como siempre, sus ojos brillantes y llenos de vida, su prosa con un fluir pulcro y a la vez rotundo en su argumentación. Denunció al imperio y sus aliados, la burguesía y las oligarquías locales (“autóctonas” que no nacionales, como decía el Che) como enemigas irreconciliables de los pueblos, y sus luchas emancipatorias no pueden sino tropezar con la más enconada oposición de Washington y sus peones vernáculos. El capitalismo condena a la humanidad, siguió diciendo, y es irreformable. Ya está desahuciado y no tiene futuro. Sólo el socialismo puede salvar a la especie humana de la irreparable destrucción que el metabolismo del capital impone sobre la naturaleza y la sociedad. No hay democracia verdadera sino en el socialismo, dijo, repitiendo el clásico dictum de Rosa Luxemburg. Fustigó al golpe de estado en Paraguay y lo comparó con el que él mismo había padecido en el 2002. Y dijo que en aquel país, como antes en Venezuela, ahora acusan al depuesto presidente Lugo de urdir un golpe de estado contra quien usurpara su cargo, Federico Franco. Y contó que a él también lo acusaron, cuando las masas y las fuerzas armadas, en una unión tan inesperada como virtuosa lo reinstalaron en el poder, de haber perpetrado un golpe de estado a Carmona, el energúmeno aquel que catapultado por el golpe del 11 de Abril quiso deshacer de un plumazo las conquistas históricas del chavismo. En estos tramos Chávez hizo gala de su agudo sentido del humor al comentar con sorna estas piruetas retóricas por las cuales quienes transgredían la constitución y las leyes de la república se autovictimizaban, a la vez que convertían a sus víctimas en tenebrosos villanos.

  
Fue un discurso breve y contundente, claro, profundo, propio de un estadista y de un revolucionario. Las palabras revolución, socialismo y democracia brotaban continuamente de sus labios, y su minuciosa y permanente relectura de los textos de Bolívar le ofrecía siempre una analogía o una idea pertinente del Libertador, lo que le permitía hilvanar -como Fidel lo hizo magistralmente con Martí al concebirlo como “el autor intelectual del asalto al Moncada”- la problemática y los desafíos del presente con la tradición de lucha antiimperialista de Bolívar y, por supuesto, de Martí y los próceres de la patria grande latinoamericana, insistiendo reiteradamente en la urgente necesidad de culminar el proyecto integracionista por el cual aquellos ofrendaron sus vidas. Fue un discurso breve pero sin desperdicios, pronunciado por un hombre que hablaba con la pasión de sus mejores momentos pero con un componente analítico y reflexivo que si ya antes lo tenía -¡y vaya si lo tenía!- ahora lo ha perfeccionado. Un Chávez a quien su enfermedad le permitió hacer un alto en la vorágine cotidiana de la gestión y meditar sobre lo humano y lo divino, enriqueciéndolo como persona y como jefe de una revolución. Al terminar su intervención invitó a los allí presentes a acompañarlo a presenciar el desfile cívico-militar.

Hasta allí llegó Chávez en un auto descapotado, ante el delirio de la multitud que se había dado cita en las amplias y cómodas graderías del Paseo de los Próceres. Derrochaba energía a cada paso, saludando a todo el mundo, interesándose por la hijita de una funcionaria que estaba en el palco presidencial, saludando con desbordante simpatía a diestra y siniestra y gastando bromas con algunos conocidos. A quien esto escribe lo paralizó con un inesperado saludo (prueba de que su agudo sentido del humor, síntoma de vitalidad si los hay, seguía intacto) llamándole “¡general Atilio Boron!” y haciendo una aparatosa venia. Riéndose a mandíbula batiente con su chanza hizo lo mismo con Ignacio Ramonet, que estaba a mi lado, y a quien le dispensó el trato de “mariscal, porque como tú eres francés allá el grado máximo es mariscal”. Y a Piedad Córdoba le dijo que el beso que le había dado horas antes en la Asamblea Nacional lo obligaba a no lavarse la cara muchos días; y al ex guerrillero colombiano Antonio Navarro Wolf lo sorprendió recordándole risueñamente que en una época sus superiores lo obligaban a perseguir guerrilleros y ahora los tenía como invitados de honor de su gobierno. Al colombiano, y también a Nidia Díaz, la heroica comandanta de las luchas del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional y a tantos otros que se agolpaban en el palco. Ni el Nuncio Apostólico escapó a sus humoradas: el hombre aguantó a pie firme (y protegido por un buen sombrero) los rayos del sol que calcinaban el palco presidencial y por eso lo condecoró, a voz de cuello, con la “Orden del Sol”, diciéndole que en anteriores ocasiones revolucionarios de férreas convicciones no soportaron la furia del astro rey y habían dejado al presidente en soledad, resistiendo a pie firme la canícula. Felicitó al Nuncio por su solidaridad ante similares circunstancias.

Para resumir: a Chávez se lo ve muy bien, mucho mejor de mis más optimistas expectativas. Está vital, vibrante y brillante, y presidió sin acartonamientos una ceremonia que no vacilo en calificar de impresionante, y esto por dos razones. Primero, por la extraordinaria presencia del componente cívico, popular, que abrió la parada. Ver desfilar médicos y enfermeras de las distintas misiones; científicos; campesinos; indígenas; obreros de las más diversas ramas; gente de pueblo de todas las profesiones y procedentes de distintos puntos del país; mujeres y jóvenes marchando orgullosamente y saludando con verdadera devoción a su líder es una saludable anomalía en Nuestra América, donde los protagonistas excluyentes de los desfiles son las fuerzas armadas. No en este caso. Y, segunda razón, un desfile impresionante por la apabullante exhibición de un poderío militar que hizo que los agregados militares de muchos países agotaran las baterías de sus filmadoras para grabar el paso de las distintas fuerzas con sus sofisticados armamentos y, sobre todo, el intimidante despliegue de cohetería y, posteriormente, de helicópteros y aviones de última generación que sobrevolaron raudamente sobre nuestras cabezas. Un oportuno mensaje, por cierto, para quienes dentro y fuera de Venezuela alucinan con el derrocamiento de Chávez por la vía de un golpe militar. Esa gente ahora tendrá que hacer muy bien sus cuentas porque, afortunadamente, la revolución bolivariana no está indefensa ya que la identificación de las fuerzas armadas con el proyecto socialista parece estar muy sólidamente arraigada.
     
Fue muy emocionante ver marchar a las milicias populares, muy bien pertrechadas y además con sus cánticos antiimperialistas y socialistas. Sólo los ingenuos pueden suponer que un proceso revolucionario orientado hacia la construcción del socialismo -y eso es lo que, a su manera y a sus tiempos, está haciendo la revolución bolivariana- podrá defenderse apelando solamente al embrujo de la palabra o a la eficacia persuasiva del discurso. Eso puede valer en las pequeñas discusiones del mundillo académico, intrascendentes a la hora de hacer la historia. Pero al imperialismo, siempre conspirando y agrediendo, no se lo disuade con esos recursos porque sólo entiende el lenguaje de la guerra. En el marco de la brutal contraofensiva lanzada por Washington sobre nuestros pueblos, y en primer lugar sobre los países del ALBA, la mejor manera de evitar la agresión militar del imperio –que sobrevendría una vez fracasadas su beligerancia mediática y sus conspiraciones políticas- es preparándose meticulosamente para ella, elevando así el costo que podría tener para Estados Unidos cualquier aventura militar en la Venezuela bolivariana.

Es una desgracia, pero ni Chávez, ni Raúl (o Fidel, antes), ni Evo ni Correa tienen otra opción que fortalecer sus aparatos de defensa sin lo cual cualquier proyecto emancipatorio, por moderado que sea, sería ahogado en sangre. Si Estados Unidos ha cercado toda América Latina y el Caribe con un rosario de 46 bases militares (según el último recuento del MOPASSOL), los gobiernos progresistas y de izquierda deben actuar en consecuencia y prepararse para ello.

Esto los obliga a invertir en defensa partidas presupuestarias mayores de las que hubieran deseado (recursos que podrían destinarse al desarrollo social) para repeler una agresión militar que, con toda seguridad, Washington descargará –directamente o mediante algún proxy de la región- sobre nuestros países en el momento en que la cacería de los recursos naturales se convierta en una cuestión de vida o muerte, para lo cual no habrá que esperar demasiado tiempo. Salvo que se piense, como lo hacen algunos gobernantes desaprensivos y las incorregibles buenas almas socialdemócratas, que esas bases se instalaron para que sus ocupantes se deleiten con la observación de los hermosos plumajes de nuestros pájaros o para llevar a cabo las ayudas humanitarias que sus ocupantes fueron incapaces de concretar cuando, en 2005, el huracán Katrina asoló New Orleans.

Ingreso de Venezuela al MERCOSUR modifica mapa de inteligencia de Estados Unidos

  El ingreso de Venezuela al MERCOSUR es un hecho histórico-político-económico de importancia geoestratégica nacional, regional y global que prendió la alarma de los servicios de inteligencia que operan desde Estados Unidos hacia Centro y Suramérica.
El desarrollo de eventos relacionados a la propiedad intelectual plantea una gran preocupación por una problemática de un alto nivel de importancia para los pueblos y países de nuestra región Sur y Centro Americanas, incluyendo el Caribe, por el grado de injerencia económica, política y cultural que se despliega a través de diversos factores de poder que actúan desde los Estados Unidos sobre los gobiernos y las sociedades en nuestra región.
Hoy mismo apareció publicada en Aporrea la noticia que un Senador de los Estados unidos propone Agregados en propiedad Intelectual para sus Embajadas. Esta noticia no pasó desapercibida al menos para mí, y de su lectura y análisis considero que cualquier ciudadano defensor de las causas populares que perciba en las políticas de los Estados Unidos niveles importantes de peligrosidad política, económica y militar, debería alarmarse pues el gobierno USA considera plantar agentes de inteligencia dedicados a la propiedad intelectual bajo la forma de diplomáticos en vísperas del ingreso de la República Bolivariana de Venezuela al MERCOSUR que sucederá en Río de Janeiro el próximo 31 de julio y que está siendo amenazada desde los sectores más recalcitrantes del poder norteamericano.
De los reportes y cables filtrados y publicados (http://wikileaks.org/cable/2010/02/10CARACAS169.html, http://wikileaks.org/cable/2009/03/09BUENOSAIRES261.html, http://www.politicaexterna.com/16669/wikileaks-eua-brasil-9-novos-documentos, se revela las relaciones de poder que se desarrollan a través de la propiedad intelectual como vehículo de influencia sobre funcionarios, empresarios y políticos que van desde operaciones de conspiración contra ministros de Estado hasta destrucción de empresas nacionales -en especial las farmacéuticas- objetivo principal de las embajadas de los Estados Unidos para desplazar la competencia del mercado a favor de sus empresas. También se percibe un particular interés en acentuar el denominado combate a la falsificación y piratería lanzado por las industrias monopólicas culturales de los EE UU, impulsoras de la creación de la figura de “Agregado de Propiedad Intelectual” en las embajadas: agentes de inteligencia encargados específicamente de todas las acciones de comando, control, represión y desestabilización de personas, empresas, funcionarios, colectivos y organismos del Estado nacional, provincial o estadal vinculados directa o indirectamente a actividades relacionadas con las marcas, patentes y el copyright o derechos de autor.
Si bien el monitoreo y control de los organismos encargados de administrar los temas de propiedad intelectual se venían realizando desde el interior de las embajadas (de acuerdo a lo publicado en Wikileaks y otros medios) es realmente sorprendente y preocupante que esta práctica imperial quiera imponerse como una nueva medida de diplomacia invasiva a nuestros países en nuestro propio territorio y que la medida se anuncie en sincronicidad con el ingreso de Venezuela al Mercado del Sur.
La utilización de la propiedad intelectual como instrumento desestabilizador en el caso de la destitución de un Ministro de Gobierno de Venezuela, el farmacéutico Eduardo Samán, quien fue expulsado desde la embajada en Caracas en una operación realizada por empresarios de industrias medicinales de EE UU, agentes de la CIA de la embajada y funcionarios del propio gobierno que querían la salida del ministro de las cercanías del presidente Chávez, según lo publicado en los cables del medio Wikileaks. Venezuela es el tercer consumidor pero caíta de medicamentos de Latinoamérica con un mercado aproximado a los 7.000 millones de dólares.

Desde las embajadas de EE UU en Brasilia, Buenos Aires y Caracas también se desplegaron maniobras de presión sobre la justicia, las aduanas, las agencias de sanidad, como sobre las oficinas de propiedad intelectual (SAPI-VE, INPI-AR e INPI-BR), que de acuerdo a información publicada son los principales blancos de los pedidos realizados desde las Embajadas. Solamente el mercado de medicamentos de Argentina, Brasil y Venezuela juntos supera los 50.000 millones de dólares anuales y son una prioridad para las agencias de información tercerizadas instaladas en estos países como Kroll o Smith-Brandon.
Estas informaciones sobre hechos reales se vienen a confirmar con el proyecto presentado por el Senador estadounidense, Lamar Smith, para la creación de Agregados en Propiedad Intelectual o diplomáticos de propiedad intelectual que representan un giro en la política de seguridad de los Estados Unidos en el Nuevo Mercosur.

Miedo a la democracia ¡¡¡



Hubo un tiempo, no muy lejano, en que la todopoderosa maquinaria propagandista antichavista, hoy prácticamente intacta, se dedicó a emplear el miedo como arma que le permitiera aglutinar a su base social.
El objetivo era reunir masa crítica suficiente como para poner en marcha, en las mejores condiciones posibles, los planes que debían conducir al derrocamiento del gobierno bolivariano.

Entonces, desplegó una encarnizada y sistemática campaña de criminalización del pueblo chavista, que no tiene parangón en nuestra historia. Nunca antes la mayoría de la población venezolana fue sometida de tal manera al escarnio y a la violencia (física y simbólica), al ultraje y a la demonización.

Cuando hablo de este miedo de elites no me refiero a la reacción irracional sin base cierta, que se atribuye a los débiles de carácter. Este miedo de elites es más bien expresión de la perspectiva real de pérdida progresiva de espacios de poder. Es el miedo de los que siempre fueron más fuertes, y en virtud de tal circunstancia llegaron a creerse invencibles.

Hasta que llegó Chávez.
 
   
Frente a Chávez, y al pueblo indomable que le acompaña desde entonces, la reacción, más que de miedo, fue de pavor puro y duro. Resultaba inconcebible imaginarse siquiera al pueblo movilizado en las calles, demandando y conquistando derechos, apropiándose de la renta que siempre usufructuaron otros. Frente a la democracia recobrada, lo que se manifestaba, de la manera más transparente, era el miedo de las elites a la democracia.

Como lo ha hecho históricamente, la oligarquía se valió de todos los medios posibles para hacer de su miedo el miedo de otros, y se lanzó a la conquista de la clase media, duramente golpeada durante la década infame de los noventa. Fue cuando se inventó aquello de la "sociedad civil" y se valió de prejuicios de raza y clase y atizó viejos resentimientos contra el pueblo "flojo" e "ignorante".

En retrospectiva, puede afirmarse que la oligarquía tuvo un éxito notable. No es nada despreciable el número de quienes han experimentado una mejoría sustancial de sus condiciones de vida durante estos años de revolución bolivariana, mejoría que guarda relación directa con política impulsadas por el gobierno nacional, y sin embargo se cuentan entre los más acérrimos adversarios de Chávez.

Pero con todo y sus aciertos, la política del miedo practicada por la oligarquía durante los primeros años de revolución no fue suficiente.

Derrotadas de manera sucesiva todas las tentativas de derrocamiento violento del gobierno bolivariano, la oligarquía debió reencauzar su estrategia. En ningún momento dejó de emplear el miedo como arma política, pero si al principio lo usó para aglutinar y movilizar a su base social, las cosas cambiaron luego de la derrota que sufriera en las presidenciales de 2006. A partir de entonces, comenzó a usarlo como arma para desmovilizar y desmoralizar a la base social de apoyo a la revolución, concentrando sus esfuerzos en la denuncia de la "mala gestión", mientras seguía invisibilizando, como todavía lo hace, la obra de gobierno.

El mejor ejemplo de cómo se emplea el miedo como arma para desmovilizar al pueblo chavista es el tratamiento absolutamente inescrupuloso que se hace del tema de la criminalidad.

No se trata sólo de la descarada explotación política del dolor de los familiares de las víctimas. Lo que plantean hoy en día los voceros más "calificados" del antichavismo va mucho más allá del amarillismo ramplón del que hace gala la "gran prensa": señalan que la "inseguridad" forma parte de un diabólico plan concebido en Miraflores con fines de control social, para que la sociedad no reaccione y siga siendo presa del abatimiento y la resignación.

Este abuso del tema de la criminalidad, problema serio donde los haya, es una clara señal de impotencia política de la oligarquía: allí donde su sudor no fue suficiente para salir de Chávez, que sea relevado por la sangre de las víctimas. Es una manera horrenda de hacer política.

Es importante notar el desplazamiento que, en cuestión de unos pocos años, ha operado en la estrategia del antichavismo de elites: antes asimilaba al pueblo chavista con el crimen, el odio, la violencia, lo monstruoso. Hoy se trata de un gobierno criminal, violento, monstruoso y lleno de odio que no se ocupa siquiera del pueblo chavista. Se entiende: las elites saben perfectamente que sin el apoyo del pueblo chavista no irá jamás a ninguna parte.

Si se escucha con detenimiento, se notará que el discurso del ex gobernador Capriles está plagado de referencias al miedo. Por citar solo un ejemplo, el domingo 15 de julio, desde la Avenida Lecuna, en Caracas, empleó el vocablo al menos en diez oportunidades. "Nosotros no podemos vivir con miedo", dijo. Es el gobierno de Chávez el que induce la "resignación" del pueblo venezolano, dijo también.

El mensaje es claro: según la estrategia de campaña de la oligarquía, Chávez y el gobierno deben ser sinónimos de miedo y resignación. En consecuencia, ya basta de miedo y de resignación.

Insisto, la criminalidad es un problema serio donde los haya. Un problema que, seamos francos, el ex gobernador Capriles no hizo nada para resolver. Porque su problema es otro. Su problema, y el de la clase cuyos intereses encarna, es que le tiene miedo a la democracia. Le tienen pavor a un pueblo que ha perdido el miedo, que ha dejado atrás la resignación, y se ha dispuesto a hacer una revolución.

Brecha a favor de Chávez es de 20 puntos

Los resultados del más reciente estudio realizado por el Instituto Venezolano de Análisis de Datos (Ivad), indican que la brecha a favor del candidato presidencial Hugo Chávez se situó en 20,3%, por encima del candidato de la derecha, Henrique Capriles, anunció este domingo el periodista José Vicente Rangel, quien presentó dicho sondeo en su programa dominical, José Vicente Hoy.
Este estudio, realizado entre el 5 y 15 de julio de 2012 por esta encuestadora, registrada ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), revela que la intención de voto a favor de Hugo Chávez se ubicó en 52.3%, mientras que candidato opositor Henrique Capriles alcanza 32%, si las elecciones presidenciales fueran este domingo.
El muestreo, que recogió 1.200 entrevistas en todo el territorio nacional, presentó datos sobre el voto duro del chavismo, que se eleva a 46,9%, mientras que el de la oposición se ubica en 18%, los independientes 35,1%; y la brecha a favor del chavismo fue de 28,9%.
En la tendencia del voto de quienes se declaran independientes, 7,5% se inclinarían por el chavismo, la oposición 16,3%, no identificados 11,3%; y la brecha de los votos blandos a favor de la oposición 8,8%.
Respecto a la militancia partidista, el estudio del Ivad reveló que el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) cuenta con un 46,3% de militancia y simpatía partidista, con una brecha a favor de 26,8%, respecto al resto de las otras organizaciones políticas.
Las cifras que representan cada uno de los partidos de oposición son: Acción Democrática, 5,3%; Primero Justicia, 5%; Copei, 2,8%; Un Nuevo Tiempo, 1,8%; Otros partidos, 4,6%; ninguno 31,5%; no sabe-no responde, 2,9%.
También a la pregunta "¿Cree usted que Henrique Capriles puede ganarle a Hugo Chávez?", la respuesta "No" obtuvo el 56,8%, mientras quienes respondieron "Sí" representan un 32.1%.
Apoyo a la gestión de gobierno
El estudio también concluyó que la situación general del país tiene una valoración positiva (muy buena, buena y regular a buena) de 52,2%; mientras que su valoración negativa (muy mala, mala, regular hacia mala), fue de 40,6%. Un 7,2% de los entrevistados no respondió a la pregunta (no sabe, no responde).
Los resultados sobre la gestión del Presidente Hugo Chávez presentaron una percepción favorable (excelente, buena, regular hacia buena) de 68,8%; a su vez la percepción negativa (Pésima, mala y regular hacia mala), obtuvo 28,4%; quienes no saben o no contestaron representan el 2,8%.
Asimismo, la percepción de la gestión del Gobierno nacional -haciendo la distinción entre gobierno y presidente- tuvo una valoración positiva de 62%, cerca de la visión favorable que hay en torno del trabajo de Chávez. 32,9% la considera negativa y 5,1% no saben o no contestaron.
Con relación a la confianza que tiene el pueblo al presidente Chávez, 60,9% de la población encuestada mostró su acuerdo con la frase "Sí confío" (mucha confianza, confianza, algo de confianza); la palabra "No confío" (Poca confianza, ninguna confianza,) obtuvo 37,3% y 1,8% no respondió. La brecha a favor del jefe de Estado es de 23,6%.
Asimismo, 56,9% de la población encuestada mostró su acuerdo con la expresión "Quiero que Venezuela vaya en la dirección en la que la está llevando el Presidente Chávez". Quiero que Venezuela vaya en la dirección distinta a la que la está llevando el Presidente Chávez", 37%; no sabe o no contesta, 6,1%.
Entre las políticas recientemente impulsadas por el gobierno bolivariano,el 80,3% de los venezolanos considera que con la Gran Misión Vivienda Venezuela recibirá una hogar digno en los próximos años, mientras que 12,2% no lo cree y 7,5% no sabe o no respondió.
La empresa que efectuó el estudio, creada en 1985, es dirigida por Félix Seijas, quien es licenciado en Ciencias Estadísticas y posee estudios de posgrado en control estadístico de calidad, diseños experimentales y técnicas de muestreo.
El profesor universitario, también doctor en ciencias, ha asesorado en el área estadística a diversas campañas electorales en el país desde la década de 1960. Además, es miembro de organizaciones internacionales relacionadas con las ciencias estadísticas.

lunes, 2 de julio de 2012

GRADES HÉROES LATINOAMERICANO.

lcdo: Frenando Perez
Héroes; cuando visualizó el cambio de Latinoamérica de este siglo , me llega a la mente personalidades que brillan por su perseverancia y constancia en pro de un mundo mejor, nuevamente estamos viviendo acontecimientos históricos, la liberación de los pueblo que se levantan con esfuerzo para salir de las cadenas de hace mas de 200 años fueron impuestas bajo la dictaduras mediáticas de los grandes medios internacionales del capitalismo yankees, el batallar dentro de los pueblo con oligarquía que carecen de moral y principio y que están sumergida a los intereses de los imperio norteamericano y europeos para subsistir en el poder imponiendo las fuerzas de golpes de estado o invasiones, el continuar explotando al pueblo y llenándolo de miseria, hambre, robándole sus derechos sociales y creando una desigualdad atroz en el continente. Que gran tarea ante los ojos de dios tienen estos líderes latinoamericanos y latinoamericanas, que cuentan con su única arma que es el pueblo, el crear conciencia revolucionaria, romper las cadenas de la ignorancia donde se impone lo dicho por nuestro libertador SIMON BOLIVAR, los pueblo han sido dominado mas por la ignorancias que por la fuerzas. Imponer la educación con un principio fundamental y gratuito para todos, el respeto a los derechos humanos de nuestro pueblo y su determinación, la unidad suramericana como principio de fuerza contra cualquier acreción de países del viejo mundo contra cualquiera de nuestro hermano y no permitir que ocurra otra invasión como la de panamá y el asesinato de miles de panameño ante los ojos de Suramérica. Las luchas de estés siglo se harán en diferente campo de batallas en los mediático, en los social, en los económico, en lo cultural, en lo militar. El sistema político socialista se debe diferencial a gran escala en lo social al sistema capitalista, y construir la nueva alternativa para el mundo en Suramérica. La Celac, Unasur, Mercosur demostrémosle al viejo mundo la potencialidades en lo humano y de igualdad de nuestro continente. VIVA BOLÍVAR Y SUS GRADES HÉROES LATINOAMERICANO.

¡¡¡ Viviremos y venceremos ¡¡¡