Trump, Temer, Macri…
Trump,
un empresario ultra conservador, supremacista, misógino, antiinmigrantes
y figura de la televisión del espectáculo, ha sido cuestionado incluso
por su insania mental. Trump las ha emprendido contra Siria -que ha
bombardeado en varias oportunidades-, Corea del Norte, Irán, Cuba y
Venezuela.
A través de su vicepresidente, Mike Pence, el
mandatario norteamericano pidió a la OEA realizar “elecciones reales” en
Venezuela, ya que las programadas para este mes serían -dijo- “una
estafa”. La respuesta de Nicolás Maduro fue contundente: “El pueblo de
Venezuela, llueva, truene o relampaguee, irá a elecciones presidenciales
el próximo domingo 20 de mayo”, le espetó.
Otro es Michel Temer,
actual presidente de Brasil, quien llegó al cargo sin un solo voto, tras
un polémico y controvertido “juicio” contra la ex mandataria de Brasil,
Dilma Rousseff, quien fue destituida por la componenda entre el
Parlamento y el Poder Judicial.
Temer fue electo por el Senado brasileño e inició un mandato de facto tras el “golpe parlamentario”.
Aún
así, desde esa ilegítima tribuna y obviando que no hubo un ciudadano en
Brasil que votara por él como Presidente en un proceso abierto, se
despachó la siguiente frase: “Queremos que hayan elecciones libres, con
la participación de todos, es importante restablecer la democracia plena
en Venezuela”.
En Argentina, Mauricio Macri siguió la misma línea
que su par ideológico brasileño. “No vamos a convalidar el resultado
electoral del 20 de mayo, no tiene ningún valor esa elección por más que
el señor Maduro me insulte. No lo vamos a reconocer como un presidente
democrático porque hace rato que no hay democracia en Venezuela”,
advirtió el empresario.
Macri representa al sector más conservador
de la derecha; partidario de políticas neoliberales a ultranza, es
dueño de uno de los grupos económicos más importantes del país.
Se
le relacionó con casos de espionaje, demandado por discriminación y por
recibir financiamiento de una red de prostitución durante su campaña
por la reelección en 2011. Macri y su familia se beneficiaron del
gobierno dictatorial de Jorge Rafael Videla en la ejecución de negocios y
en la condonación de deudas.
Por otro lado, entre los críticos
del sistema electoral venezolano aparece igualmente Juan Manuel Santos,
actual presidente de Colombia. Un político, periodista y economista
perteneciente a una familia aristocrática, dueña del más importante
medio de comunicación impreso de Colombia, el grupo editorial El Tiempo.
“Nadie reconocerá las elecciones en Venezuela”, amenazó el Premio Nóbel
de la Paz del año 2016.
Fue nombrado nada menos que por el
presidente Álvaro Uribe como el jefe de su campaña. Se le acusa de haber
encubierto los vínculos del gobierno del ex mandatario con el
paramilitarismo y el narcotráfico.
En 2006, como Ministro de
Defensa coordinó la Operación Fénix en la que dieron muerte al
comandante de las FARC, Raúl Reyes, y a una veintena de civiles.
Piñera, Peña Nieto…
En
Chile, Sebastián Piñera Echeñique es un “exitoso” empresario e
inversionista que estudió economía en la Universidad Católica, y posee
postgrados en la universidad de Harvard en Estados Unidos.
El
actual mandatario estuvo involucrado en negocios “fraudulentos” en el
Banco de Talca. Tras su quiebra, autoridades judiciales chilenas giraron
en agosto de 1982 una orden de aprehensión en su contra por “fraude e
infracciones a la Ley de Bancos”. Hoy encabeza un gobierno de
centro-derecha que en poco tiempo ha dejado de manifiesto su intención
de hacer retroceder derechos sociales ganados por la ciudadanía después
de muchos años de exigirlos en las calles, y que ha estado teñido por
acusaciones de nepotismo.
Sebastián Piñera podría ser uno de los
casos más emblemáticos a la hora de evaluar el cuestionable actuar de
los presidentes latinoamericanos. Al bullado caso del Banco de Talca se
puede sumar, por ejemplo, lo ocurrido con su holding Bancard, a través
del cual realizó negocios con la empresa pesquera peruana Exalmar en
momentos en que nuestro país enfrentaba un litigio en La Haya por
límites fronterizos entre ambas naciones, que finalmente terminó
favoreciendo justamente a compañías como Exalmar. Piñera era entonces la
primera autoridad política en Chile.
Como ha ocurrido con los
otros presidentes de derecha de este lado del orbe, Piñera se ha
involucrado en el proceso democrático venezolano, calificando las
elecciones del próximo 20 de mayo como “fraudulentas” y anunciando que
Chile no las reconocerá.
En México el presidente Enrique Peña
Nieto ha puesto en duda igualmente la democracia venezolana, declarando
“se que resolver la crisis de manera pacífica, por medio del
restablecimiento de la democracia”.
Peña Nieto proviene de una
familia vinculada con ex gobernantes corruptos como Arturo Montiel. De
tendencia liberal, su gobierno es también un gran negocio para los
empresarios y grupos económicos.
Mientras la mayoría de los
mandatarios y medios de comunicación apuntan a lo que consideran
“violaciones a los derechos humanos en Venezuela”, se guarda un silencio
cómplice frente a los miles de mexicanos que siguen desaparecidos a
manos de agentes del Estado y las mafias del narcotráfico y la
delincuencia. El caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa que salieron
un día de sus hogares para nunca más regresar, es solo un ejemplo de esa
violenta realidad.
También los ex presidentes
Otros
países del Grupo de Lima que han solicitado a Trump, la OEA y
organismos multilaterales sanciones contra Venezuela, en abierto
injerencismo contra el pueblo y el gobierno de Nicolás Maduro, son
Canadá, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú.
También son naciones encabezadas por gobernantes de derecha que han
seguido al pie de la letra la hoja de ruta del mandatario norteamericano
contra el gobierno bolivariano. Lo propio ha hecho la Organización de
los Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE).
En su último
encuentro, el Grupo de Lima rechazó la convocatoria de las elecciones
presidenciales de Venezuela. A lo anterior se suman los 31 ex
presidentes iberoamericanos que firmaron la llamada “Declaración de
Panamá”, una pieza de propaganda en contra del gobierno de Maduro.
GG
Entre
los firmantes se encuentran los ex presidentes Fernando de la Rúa,
Eduardo Duhalde, Jorge Quiroga, Fernando Henrique Cardoso, Ricardo Lagos
Escobar, Belisario Betancur, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe, Luis
Alberto Monge, Rafael Ángel Calderón, Laura Chinchilla, Lucio Gutiérrez,
José María Aznar, Vicente Fox, Felipe Calderón, Alejandro Toledo, Julio
María Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle, entre otros, muchos de ellos
cuestionados por casos de “corrupción” y de “violaciones a los derechos
humanos”.
Este próximo 20 de mayo el gobierno de Venezuela
intentará legitimar nuevamente a través de las urnas el proceso
revolucionario impulsado por Hugo Chávez y continuado por Nicolás
Maduro. Será una nueva oportunidad para que todos estos cuestionados
líderes reaparezcan y realcen la importancia de esa misma democracia que
en sus propias naciones es manoseada y golpeada día a día.