Eduardo Andrade Bone
El reciente intento de magnicidio contra Nicolás Maduro y cuya
operación con drones fuera neutralizada por integrantes de la Fuerza
Armada Nacional Bolivariana, forma parte de un plan de larga data y que
tiene por objeto poner fin al proceso de cambios que vive Venezuela,
conocido como revolución bolivariana. Pero también fue un atentado de
advertencia a las fuerzas armadas, con el objeto de dividirlas y sumar
un sector para promover un golpe de estado.
Ahora la ofensiva
de Estados Unidos para poner fin al gobierno de Maduro se remonta al
gobierno de Barack Obama, el que dictó la orden ejecutiva (decreto/
2015) que declara a Venezuela como una “amenaza inusual y extraordinaria
para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos”.
Posteriormente el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó la
prórroga por un año de la “Emergencia Nacional” contra Venezuela. Lo que
además se ha constituido en sanciones económicas, sanciones a
funcionarios de gobierno y las fuerzas armadas. También el gobierno
norteamericano ha promovido el bloqueo a los productos alimenticios y
medicamentos diversos, todo dentro de los planes desestabilizadores de
la Casa Blanca...
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EE.UU |
Los intentos por desestabilizar el gobierno
venezolano tienen muchas aristas y también muchos actores que, de forma
directa, o desde las sombras conspiran constantemente contra la
democracia venezolana. Venezolanos lacayos de los Estados Unidos,
complotadores extranjeros, ONG financiadas por EE.UU., las
organizaciones de profesionales diversos, la plutocracia nacional y el
sector más reaccionario y conservador de la Iglesia Católica, suelen ser
los principales complotadores en el país caribeño.
Dentro de
estos diversos actores y que juegan un papel de primera línea en poner
término a la revolución bolivariana, se encuentra la Organización de
Estados Americanos, cuyo Secretario General Luis Almagro, es un buen
vasallo de los intereses de Estados Unidos para la región y uno de los
líderes que encabeza la conspiración además de coordinar las acciones
con la Unión Europea y algunos países miembros de la OTAN (Colombia).
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O.E.A |
El
nuevo mandatario colombiano, Iván Duque, también insistió en que la
región debe apoyar al secretario de la Organización de Estados
Americanos (OEA), Luis Almagro, en sus gestiones para seguir complotando
al gobierno de Maduro ante la Corte Penal Internacional (CPI). Duque se
reunió con Almagro el pasado 1 de julio, durante la visita que realizó a
EE. UU. tras su elección.
También tenemos al llamado Grupo de Lima,
compuesto por gobiernos de derecha y cuya mayor parte de sus
presidentes engrosan las filas de los mandatarios ligados a la
corrupción (Odebrecht+ -), entre ellos la familia Macri (Argentina), el
estafador de Bancos Sebastián Piñera (Chile), Juan Manuel Santos
(Colombia) y Peña Nieto (México) los cuales ya casi terminan sus
mandatos. El corrupto y presidente de facto de Brasil, Michel Temer.
Además de los países tradicionalmente serviles a las políticas de EE.UU.
como Costa Rica, Guatemala Honduras, Panamá, Paraguay y Perú, también
con mandatarios cuestionados por corrupción.
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GRUPO DE LIMA
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Recientemente y ante de culminar su mandato, Juan Manuel Santos expreso a la prensa que… “veo cerca la caída del gobierno de Nicolás Maduro en
Venezuela, afirmo el presidente saliente de Colombia, para luego añadir
que Maduro caiga, ojalá de "forma pacífica". Sin embargo, insistió
Santos, "ojalá mañana" mismo terminara el gobierno de Maduro, quedando
al descubierto como uno de los principales complotadores contra
Venezuela.
Ahora el sucesor de Juan Manuel Santos (Colombia),
el ya presidente de Colombia, el uribista Iván Duque, acordó en su
visita como presidente electo con la Casa Blanca con el vicepresidente
de EE.UU., Mike Pence (5 de julio 2018), seguir presionando al Gobierno
de Venezuela. "Hablamos sobre la situación de Colombia, sobre nuestra
agenda de seguridad, hablamos también de la situación que se está
viviendo en el continente por la dictadura de Venezuela", indicó Duque a
la prensa.
Por su parte, Pence expresó en un tuit que había
hablado con Duque sobre "la alianza estratégica" bilateral "en el
combate al narcotráfico", y que habían "reiterado la necesidad de
mantener presión al régimen de (el presidente venezolano, Nicolás)
Maduro para afrontar el trágico colapso que se viene de la democracia en
Venezuela".
Duque dejo entrever con Pence sobre una posible
vía militar en Venezuela, después de que la Casa Blanca confirmara a la
agencia Efe que el presidente estadounidense, Donald Trump, preguntó el
año pasado a su equipo sobre una invasión del país caribeño y, aunque
nunca llegó a planearla en serio, no se ha descartado esa opción.
Pero eso no fue todo, pues Duque concluyo su viaje a Washington en donde se reunión con otras autoridades estadounidenses como el secretario de Estado, Mike Pompeo , la directora de la CIA, Gina Haspel y el asesor de Seguridad Nacional, John Bolton. Además con el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y directivos del Banco Mundial , todo eso ocurrido el 5 julio del presente año.
Para
posteriormente señalar que había invitado a Pence a su investidura el 7
de agosto y confió en que "EE.UU. tenga la más alta representación
posible". Ahora en el acto de envestidura de Duque, ha estado
considerado una reunión de coordinación con Mike Pence y Luis Almagro,
además de algún representante de la oposición al gobierno de Maduro, con
el objeto de afinar y coordinar la forma en que se intenta poner fin a
Nicolás Maduro y su gobierno, Cuyo objetivo final, no es otro, que
apropiarse de los recursos naturales de Venezuela, en especial de una de
las mayores reservas petrolíferas existentes en el mundo, con las que
cuenta el país caribeño.
De allí que ya están tiradas todas las
cartas sobre la mesa y que no son otras que la asfixia económica, el
intento de magnicidio como ha ocurrido durante estos días, la
posibilidad crear condiciones para un golpe de estado dividiendo a las
fuerzas armadas, impulsando acciones terroristas que desconcierten a la
población, desatar una guerra civil o producir una intervención militar
directa, cuya carne de cañón primero sean los paramilitares y los
carteles del narcotráfico de colombia, para luego continuar con los
efectivos militares estadounidense que se encuentran afincados en las
ocho bases militares que tiene Estados Unidos en Colombia.
También
cabe destacar que el Imperio cuenta con un aliado importante para sus
intentos desestabilizadores, son los diversos grupos radicales de
izquierda, que no apoyan y no aportan nada al proceso de cambios y que
desde ciertos medios a través de le red Internet, se dedican a
despotricar contra la revolución bolivariana haciéndole el juego a los
golpistas, factor que también hay que tener en cuenta, a la hora de
analizar la política interna de Venezuela.
De allí que el
cuento de la crisis humanitaria, la problemática de derechos humanos y
el carácter de dictadura, son elementos que explotan los medios de
prensa occidentales con el objeto de crear todas las condiciones
propicias para facilitar y justificar la desestabilización del gobierno
de Nicolás Maduro y el proceso de cambios que vive Venezuela.
Para
la oligarquía venezolana, los grandes empresarios y los intereses
geopolíticos de los EE.UU. para la región todo vale, incluso sumir a
Venezuela en un baño de sangre, en donde los grandes perdedores será la
clase trabajadora, los sectores sociales que apoyan el proceso de
cambios, los miembros de las fuerzas armadas que apoyan la revolución
bolivariana y la perdida del control sobre sus recursos naturales, tan
simple como eso.