lunes, 6 de marzo de 2023

 

 “LAS 927 SANCIONES A  VENEZUELA Y SU IMPACTO ECONÓMICO"

 Con alguna frecuencia escuchamos las siguientes frases:

“Las sanciones no existen”
“Sí hay sanciones ¿Por qué hay carros nuevos por la calle?”
“las sanciones sí existen, pero no te afectan”
“las sanciones son sólo contra funcionarios públicos, no tienes nada de qué preocuparte”

Las representaciones sociales que la población da al término "sanción" pueden darnos alguna pista al respecto del problema que planteamos.  Aclaramos de una vez que lo que sigue a continuación refiere la inferencia de este investigador y en modo alguno ha sido verificado experimentalmente.

ALGUNOS NÚMEROS
Haremos un recuento de las cifras aportadas por el  OBSERVATORIO VENEZOLANO ANTIBLOQUEO (https://observatorio.gob.ve/)



   quien nos da los siguientes datos: Hasta la fecha Venezuela ha recibido 927 sanciones, en 2019 recibió una sanción cada 3 días. Una imagen que puede ilustrarnos es la de un boxeador que esa contra las cuerdas y recibe un castigo inhumano al propinársele golpe tras golpe sin permitirle descansar ni un solo momento.
Para poner en contexto el calibre de las sanciones que ha recibido nuestro país, podemos decir que Venezuela es:
 
• El quinto país más sancionado en cuanto a Número de personas naturales sancionadas directamente con 157. El primer país es Rusia con 585, es decir Venezuela tiene casi un tercio de las sanciones que tiene Rusia en ese renglón.

• El sexto país con empresas  sancionadas con 154. El primer país es Irán con 988. Es decir, Venezuela tiene casi una quinta parte de las sanciones que tiene un país como Irán.
• El cuarto país con más buques sancionados con 69. El primer país es Irán con 205. Vemos cómo Venezuela acumula casi un cuarto de las sanciones que soporta un país como Irán.
• El segundo país con más aviones penalizados con 58. El primer país es Irán con 157. De nuevo, vemos que Venezuela tiene casi un tercio del total de sanciones  que tiene Irán con respecto a aeronaves sancionadas. Recordemos que un avión de Emtrasur todavía sigue retenido en Argentina. Se trata de un Boeing 747, no es un Hércules ni un 727, es un avión de carga de gran capacidad, con este dato se puede tener una idea del impacto continental, geoestratégico y económico de las sanciones.

• Venezuela tiene 169 Organismos y Empresas públicas o privadas sancionadas.

• Como producto de las sanciones, los ingresos en dólares del país cayeron de 56 mil millones en 2013 a 743 millones de 2020. Visto en perspectiva, en siete años Venezuela perdió 99 de cada 100 dólares que ingresaban al país.

• Debido a las sanciones Venezuela perdió 44 mil millones de dólares por año, durante siete años.
• A Venezuela le fueron retenidos o confiscados  activos y recursos que estaban fuera del país, por un monto de más de 30 mil millones de USD. Estos recursos pueden desglosarse así: 7.000 Millones de USD líquidos, congelados en bancos. 5.000 Millones de USD retenidos en el FMI. 2.000 Millones de USD en 31 toneladas de oro confiscadas por Inglaterra. 10.000 Citgo Corp. confiscada por EE.UU.
 

• Producto de esta guerra económica despiadada, entre enero de 2015 y junio de 2020, la producción de PDVSA cayó 87 %, pasando de un promedio 2,4 millones de barriles diarios a 339 mil barriles diarios en junio de 2020. Investigaciones económicas estiman en 214 mil millones de dólares las pérdidas de la industria petrolera debido a la caída de la producción, a las sanciones, la guerra de precios y el sabotaje contra PDVSA.

• Entre 2015 y 2022 se dejaron de producir 3.995 millones de barriles, por eso la nación dejó de percibir 232.000 millones de dólares.
Ahora bien, ante tan gigantesca e inconmensurable agresión a nuestro país ¿Cómo es posible que haya personas que no vean esta realidad? . 
 
ALGUNOS ELEMENTOS QUE LIMITAN LA PERCEPCIÓN DE LAS SANCIONES
Desde estas líneas suponemos que uno de los elementos que puede limitar la real percepción de las sanciones en el pueblo es la representación social que a nivel lingüístico se tiene de los téminos que se usan al respecto. La misma palabra “Sanción” es un término que refiere suavidad si lo ponemos en comparación con el término relacionado el cual es “Castigo”. En la escuela se nos decía; “Su conducta no amerita un castigo, pero le vamos a dar una sanción”. En todo caso la idea que se tiene de que la sanción no es algo grave puede estar circulando por la mente de algunos venezolanos.
Otro elemento que puede favorecer la confusión es el uso de varios términos para referirse al fenómeno. Por ejemplo, ¿Sanción y Medidas Coercitivas Unilaterales son lo mismo? Ciertamente no lo son, pero la diferencia y el desconocimiento entre estos términos puede favorecer la banalización del tema y a no darle la importancia que merece. Aunque la Ley Antibloqueo en su artículo 4 define y categoriza estos dos términos, lo cierto es que el común de la población todavía los ve como algo muy lejano y abstracto.
Observemos otro elemento se refiere a lo tangible de las sanciones. ¿Cuáles son las sanciones? ¿Qué cosas no se pueden hacer? ¿Por qué hay transacciones con otros países que si se pueden hacer? Estas respuestas quedan en el reino de la entelequia y de la abstracción. Se necesita buen conocimiento de cómo funcionan las sanciones y un Nivel intelectual, por lo menos Normal-Promedio, para entender el mecanismo de acción de las sanciones. En las RRSS vimos un video en el que mostraban la llegada de los carros iraníes y una voz en off con tono socarrón farfullaba: “Miren todos esos carros nuevecitos ¿Dónde están las sanciones?”. Recordemos que no es exagerado pensar que cualquier video que circula por las RRSS haya sido hecho en un laboratorio de Guerra Cognitiva. Decir que la llegada al país de un carro iraní constituye una muestra de que no existen las sanciones es ciertamente un exabrupto. Es como decir que no estamos bloqueados porque tenemos el apoyo de médicos cubanos. 

LA MENTIRA

Una rápida búsqueda en internet del tema de las sanciones a Venezuela nos lleva a Wikipedia, que a primera vista nos dice para quién trabaja. Esta enciclopedia digital, luego de una serie de artimañas para legitimar las sanciones, nos dice:
“Las sanciones incluyeron el congelamiento de las cuentas y bienes de los individuos, la prohibición de transacciones con los mismos, confiscación de bienes, embargos de armas y prohibiciones de viaje. David Smolansky ha declarado que las sanciones *se enfocaban en Maduro y en las élites del chavismo, mientras que tenían poco impacto en los venezolanos promedio*, y The Washington Post describió que las carencias en Venezuela preceden desde hace mucho, a las sanciones de Estados Unidos impuestas recientemente.
Durante la crisis presidencial de Venezuela, Estados Unidos aplicó sanciones adicionales a las industrias del petróleo, el oro, la minería y la banca. Un reporte de las Naciones Unidas reporta que a pesar de que las nuevas sanciones podían empeorar la crisis en Venezuela, "la crisis socioeconómica llevaba varios años desarrollándose previo a la imposición de las sanciones".
En abril de 2019, Human Rights Watch y la Facultad de Salud Pública de Johns Hopkins Bloomberg publicaron un reporte conjunto observando que las sanciones iniciales no estaban dirigidas a la economía venezolana de ninguna manera, agregando que las sanciones impuestas en 2019 podían empeorar la situación, pero que "la crisis las precedía".
(https://es.wikipedia.org/wiki/Sanciones_internacionales_durante_la_crisis_en_Venezuela)
Luego de acuñar una supuesta “crisis presidencial” en Venezuela, el escrito se dirige a banalizar el impacto de las sanciones, a decir que las sanciones estaban dirigidas solamente a personajes particulares del Gobierno Bolivariano, y que no afectarían al ciudadano común, y que si había algún problema económico en el país, éste no se debía a las sanciones sino al gobierno Bolivariano, ya que “la crisis precedía a las sanciones”.
Este fue el discurso que se repitió una y otra vez, la técnica usada se llama “Inundación” y consiste en repetir un mensaje 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año, hasta sembrar en la mente de la Audiencia-Blanco, el mensaje predeterminado. Goebbels sabía muy bien lo que hacía y sus discípulos, quienes hoy dirigen la G.C. lo han copiado perfectamente. 
 
 
El presidente de Chevron para Venezuela, Javier La Rosa, firma el acuerdo con PDVSA para reactivar la producción de crudo y expandir las operaciones en el país, en Caracas, Venezuela, el 2 de diciembre de 2022. Foto: Reuters/Leonardo Fernández Viloria.



jueves, 2 de marzo de 2023

 

La oposición venezolana controla miles de millones en activos del Estado en el exterior

 Por Roberto Montoya | 09/02/2023

Juan Guaidó y su ‘gobierno interino’ fueron cesados por la propia oposición, pero esta mantiene el control de miles de millones de dólares en activos del Estado en el exterior.

Una delegación de partidos de la oposición venezolana ha visitado estos días España y otros países europeos en busca de apoyo político. Quieren presión internacional sobre Maduro para negociar en mejores condiciones. 

Después de años de boicot a los procesos electorales en Venezuela han cambiado de estrategia y líderes, y han comenzado la carrera para las elecciones presidenciales de 2024.

Hace ahora cuatro años era Juan Guaidó, autoproclamado en una calle de Caracas ‘presidente encargado’ de un ‘gobierno interino’ el que hacía ese mismo recorrido.

La autoproclamación de Guaidó del 23 de enero de 2019 en un acto público callejero en Caracas consiguió solo minutos después el reconocimiento entusiasta del Gobierno de Donald Trump, y en cascada, el de casi otros 60 países, entre ellos España.

Luego se conocerían las fuertes presiones diplomáticas que hizo Washington sobre sus aliados para conseguir ese inédito apoyo. 

Pedro Sánchez llegó a darle un ‘ultimátum’ a Maduro para que dejara el poder; José Luis Martínez Almeida y su vicealcaldesa, Begoña Villacís, le dieron la Llave de Oro de Madrid; Díaz Ayuso, la primera Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid.

La derecha le organizó durante su visita un acto público en Puerta del Sol para que agitara a la comunidad venezolana, mientras Leopoldo López, el líder del expartido de Guaidó, Voluntad Popular, llevaba meses acogido en la embajada española en Caracas tras haber roto su arresto domiciliario. Hoy vive exiliado en España.

Bajo el Gobierno de Aznar se apoyó el frustrado golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002, y en 2019, bajo el primer Gobierno del socialista Pedro Sánchez, que el PSOE ensayó en solitario, se apoyó el golpe de Guaidó contra Maduro. 

Hoy Maduro sigue siendo el presidente de Venezuela, el ‘gobierno interino’ encabezado por Guaidó fue cesado por la propia oposición y esta ha vuelto a España, pero esta vez no pidiendo que le den otro ultimátum a Maduro para que abandone el poder, sino para que se les ayude a negociar con él, presionándolo.

Le transmitieron al ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, su protesta por la decisión de nombrar nuevo embajador en Caracas tras años de mantener solo un encargado de negocios en esa plaza, porque consideran que así se da oxígeno a Maduro. 

“Si siguen nombrando embajadores, dándoles fotos, levantando sanciones a cambio de nada, se estará eternizando la dictadura”, declaraba el pasado domingo 30 de enero en Madrid el dirigente opositor Freddy Guevara, de Voluntad Popular, el mismo partido al que perteneció Juan Guaidó hasta 2020 y que sigue liderando Leopoldo López. 

Trump, que había incrementado las sanciones económicas y confiscaciones de activos de Venezuela impuestas ya por Obama en defensa de la “seguridad nacional de Estados Unidos”, pretendía con la autoproclamación circense de Guaidó institucionalizar la operación de acoso y derribo contra Maduro.

La diplomacia estadounidense aseguraba a sus aliados que con ese paso el Gobierno de Maduro caería en pocos días y que todos saldrían ganando.

Venezuela, con las reservas de petróleo más grandes del planeta era —y es— una joya codiciada por EE UU y por multinacionales de muchos países.

Solo cinco días después de la farsa de Guaidó el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, el ultraderechista John Bolton, anunciaba que Washington había decidido congelar 7.000 millones de dólares de activos venezolanos en EE UU y bloquear otros 11.000 millones de dólares pertenecientes a Citgo, la filial en Estados Unidos de la poderosa petrolera estatal venezolana PDVSA. Citgo tenía en ese momento en EE UU tres refinerías, una amplia red de oleoductos y cerca de 5.000 estaciones de servicio.

Robert Palladino, entonces portavoz del Departamento de Estado, dejó claro que Guaidó como “representante legítimo del verdadero Gobierno de Venezuela” era el único con autoridad para supervisar todos los activos del Estado venezolano en Estados Unidos.

El Gobierno de Iván Duque decidió por su parte confiscar la filial de PDVSA en Colombia, Monómeros, dejando el control de la misma a Guaidó.

La UE se sumó también a la medida de Washington y congeló los activos venezolanos, y el Banco de Inglaterra se negó a su vez a entregar al Gobierno de Maduro las 31 toneladas de oro que este quería repatriar, valoradas en cerca de 930 millones de euros.

De esta manera, un hombre con corta trayectoria política al que por rotación anual entre los partidos opositores que habían constituido una Asamblea Nacional paralela a la oficial le correspondió ser presidente de la misma a partir del 5 de enero de 2019, 18 días después se convertía en ‘presidente encargado’ de Venezuela reconocido por 60 países, y controlando activos de miles de millones de dólares.

Con semejante apoyo político y económico Guaidó montó su infraestructura, nombró cargos de su fantasmagórico gobierno, nombró jueces, abrió oficinas, realizó actos públicos a lo largo y ancho de Venezuela, habló ante la Cámara de Representantes de EE UU, visitó países latinoamericanos con gobiernos conservadores… al tiempo que denunciaba machaconamente la ‘dictadura’ de Maduro y la terrible persecución que sufría.

Aún con el bloqueo económico y político, de la pandemia del covid-19, Maduro no caía, las fuerzas armadas no se resquebrajaban a pesar de los insistentes llamados a la rebelión de Guaidó. 

La desesperación le llevó, meses después, a firmar un contrato formal, con exhaustivas cláusulas, con una compañía estadounidense de mercenarios, con Silvercorp USA, presidida por Jordan Goudreau, un canadiense ex boina verde del Ejército de Estados Unidos y ex escolta de Bush. 

En estas mismas páginas de El Salto reprodujimos el texto íntegro de ese contrato firmado por Guaidó para “capturar/matar” a Nicolás Maduro, ayudar al derrocamiento de su Gobierno y seguir prestando servicios para el nuevo gobierno al menos hasta un año después.

Cuando todos los detalles del operativo previsto para derrocar a Maduro parecían ultimados, Guaidó y sus colaboradores comenzaron a dudar de la capacidad real de la empresa de mercenarios para llevar a cabo un plan de tanto calado y decidieron anularlo. Antes habían desechado también las propuestas de otras empresas militares privadas por dudas similares.

Sin embargo, en este caso, el director de Silvercorp USA decidió no quedarse con los brazos cruzados. Con los 50.000 dólares de adelanto que había recibido ya había desplazado a algunos de sus hombres a Colombia, cerca de la frontera con Venezuela, a entrenar a decenas de efectivos que participarían en el plan.

Meses después, el 3 de mayo de 2020, y según sus propias palabras, autofinanciando la operación, Jordan Goudreau lanzaba una esperpéntica ‘invasión’ de Venezuela por mar con lanchas neumáticas y hombres fuertemente armados. 

Era el inicio de la Operación Gedeón que contaba supuestamente con apoyos en el interior de Venezuela para poder secuestrar a Maduro y trasladarlo a EE UU, como se hizo con el general Noriega con la invasión de Panamá en 1989, al tiempo que se controlaban todos los puntos estratégicos claves.

El Gobierno del ultraderechista Iván Duque, como antes su mentor, Álvaro Uribe, siempre ofreció Colombia como territorio de asilo y plataforma de agresión a Venezuela a militares venezolanos rebeldes y paramilitares.

Los protagonistas de la Operación Gedeón encontraron resistencia al desembarcar, ocho de ellos  murieron en el intento y varios más fueron capturados, entre ellos ex miembros de las Fuerzas Especiales de EE UU pertenecientes a Silvercorp y también algunos militares venezolanos opositores. Días después fueron capturados más de 30 de sus contactos en Venezuela.

La gran sorpresa fue que el propio Goudreau decidió hablar en canales de Youtube de la oposición venezolana en Miami, y allí dijo que esa operación, mal planificada y con escasos recursos fue la opción desesperada que tomó para “liberar Venezuela”, tras la ‘traición’ de Guaidó.

La intentona se producía, casualmente, un mes y medio después de que Trump ofreciera diez millones de dólares por la cabeza de Maduro y algunos de sus principales colaboradores.

Goudreau denunció a Guaidó por “incumplimiento de contrato”, un contrato de 212,9 millones de dólares que mostró públicamente y cuya existencia reconocieron posteriormente estrechos colaboradores del ‘presidente encargado’ que habían participado directamente en la negociación de  sus detalles.

La Casa Blanca tildó de ‘chapuza’ la caricatura de invasión, pero el secretario del Departamento de Estado, Mike Pompeo, salió en defensa de los mercenarios capturados: “Si el régimen de Maduro decide retenerlos, utilizaremos todas las herramientas que tengamos disponibles para tratar de traerlos de regreso”.

Y pocos días después, el 18 de mayo, el jefe del Comando Sur de EE UU, el almirante Craig Faller, anunciaba que varias naves de guerra estadounidenses estaban en máxima alerta en el Caribe por la llegada prevista para días después de cuatro buques cisterna iraníes que transportaban combustible a Venezuela, asfixiada por el bloqueo energético.

La revelación de los detalles de las reuniones de Guaidó y sus colaboradores con Silvercorp publicados por medios de comunicación estadounidenses no provocaron sin embargo que ningún país retirara el apoyo oficial que le habían dado al ‘presidente encargado’.

El polémico líder opositor siguió actuando como tal pero ya había había quedado tocado. Algunos de los socios de la coalición opositora no compartían sus intentonas golpistas violentas, la ya crónica división interna de la oposición aumentó aún más.

Algunos de los partidos miembros de la coalición aceptaron por primera vez las propuestas de diálogo del Gobierno de Maduro, lo que supuso para este una gran victoria, un balón de oxígeno.

La estrategia de La Salida, la opción ultra que adoptó la oposición a partir de 2014 encabezada por Leopoldo López, Juan Guaidó y Corina Machado para derrocar por la fuerza a Maduro con movilizaciones callejeras violentas se había demostrado un rotundo fracaso.

A pesar de esa división en las filas opositoras estas no lograron consensuar un líder alternativo a Guaidó para seguir presidiendo el ‘gobierno interino’ pero poco a poco este fue perdiendo más apoyos en el exterior. Aunque ninguno de los 60 países que en su momento lo reconoció como ‘presidente encargado’ en enero de 2019 gradualmente fueron eludiendo compromisos con él y finalmente la gran mayoría dejaron de llamarlo ‘presidente encargado’ y pasaron a calificarlo ‘líder opositor’.

El propio Trump mostró públicamente su desilusión con Guaidó y dejaron de tenderse alfombras rojas a sus pies aunque aún se le siguió reconociendo como el único interlocutor válido.

Maduro logró sobrevivir a pesar de todos los augurios, jugó bien sus cartas, y a costa de abandonar importantes valores del chavismo original, de grandes concesiones al gran capital, de giros y giros en su política económica y de un creciente autoritarismo e intolerancia extrema con la oposición interna, consiguió resistir en su cargo.

De esta manera pudo convocar y ganar con amplio margen las elecciones parlamentarias, a gobernadores y alcaldías de diciembre de 2020, que una vez más Guaidó, su formación y los principales partidos de la oposición  boicotearon. 

El sector más radical seguía sosteniendo que no participaría en ningún proceso electoral organizado por ‘el usurpador de Miraflores’.

Maduro persistió en su política de dividir a la oposición y logró en agosto de 2021 y gracias a la mediación de Noruega sellar un memorando de entendimiento con varios partidos opositores más moderados y pragmáticos para convocar elecciones regionales el 21 de noviembre de ese año. 

Esos grupos, aglutinados electoralmente en la llamada Plataforma Unitaria, dieron un giro radical a la virulenta oposición que había sido su característica desde la aparición de Hugo Chávez en la escena política a fines de los años 90.

Ante la crisis energética mundial la Administración Biden ha iniciado hace tiempo negociaciones de segundo nivel con Venezuela para ver la posibilidad de levantar algunas de las sanciones a cambio de que Venezuela aumente su producción de petróleo y ayude en la OPEP a bajar el precio del crudo. 

En contra de los deseos del sector más radical de la oposición Washington ha aceptado ceder a Naciones Unidas parte de los activos del Estado venezolano que mantiene congelados, con la condición de que estos sean utilizados exclusivamente para pagar medicinas y ayuda humanitaria.

Los grandes cambios en política económica, la dolarización y liberalización del mercado han logrado reducir notablemente la hiperinflación y Venezuela vuelve a crecer, aunque a costa de haber agudizado la desigualdad social en el país. La nueva ola de gobiernos progresistas en la región le permite a Maduro romper el aislamiento internacional.

Guaidó intentó por todos los medios que los partidos de la oposición que controlan la Asamblea General paralela —y sin capacidad real alguna— mantuvieran su ‘gobierno interino’ y a él como presidente del mismo, pero su voz no fue escuchada. 

Desde 2019 hubo muchas acusaciones de corrupción, de desviación de dinero público venezolano para bolsillos personales y Guaidó se vio obligado el pasado 26 de enero a explicar en rueda de prensa que el presupuesto de su ‘gobierno’ “no alcanzó los 150 millones de dólares”, retirado de una cuenta del Estado venezolano en EE UU.

En un comunicado conjunto de fines de diciembre pasado, los partidos Acción Democrática, Movimiento por Venezuela, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo, aseguraron que a pesar de la eliminación del ‘gobierno interino’ por votación de 72 de los 112 diputados de la Asamblea Nacional paralela que en su día habían apoyado a Guaidó no afectaría al control de los activos del Estado venezolano en el exterior. “La protección de los activos del Estado venezolano en el extranjero está garantizada. Estos nunca llegarán a las manos del chavismo”, aseguraron.

De esta forma la oposición negocia desde noviembre pasado en México con los representantes del Gobierno de Maduro poniendo sobre la mesa como cartas fuertes las 31 toneladas de oro bloqueadas por el Banco de Inglaterra y los miles de millones de dólares congelados igualmente en cuentas en Estados Unidos y Europa.

Tras la eliminación del ‘gobierno interino’ en los primeros días de enero pasado la Asamblea Nacional paralela ha elegido como nuevas lideresas para el periodo 2023-2024 a tres legisladoras exiliadas: Dinorah Figueras, del partido Primero Justicia, como presidenta de la AN; Marianela Fernández, de Un Nuevo Tiempo, y Auristela Vásquez, de Acción Democrática. 

Esos tres partidos, conocidos como G3, fueron quienes promovieron la votación del 30 de diciembre pasado que acabó con el ‘gobierno’ del autoproclamado ‘presidente encargado’ Juan Guaidó. 

Voluntad Popular, el partido que sigue liderando desde España el opositor Leopoldo López y al que perteneció Guaidó, votó en contra de la eliminación del ‘gobierno interino’ y del nombramiento de la nueva junta directiva.

España y el resto de la UE tienen nuevamente una gran oportunidad frente a la nueva etapa abierta en Venezuela para rectificar sobre la postura interesada y a su vez sumisa con Washington que han mantenido y que tanto ha ayudado a agudizar la ya crítica situación económica y social venezolana.