Nathali Gómez
Los elementos para hacer que un eventual impago se transforme en un
verdadero impago están servidos: sanciones financieras y económicas,
medidas coercitivas sobre los acreedores y amplia cobertura mediática.
El
‘default’ mediático llega antes que el real. El escenario se prepara
lentamente con sanciones económicas, con presión psicológica sobre los
tenedores de bonos venezolanos y con una campaña de medios que magnifica
transacciones financieras rutinarias.
El pasado domingo el
presidente venezolano Nicolás Maduro afirmó que el “‘default’ nunca
llegará a Venezuela” porque el país suramericano “siempre tendrá una
estrategia clara” enfilada hacia la renegociación y reestructuración de
la deuda externa, recoge ‘El Mundo’.
Sin embargo, tan solo un día
después, Venezuela amaneció con la noticia de que la empresa
estadounidense Standard & Poor’s rebajó la calificación de ese país
de CC (muy vulnerable) a “default selectivo” debido a el impago de 200
millones de dólares por el cupón de sus bonos 2019 y 2024 dentro del
período de gracia de 30 días, recoge El Universal.
El país suramericano que más ha pagado su deuda ¿podría caer en ‘default’?
El
lunes, un grupo de tenedores de deuda venezolana de EE.UU., Panamá,
Reino Unido, Portugal, Colombia, Chile, Argentina, Japón y Alemania se
reunió en Caracas con el Gobierno venezolano como parte del primer
acercamiento para la renegociación y reestructuración planteada por
Maduro.
Las autoridades venezolanas calificaron este encuentro
como “altamente positivo” y “muy auspicioso”, en un comunicado donde
recordaron que en los últimos 36 meses el país suramericano había
cancelado 73.359 millones de dólares por concepto de capital reembolsado
y de intereses pagados.
Un ‘grato ambiente’ para reunirse
El
viernes pasado, una nueva lista de funcionarios sancionados llegaba
desde el Departamento del Tesoro estadounidense a Caracas. Sobre este
grupo, que está formado por casi 20 miembros del Gobierno, incluido el
presidente Maduro, pesaba un veto: “las personas estadounidenses
deberían tener cautela en sus relaciones con el Gobierno venezolano”,
agregaba el comunicado de Washington.
Se pedía que no se
implicaran en “transacciones, acuerdos, de una manera directa o
indirecta” con los funcionarios agregados en la lista del Departamento
del Tesoro bajo pena de multas de hasta de 10 millones de dólares y
cárcel por un máximo 30 años.
En ese ambiente, donde además se
agregaron las sanciones acordadas por el Consejo de la Unión Europea, el
pasado lunes se reunieron los tenedores de deuda para acordar el
refinaciamiento o restructuración de la deuda en el Palacio Blanco,
edificio ubicado en frente de Miraflores, sede del Gobierno, en la
capital del país suramericano.
¿Hay impago o no?
El
economista Luis Enrique Gavazut, miembro del Observatorio Económico de
la Presidencia, explicó a RT que la calificación de Standard &
Poor’s es una “declaratoria acelerada”, por el hecho de que Venezuela no
canceló 200 millones de dólares.
“Es nada más un pago de
intereses, es algo bastante rutinario, de poca magnitud”, afirma
Gavazut, si se la compara con la cancelación de intereses de la deuda
externa anunciada este martes por el ministro de Comunicación, Jorge
Rodríguez.
En su opinión, debe compararse ambos montos: 200
millones de dólares, con los intereses de la “envergadura” de una deuda
externa que asciende según la cifras del alto gobierno a alrededor de
150.000 millones de dólares en este momento.
Este anuncio se une a
los otros dos pagos de bonos de PDVSA hechos por Venezuela semanas
atrás, que suman casi 2.000 millones de dólares y que “fueron los
últimos que se podían hacer en esas condiciones”, agrega, antes de
anunciar el refinanciamiento y reestructuración de la deuda.
El ‘default’ mediático
Para Francisco González, analista internacional entrevistado por RT, el “‘default’ es mediático”.
“Son
los medios los que publican esa información para generar temor en los
inversores privados”, expresa, pues eso impide que pueden comprar los
bonos y que inviertan en Venezuela.
“Quieren cortar la inversión extranjera en el país”, apunta.
González
expone además que esa campaña busca desacreditar al país suramericano y
posicionar la matriz de que ya no puede cumplir con sus compromisos
financieros.
Asfixiar a Venezuela
En opinión de este
profesor universitario, se busca aislar políticamente a Venezuela “hasta
que no tenga posibilidades de crédito e ir ahogándola poco a poco”.
Explica
además que aunque el tema del eventual impago ha sido posicionado por
medios de comunicación en América y Europa, no corresponde a una
política de un organismo multilateral.
González coincide con
Gavazut en que lo que se busca es “generar temor en los inversores
privados” para que no compren bonos, no participen en la renegociación
de la deuda y no haya inversión.
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