martes, 17 de julio de 2018

A. Einstein...¿Por qué socialismo?

Primera Edición: En Monthly Review, Nueva York, mayo de 1949. Digitalización y Fuente: Unión de Juventudes Socialistas de Puerto Rico. Esta Edición: Marxists Internet Archive, 2000.

                                                                                                                                                                      ¿Por qué socialismo?


¿Debe quién no es un experto en cuestiones económicas y sociales opinar sobre el socialismo? Por una serie de razones creo que si.
Permítenos primero considerar la cuestión desde el punto de vista del conocimiento científico. Puede parecer que no hay diferencias metodológicas esenciales entre la astronomía y la economía: los científicos en ambos campos procuran descubrir leyes de aceptabilidad general para un grupo circunscrito de fenómenos para hacer la interconexión de estos fenómenos tan claramente comprensible como sea posible. Pero en realidad estas diferencias metodológicas existen. El descubrimiento de leyes generales en el campo de la economía es difícil por que la observación de fenómenos económicos es afectada a menudo por muchos factores que son difícilmente evaluables por separado. Además, la experiencia que se ha acumulado desde el principio del llamado período civilizado de la historia humana --como es bien sabido-- ha sido influida y limitada en gran parte por causas que no son de ninguna manera exclusivamente económicas en su origen. Por ejemplo, la mayoría de los grandes estados de la historia debieron su existencia a la conquista. Los pueblos conquistadores se establecieron, legal y económicamente, como la clase privilegiada del país conquistado. Se aseguraron para sí mismos el monopolio de la propiedad de la tierra y designaron un sacerdocio de entre sus propias filas. Los sacerdotes, con el control de la educación, hicieron de la división de la sociedad en clases una institución permanente y crearon un sistema de valores por el cual la gente estaba a partir de entonces, en gran medida de forma inconsciente, dirigida en su comportamiento social.


Pero la tradición histórica es, como se dice, de ayer; en ninguna parte hemos superado realmente lo que Thorstein Veblen llamó "la fase depredadora" del desarrollo humano. Los hechos económicos observables pertenecen a esa fase e incluso las leyes que podemos derivar de ellos no son aplicables a otras fases. Puesto que el verdadero propósito del socialismo es precisamente superar y avanzar más allá de la fase depredadora del desarrollo humano, la ciencia económica en su estado actual puede arrojar poca luz sobre la sociedad socialista del futuro.

En segundo lugar, el socialismo está guiado hacia un fin ético-social. La ciencia, sin embargo, no puede establecer fines e, incluso menos, inculcarlos en los seres humanos; la ciencia puede proveer los medios con los que lograr ciertos fines. Pero los fines por si mismos son concebidos por personas con altos ideales éticos y --si estos fines no son endebles, sino vitales y vigorosos-- son adoptados y llevados adelante por muchos seres humanos quienes, de forma semi-inconsciente, determinan la evolución lenta de la sociedad.
Por estas razones, no debemos sobrestimar la ciencia y los métodos científicos cuando se trata de problemas humanos; y no debemos asumir que los expertos son los únicos que tienen derecho a expresarse en las cuestiones que afectan a la organización de la sociedad. Muchas voces han afirmado desde hace tiempo que la sociedad humana está pasando por una crisis, que su estabilidad ha sido gravemente dañada. Es característico de tal situación que los individuos se sienten indiferentes o incluso hostiles hacia el grupo, pequeño o grande, al que pertenecen. Como ilustración, déjenme recordar aquí una experiencia personal. Discutí recientemente con un hombre inteligente y bien dispuesto la amenaza de otra guerra, que en mi opinión pondría en peligro seriamente la existencia de la humanidad, y subrayé que solamente una organización supranacional ofrecería protección frente a ese peligro. Frente a eso mi visitante, muy calmado y tranquilo, me dijo: "¿porqué se opone usted tan profundamente a la desaparición de la raza humana?"


Estoy seguro que hace tan sólo un siglo nadie habría hecho tan ligeramente una declaración de esta clase. Es la declaración de un hombre que se ha esforzado inútilmente en lograr un equilibrio interior y que tiene más o menos perdida la esperanza de conseguirlo. Es la expresión de la soledad dolorosa y del aislamiento que mucha gente está sufriendo en la actualidad. ¿Cuál es la causa? ¿Hay una salida?
Es fácil plantear estas preguntas, pero difícil contestarlas con seguridad. Debo intentarlo, sin embargo, lo mejor que pueda, aunque soy muy consciente del hecho de que nuestros sentimientos y esfuerzos son a menudo contradictorios y obscuros y que no pueden expresarse en fórmulas fáciles y simples.
El hombre es, a la vez, un ser solitario y un ser social. Como ser solitario, procura proteger su propia existencia y la de los que estén más cercanos a él, para satisfacer sus deseos personales, y para desarrollar sus capacidades naturales. Como ser social, intenta ganar el reconocimiento y el afecto de sus compañeros humanos, para compartir sus placeres, para confortarlos en sus dolores, y para mejorar sus condiciones de vida. Solamente la existencia de éstos diferentes, y frecuentemente contradictorios objetivos por el carácter especial del hombre, y su combinación específica determina el grado con el cual un individuo puede alcanzar un equilibrio interno y puede contribuir al bienestar de la sociedad. Es muy posible que la fuerza relativa de estas dos pulsiones esté, en lo fundamental, fijada hereditariamente. Pero la personalidad que finalmente emerge está determinada en gran parte por el ambiente en el cual un hombre se encuentra durante su desarrollo, por la estructura de la sociedad en la que crece, por la tradición de esa sociedad, y por su valoración de los tipos particulares de comportamiento. El concepto abstracto "sociedad" significa para el ser humano individual la suma total de sus relaciones directas e indirectas con sus contemporáneos y con todas las personas de generaciones anteriores. El individuo puede pensar, sentirse, esforzarse, y trabajar por si mismo; pero él depende tanto de la sociedad -en su existencia física, intelectual, y emocional- que es imposible concebirlo, o entenderlo, fuera del marco de la sociedad. Es la "sociedad" la que provee al hombre de alimento, hogar, herramientas de trabajo, lenguaje, formas de pensamiento, y la mayoría del contenido de su pensamiento; su vida es posible por el trabajo y las realizaciones de los muchos millones en el pasado y en el presente que se ocultan detrás de la pequeña palabra "sociedad".


Es evidente, por lo tanto, que la dependencia del individuo de la sociedad es un hecho que no puede ser suprimido -- exactamente como en el caso de las hormigas y de las abejas. Sin embargo, mientras que la vida de las hormigas y de las abejas está fijada con rigidez en el más pequeño detalle, los instintos hereditarios, el patrón social y las correlaciones de los seres humanos son muy susceptibles de cambio. La memoria, la capacidad de hacer combinaciones, el regalo de la comunicación oral ha hecho posible progresos entre los seres humanos que son dictados por necesidades biológicas. Tales progresos se manifiestan en tradiciones, instituciones, y organizaciones; en la literatura; en las realizaciones científicas e ingenieriles; en las obras de arte. Esto explica que, en cierto sentido, el hombre puede influir en su vida y que puede jugar un papel en este proceso el pensamiento consciente y los deseos.
El hombre adquiere en el nacimiento, de forma hereditaria, una constitución biológica que debemos considerar fija e inalterable, incluyendo los impulsos naturales que son característicos de la especie humana. Además, durante su vida, adquiere una constitución cultural que adopta de la sociedad con la comunicación y a través de muchas otras clases de influencia. Es esta constitución cultural la que, con el paso del tiempo, puede cambiar y la que determina en un grado muy importante la relación entre el individuo y la sociedad como la antropología moderna nos ha enseñado, con la investigación comparativa de las llamadas culturas primitivas, que el comportamiento social de seres humanos puede diferenciar grandemente, dependiendo de patrones culturales que prevalecen y de los tipos de organización que predominan en la sociedad. Es en esto en lo que los que se están esforzando en mejorar la suerte del hombre pueden basar sus esperanzas: los seres humanos no están condenados, por su constitución biológica, a aniquilarse o a estar a la merced de un destino cruel, infligido por ellos mismos.


Si nos preguntamos cómo la estructura de la sociedad y de la actitud cultural del hombre deben ser cambiadas para hacer la vida humana tan satisfactoria como sea posible, debemos ser constantemente conscientes del hecho de que hay ciertas condiciones que no podemos modificar. Como mencioné antes, la naturaleza biológica del hombre es, para todos los efectos prácticos, inmodificable. Además, los progresos tecnológicos y demográficos de los últimos siglos han creado condiciones que están aquí para quedarse. En poblaciones relativamente densas asentadas con bienes que son imprescindibles para su existencia continuada, una división del trabajo extrema y un aparato altamente productivo son absolutamente necesarios. Los tiempos -- que, mirando hacia atrás, parecen tan idílicos -- en los que individuos o grupos relativamente pequeños podían ser totalmente autosuficientes se han ido para siempre. Es sólo una leve exageración decir que la humanidad ahora constituye incluso una comunidad planetaria de producción y consumo.
Ahora he alcanzado el punto donde puedo indicar brevemente lo que para mí constituye la esencia de la crisis de nuestro tiempo. Se refiere a la relación del individuo con la sociedad. El individuo es más consciente que nunca de su dependencia de sociedad. Pero él no ve la dependencia como un hecho positivo, como un lazo orgánico, como una fuerza protectora, sino como algo que amenaza sus derechos naturales, o incluso su existencia económica. Por otra parte, su posición en la sociedad es tal que sus pulsiones egoístas se están acentuando constantemente, mientras que sus pulsiones sociales, que son por naturaleza más débiles, se deterioran progresivamente. Todos los seres humanos, cualquiera que sea su posición en la sociedad, están sufriendo este proceso de deterioro. Los presos a sabiendas de su propio egoísmo, se sienten inseguros, solos, y privados del disfrute ingenuo, simple, y sencillo de la vida. El hombre sólo puede encontrar sentido a su vida, corta y arriesgada como es, dedicándose a la sociedad.
La anarquía económica de la sociedad capitalista tal como existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal. Vemos ante nosotros a una comunidad enorme de productores que se están esforzando incesantemente privándose de los frutos de su trabajo colectivo -- no por la fuerza, sino en general en conformidad fiel con reglas legalmente establecidas. A este respecto, es importante señalar que los medios de producción --es decir, la capacidad productiva entera que es necesaria para producir bienes de consumo tanto como capital adicional-- puede legalmente ser, y en su mayor parte es, propiedad privada de particulares.


En aras de la simplicidad, en la discusión que sigue llamaré "trabajadores" a todos los que no compartan la propiedad de los medios de producción -- aunque esto no corresponda al uso habitual del término. Los propietarios de los medios de producción están en posición de comprar la fuerza de trabajo del trabajador. Usando los medios de producción, el trabajador produce nuevos bienes que se convierten en propiedad del capitalista. El punto esencial en este proceso es la relación entre lo que produce el trabajador y lo que le es pagado, ambos medidos en valor real. En cuanto que el contrato de trabajo es "libre", lo que el trabajador recibe está determinado no por el valor real de los bienes que produce, sino por sus necesidades mínimas y por la demanda de los capitalistas de fuerza de trabajo en relación con el número de trabajadores compitiendo por trabajar. Es importante entender que incluso en teoría el salario del trabajador no está determinado por el valor de su producto.
El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos, en parte debido a la competencia entre los capitalistas, y en parte porque el desarrollo tecnológico y el aumento de la división del trabajo animan la formación de unidades de producción más grandes a expensas de las más pequeñas. El resultado de este proceso es una oligarquía del capital privado cuyo enorme poder no se puede controlar con eficacia incluso en una sociedad organizada políticamente de forma democrática. Esto es así porque los miembros de los cuerpos legislativos son seleccionados por los partidos políticos, financiados en gran parte o influidos de otra manera por los capitalistas privados quienes, para todos los propósitos prácticos, separan al electorado de la legislatura. La consecuencia es que los representantes del pueblo de hecho no protegen suficientemente los intereses de los grupos no privilegiados de la población. Por otra parte, bajo las condiciones existentes, los capitalistas privados inevitablemente controlan, directamente o indirectamente, las fuentes principales de información (prensa, radio, educación). Es así extremadamente difícil, y de hecho en la mayoría de los casos absolutamente imposible, para el ciudadano individual obtener conclusiones objetivas y hacer un uso inteligente de sus derechos políticos.


La situación que prevalece en una economía basada en la propiedad privada del capital está así caracterizada en lo principal: primero, los medios de la producción (capital) son poseídos de forma privada y los propietarios disponen de ellos como lo consideran oportuno; en segundo lugar, el contrato de trabajo es libre. Por supuesto, no existe una sociedad capitalista pura en este sentido. En particular, debe notarse que los trabajadores, a través de luchas políticas largas y amargas, han tenido éxito en asegurar una forma algo mejorada de "contrato de trabajo libre" para ciertas categorías de trabajadores. Pero tomada en su conjunto, la economía actual no se diferencia mucho de capitalismo "puro". La producción está orientada hacia el beneficio, no hacia el uso. No está garantizado que todos los que tienen capacidad y quieran trabajar puedan encontrar empleo; existe casi siempre un "ejército de parados". El trabajador está constantemente atemorizado con perder su trabajo. Desde que parados y trabajadores mal pagados no proporcionan un mercado rentable, la producción de los bienes de consumo está restringida, y la consecuencia es una gran privación. El progreso tecnológico produce con frecuencia más desempleo en vez de facilitar la carga del trabajo para todos. La motivación del beneficio, conjuntamente con la competencia entre capitalistas, es responsable de una inestabilidad en la acumulación y en la utilización del capital que conduce a depresiones cada vez más severas. La competencia ilimitada conduce a un desperdicio enorme de trabajo, y a ése amputar la conciencia social de los individuos que mencioné antes.


Considero esta mutilación de los individuos el peor mal del capitalismo. Nuestro sistema educativo entero sufre de este mal. Se inculca una actitud competitiva exagerada al estudiante, que es entrenado para adorar el éxito codicioso como preparación para su carrera futura.
Estoy convencido de que hay solamente un camino para eliminar estos graves males, el establecimiento de una economía socialista, acompañado por un sistema educativo orientado hacia metas sociales. En una economía así, los medios de producción son poseídos por la sociedad y utilizados de una forma planificada. Una economía planificada que ajuste la producción a las necesidades de la comunidad, distribuiría el trabajo a realizar entre todos los capacitados para trabajar y garantizaría un sustento a cada hombre, mujer, y niño. La educación del individuo, además de promover sus propias capacidades naturales, procuraría desarrollar en él un sentido de la responsabilidad para sus compañeros-hombres en lugar de la glorificación del poder y del éxito que se da en nuestra sociedad actual.
Sin embargo, es necesario recordar que una economía planificada no es todavía socialismo. Una economía planificada puede estar acompañada de la completa esclavitud del individuo. La realización del socialismo requiere solucionar algunos problemas sociopolíticos extremadamente difíciles: ¿cómo es posible, con una centralización de gran envergadura del poder político y económico, evitar que la burocracia llegue a ser todopoderosa y arrogante? ¿Cómo pueden estar protegidos los derechos del individuo y cómo asegurar un contrapeso democrático al poder de la burocracia?

viernes, 13 de julio de 2018

Acelerar una intervención militar “humanitaria contra Venezuela” "la perdida de Mexico"


 SOMOS LA VOZ...
la contrarrevolución internacional y sus aliados venezolano oligarca está buscando acelerar una intervención militar “humanitaria” en nuestro país, apresurar los formatos es una constante que se observa, la perdida de mexico como aliado a los intereses de los EEUU, es un hecho, según el cual la “intervención humanitaria” del imperio como la que ellos llevan años solicitando, habría de ser un generoso reparto de alimentos y medicinas, casi en medio de unos coloridos juegos florales, para pasar a justificarla como lo que realmente es: una intervención militar con todos los hierros, Las sanciones unilaterales impuestas por EEUU contra Venezuela persiguen causar sufrimiento y muerte en la población civil.


Los intereses transnacionales del hemisferio latinoamericano preparan sus artillería con los aliado de la oligarquía colombiana, que buscaran falsos positivos contra la nación Venezolana, buscaran juridicidad internacional donde justifique diciendo que efectivamente una intervención humanitaria en Venezuela podría tratarse también de una acción “moralmente correcta”. EE.UU. ha tratado de derrocar los gobiernos de la Revolución Bolivariana desde que entendió que Venezuela constituía una amenaza a sus intereses en América Latina al desafiar con éxito el neoliberalismo como ideología hegemónica. En medio de las sucesivas crisis financieras, de los problemas estructurales del capitalismo que amenazan la supervivencia del sistema, la lucha por los mercados, sin tapujos y hasta con arrogancia, reaparece en sus formas originales.

El filósofo y profesor de Harvard, reputado “justificador teórico” de las intervenciones militares gringas, inicia un artículo diciendo lo siguiente: “Una intervención humanitaria es una intervención militar que se justifica por sus propósitos o intenciones humanitarias. 
 

Los dueños de los medios de comunicaciones Venezolanos, apegados a los interese y compromiso de bienes que poseen en los EEUU, sirven para llevar la información que los gringos no nos han invadido todavía porque no teniendo el valor necesario para hacerlo solos, no han conseguido apoyo ni siquiera entre los gobiernos más incondicionales del tristemente célebre “Grupo de Lima”, Por cierto el regreso a las peores épocas del capitalismo es evidente en todos ellos. Una a una las conquistas laborales y sociales ganadas a través de largas y costosas luchas obreras están siendo limitadas o van camino de la eliminación en los países capitalistas avanzados, todo esto en nombre de la austeridad fiscal y la competitividad, o sea para reforzar la dictadura del capital financiero sobre las economías y los pueblos. El pensador canadiense explica como a través de esta ideología se piensa acerca del “ciudadano, que pasa a ser un cliente; de la cultura, en términos de cómo organizarla, financiarla y controlarla; o de la salud, donde uno entra en un hospital y nadie es un enfermo, sino clientes, como si fueran objetos de una teoría de gestión económica. Esta ideología que llamamos globalización es fundamentalmente un retorno a la visión utilitarista del funcionamiento de la civilización, de como inevitablemente debe funcionar”.

aplicar la guerra psicológica? “Una guerra psicológica no es lo mismo que una guerra militar. Pero cuando decimos guerra es porque tiene un objetivo de ataque a un blanco. ¿Considera que el país se está cayendo a pedazos? Cree que la culpa de todos los males se concentra en el chavismo y, particularmente, en el Gobierno Nacional? ¿Cuando oye la música que identifica las transmisiones conjuntas de radio y televisión quisiera matar a alguien? ¿Está convencida o convencido de que todo el mundo anda de malhumor porque no aguanta “la crisis”? Los medios de comunicación “son instrumentos evidentes de esto”, y basta la revisión de titulares de periódicos y de programas de televisión para ver “que empiezan a aparecer patrones”. Todos dicen lo mismo¡ ¿Cuál es el rol de rumor en esta estrategia? el rumor siempre parte de una acción, de un cuento, de una referencia que es real. Es real entre comillas; es decir, parte de un referencial que te permite creer que es real, bien sea porque tu lo viviste o porque tu vecina lo acaba de ver, o porque tu cuñado estaba allí cuando pasó. Siempre te lo van a contar como que si algo de tu realidad estuvo presente. Es decir, “ya no es un rumor que me dijo Fernando, sino que pasó por Twitter a 2 millones de personas simultáneamente”.

Cuando en la noche del 8 de diciembre de 2012 el Comandante Chávez avisó que podría suceder una situación sobrevenida, muchos que no querían creer tuvieron que tomar en cuenta la gravedad de la situación. Desde entonces quedó a la vista la crisis económica más grave de estos años. Crisis que, por la pasividad, ingenuidad o complicidad de sectores del gobierno, la oposición de derecha convirtió en Guerra contra el Proceso con el objetivo de derrotarlo. Los números de esta crisis son categóricos: inflación, desabastecimiento programado en productos esenciales, usura brutal en los precios, evaporación del salario, especulación descarada con el dólar pa-ralelo, crecimiento desproporcionado del déficit fiscal, instalación de un procedimiento mafioso para apropiarse de los dólares para la importación, entre muchos otros, son los datos emergentes de un fenómeno económico estructura. La defensa del Gobierno del Presidente Maduro y a las conquistas del proceso bolivariano frente a los ataques que puedan sufrir, exigen redoblar el esfuerzo en la lucha contra la crisis económica y la guerra por la apropiación de la Renta Petrolera, que es hoy la primera prioridad. No puede hacer que dejemos de ver lo que está en juego en el tiempo que viene.


jueves, 12 de julio de 2018

Venezuela posee el sistema de defensa más poderoso de la región


 Publicada: miércoles, 12 de abril de 2017 9:05 HISPANTV.

Desde julio de 2013, Venezuela inició la instalación del sistema de armas antiaéreo más poderoso del mundo, anunció en esa ocasión el presidente Nicolás Maduro.
El abogado especializado en desarrollo económico e integración Latinoamericana, Carlos Hernández, comenta que la región vive una escalada armamentística, y sobre los países que tienen los mecanismos de defensa más poderosos del continente afirma que son Venezuela y Brasil los mejores equipados, según publica este miércoles Sputnik.
"El sistema de defensa aérea de Venezuela se implementó con asistencia rusa, e involucró activar ocho brigadas dotadas con el misil S-300 de largo alcance. Es el único país de la región que lo tiene y también otro de origen ruso de mediano alcance", ha dicho Hernández.


El sistema de defensa aérea de Venezuela se implementó con asistencia rusa, e involucró activar ocho brigadas dotadas con el misil S-300 de largo alcance. Es el único país de la región que lo tiene y también otro de origen ruso de mediano alcance", ha dicho el especialista en desarrollo económico e integración Latinoamericana, Carlos Hernández.
Con la adquisición de sistemas S-300VM de medio alcance Venezuela creó, a finales del 2013, un sistema de defensa antiaérea escalonada que está integrada por cañones antiaéreos ZU-23, sistemas de misiles Buk-2M, Pechora-2M y S-300VM rusos, capaces de interceptar toda clase de objetivos, sea misiles o aviones en un rango de hasta 200 kilómetros.
En su condición de comandante en jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), el mandatario venezolano garantizó, en julio de 2013, que ya estaba en marcha el sistema más poderoso del mundo.
“Ya lo estamos instalado en todas las cordilleras, las montañas, los corredores, el llano venezolano, las fronteras marítimas, las fronteras terrestres (…), nadie podrá tocar ni un centímetro de la patria (…)”, dijo en aquel entonces.


Más adelante, en 2015, el general en jefe de Defensa Aérea Vladimir Padrino López aseguró a la prensa que no conoce "un sistema en el mundo que se equipare con el sistema misilístico Buk de fabricación rusa".
Junto con el sistema de exploración y vigilancia y la Aviación Militar venezolana los dos complejos móviles rusos "hacen prácticamente invulnerable a nuestra Patria”, declaró Padrino.
Con todo esto, según expertos en la materia, esta poderosa arma (S-300) le daría a Venezuela una real y gran ventaja en caso de un hipotético ataque por parte de Estados Unidos, como el realizado hace unos días contra Siria, a tierras venezolanas.

martes, 10 de julio de 2018

Crónica de un triunfo y un ataque anunciado

 
Doña Carmen llega despacito, medio rengueando, al colegio Manuel Fajardo del populoso y mítico barrio 23 de Enero. Arrastra sus 81 años con hidalguía, una de sus manos morenas se apoya en un bastón y la otra carga un paraguas para el sol. Peregrinó cuatro cuadras y unos 60 escalones cerro abajo. Ante el primer acercamiento despliega su sonrisa caribeña, nos guiña el ojo y responde: “Mi voto es directo, universal, secreto… y maduro”. Antes de irse la volvemos a abordar y ya con más confianza descarga: “Mira chico, la vaina es así: estamos pasando roncha, sobreviviendo a como podemos, no te voy a caer a cuentos, pero estamos claros que la culpa es de los gringos que nos quieren tumbar a punta de hambre. No lo van a lograr, aquí hay un pueblo resteado (jugado) con la revolución, que no quiere perder su soberanía, nunca más seremos sus esclavos”.
En la recorrida por los distintos centros de votación caraqueños se repiten las doñas Carmen. Varían las edades, los rostros, las historias, pero los mensajes son parecidos. Y sobre todo el origen social. Es cierto que la afluencia de votantes es mucho menor a elecciones anteriores, que se percibe el descontento y la apatía instalado en los últimos años, pero la polarización de clase es evidente: la mayoría de las y los votantes proviene de sectores populares, los centros de votación en zonas de clase media y alta están casi vacíos.
Primera conclusión: hay un núcleo duro chavista que se mantiene firme incluso en las cada vez más complicadas condiciones de vida. Esta vez fueron 6,1 millones de personas que le dieron la reelección a Maduro nada menos que con el 67,7% de los votos, más de 4 millones por encima de Henri Falcón (21,1%). Hay memoria, por las innumerables conquistas en estos 20 años. Hay conciencia política, adquirida en tiempos de revolución. Es cierto que el chavismo atraviesa una etapa de retroceso, de debilidad; obtuvo un millón y medio de votos menos que en la presidencial anterior, pero en este contexto de asedio internacional y crisis económica supo mantener la unidad y se ratificó como principal fuerza política y electoral en el país.

Como contraparte, las elecciones profundizaron el desconcierto y la atomización de una oposición huérfana de liderazgos potables y que perdió capacidad de movilización (menos de 300 personas el miércoles pasado fue la máxima convocatoria de protesta de los últimos tiempos). Su incapacidad para interpelar a los sectores populares, su subestimación al chavismo -al que reducen a una masa ignorante arrastrada clientelarmente-, su subordinación a los mandatos externos, los sigue llevando una y otra vez al fracaso. Falcón y Bertucci no lograron captar esa base social, pero emergieron como nuevas fracciones de la derecha local.
Una segunda sensación que repiten los votantes consultados es la valoración de haber recuperado la paz. 

Un año atrás, las calles de Venezuela (en rigor algunas zonas de clase media y alta) eran escenario de una suerte de insurrección con impronta paramilitar que dejaba un tendal de muertes, destrozo de hospitales y edificios públicos, personas quemadas vivas y un país al borde la guerra civil. Los grandes medios lograban instalar la imagen de “la dictadura” y “el gobierno represor” y le contaban las horas a Maduro. Nadie hubiera imaginado el panorama actual: el chavismo logrando su cuarta victoria en 10 meses en una jornada electoral sin incidentes (a excepción de las botellas que le arrojó un grupo de opositores al expresidente español Rodríguez Zapatero por haber sostenido su apoyo al proceso democrático venezolano).
La otra (y principal) preocupación que trasmite la población venezolana en la jornada electoral, y que se percibe constantemente en la calle, en el metro, en todos los ámbitos de la vida diaria, es la soga económica que aprieta cada día más. Hiperinflación descontrolada que vuelve insignificante cualquier salario medio, escasez de efectivo y fallas constantes en los servicios públicos son partes de una crisis multidimensional inducida que tiene su centro de operaciones en Washington pero que, tras más de cuatro años, no encuentra una respuesta eficaz desde el Ejecutivo venezolano.

La matriz de la abstención
Los grandes consorcios mediáticos instalaron la idea de una elección deslegitimada por la baja participación (fue del 46%), siguiendo el libreto del “desconocimiento” desplegado por EEUU, la OEA, la Unión Europea, el Grupo de Lima y los partidos opositores venezolanos que acataron la orden de no presentarse ante una segura derrota. Las cifras de participación electoral similares o menores en la región (40,6% en las últimas presidenciales colombianas o 46% en las recientes chilenas) desnudan la manipulación y doble vara de los medios y la “comunidad internacional”, que nunca cuestionaron la legitimidad otorgada por los votos a Piñera o a Santos.
En cuanto al sistema electoral venezolano -calificado hace unos años por Jimmy Carter como “el más seguro del mundo”-, los cerca de dos mil acompañantes y observadores internacionales ratificaron su confiabilidad y transparencia. El proceso de votación, automatizado, comienza con la huella dactilar, que habilita a realizar el voto electrónico y culmina con un recibo para el votante y otro que coloca en la urna. Además, tras el cierre de mesas se realizan auditorías de verificación ciudadana.
Nicanor Moscoso, presidente del Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (CEELA), que monitoreó la elección, aseguró: “Podemos recalcar que estas elecciones deben ser reconocidas porque son el resultado de la voluntad del pueblo venezolano”. Por su parte, la representante de la misión de la Unión Africana, Arikana Chihombori Quao, sostuvo: “No conozco en el mundo un proceso electoral más transparente y riguroso como el de Venezuela”.

Los días por venir
Lo que se viene para Venezuela es mayor asedio internacional, ofensiva mediática y asfixia económica. Así lo dejaron en claro las nuevas sanciones anunciadas por Trump horas después de las elecciones y el “plan Masterstroke” del almirante Kurt Tidd, jefe del Comando Sur estadounidense, en el que insta a “alentar la insatisfacción popular incrementando la escasez y el alza en precio de los alimentos, medicinas y otros bienes, con la intención de provocar la deserción de los ciudadanos por todas las fronteras”. La amenaza de la intervención extranjera sigue latente.
Con la victoria del domingo, el chavismo mostró fortaleza, logró mantener el poder político. Ganó aire y tiempo. Pero la urgencia sigue ahí: revertir el descalabro económico. Y deslastrarse de las altas cuotas de corrupción y burocratismo que lo dificultan. De las pugnas entre las distintas visiones a lo interno dependerá el rumbo a seguir. Todavía queda margen para que el gobierno se atreva a profundizar el proceso y retomar la estrategia comunal como vía al socialismo bolivariano.

miércoles, 4 de julio de 2018

La rebelión de los mexicanos

Fuente de origen: Fernando Buen Abad Dominguez, Diario Página 12


Quedó claro que una victoria contundente, como la de López Obrador en México es la conjunción de, al menos, tres factores: una vinculación permanente e irreductible con los frentes de lucha populares; una interpretación profunda y dinámica del malestar social y una organización programática basada en recorrer metro a metro el territorio nacional. Todo eso articulado por una personalidad cuya tenacidad no entiende de fatigas. “A la tercera va la vencida” Y así fue.
La victoria de Morena-López Obrador es una rebelión en las entrañas de una estructura democrática severamente dañada por el corporativismo bipartidista (PRI-PAN) y por una lista inmensa de vicios y corruptelas que llevaron a la bancarrota institucional a todo el aparato político. Una rebelión asediada por la violencia macabra desatada por una falsa guerra contra el “crimen organizado” que en la práctica no ha sido más que la militarización “encubierta” de todo el territorio para poner las riquezas nacionales al servicio de las empresas trasnacionales y sus cómplices locales. Una rebelión que ha debido sortear miles de trampas y emboscadas en todos los repertorios odiosos de la depauperación económica y de las guerras mediático-psicológicas.


México padece la virulencia del neoliberalismo y los embates coloniales del imperio yanqui. Es un país secuestrado por gerentes -impuestos por la vía del fraude- para entregar recursos naturales, para regalar la mano de obra. En México hasta hoy nadie puede garantizar al pueblo la defensa del territorio y la defensa de los recursos naturales. Nadie ha podido garantizar el ejercicio independiente de la justicia. Nadie ha podido frenar al crimen organizado y su metástasis en todas las estructuras sociales y culturales del país. Nadie ha podido ejercer rectoría alguna en materia de democracia comunicacional. Nadie ha podido garantizar el derecho a la educación, el derecho al trabajo, el derecho a la salud, el derecho a la alimentación… Nadie ha podido asegurar dignidad a las personas porque una moral entreguista y rastrera, adoradora del imperio yanqui, sirve de las maneras más ignominiosas a la opresión. En ese contexto gana las elecciones López Obrador.


Ahora comienza lo difícil. López Obrador se propone pacificar al país; terminar con la corrupción y recomponer la economía con dignificación laboral y salarial. Lograr la inclusión de los más postergados y la distribución equitativa del presupuesto federal. Eso implica derrotar a las mafias que secuestraron al Gobierno y al Estado, para hacer justicia, por ejemplo, a los estudiantes de Ayotzinapa, a los pueblos originarios y asegurarse perdurabilidad de las acciones para ampliar la participación social en el gobierno movilizado como organizador capaz de sumar fuerza que pueda ofrecer soluciones a la fuerza popular que alcanzó el triunfo.
Los desafíos son muchos y son enormes en un país que tiene desgarrado hondamente el tejido social pero que, a pesar de los pesares, se rebeló contra el establishment para hacer visible su multiculturalidad y su plurinacionalidad unidas a las “clases medias” para sumar la mayor votación que presidente alguno haya recibido en México y que líder de izquierda alguno haya logrado.
México enfrenta su futuro inmediato movilizado como nunca con las plazas llenas, con las calles tomadas, con una movilización magnífica que incuba ideas emancipatorias. Contra el fraude, contra el saqueo y contra la explotación históricos… es una identidad nueva, una fiesta desde abajo una situación social inédita. Bien puede ser que el nacimiento un nuevo México, esta vez decidido por su pueblo, con las armas de su democracia en reparación, con una moral renovada y mucha claridad en los retos, pueda prepararse para derrotar cualquier intento de regresión. Por lo pronto México hoy es un punto de inflexión, un desafío a nuestra capacidad de lucha y unidad dentro y fuera del país… Punto de inflexión para que nos reconozcamos hacia la toma del poder impulsados con nuestras propias fuerzas populares en los trabajadores del campo y la ciudad… para cambiar el sistema y cambiar la vida.