Fuente de origen: Fernando Buen Abad Dominguez, Diario Página 12
Quedó claro que una victoria contundente, como la de López Obrador en
México es la conjunción de, al menos, tres factores: una vinculación
permanente e irreductible con los frentes de lucha populares; una
interpretación profunda y dinámica del malestar social y una
organización programática basada en recorrer metro a metro el territorio
nacional. Todo eso articulado por una personalidad cuya tenacidad no
entiende de fatigas. “A la tercera va la vencida” Y así fue.
La victoria de Morena-López Obrador es una rebelión en las entrañas
de una estructura democrática severamente dañada por el corporativismo
bipartidista (PRI-PAN) y por una lista inmensa de vicios y corruptelas
que llevaron a la bancarrota institucional a todo el aparato político.
Una rebelión asediada por la violencia macabra desatada por una falsa
guerra contra el “crimen organizado” que en la práctica no ha sido más
que la militarización “encubierta” de todo el territorio para poner las
riquezas nacionales al servicio de las empresas trasnacionales y sus
cómplices locales. Una rebelión que ha debido sortear miles de trampas y
emboscadas en todos los repertorios odiosos de la depauperación
económica y de las guerras mediático-psicológicas.
México padece la virulencia del neoliberalismo y los embates
coloniales del imperio yanqui. Es un país secuestrado por gerentes
-impuestos por la vía del fraude- para entregar recursos naturales, para
regalar la mano de obra. En México hasta hoy nadie puede garantizar al
pueblo la defensa del territorio y la defensa de los recursos naturales.
Nadie ha podido garantizar el ejercicio independiente de la justicia.
Nadie ha podido frenar al crimen organizado y su metástasis en todas las
estructuras sociales y culturales del país. Nadie ha podido ejercer
rectoría alguna en materia de democracia comunicacional. Nadie ha podido
garantizar el derecho a la educación, el derecho al trabajo, el derecho
a la salud, el derecho a la alimentación… Nadie ha podido asegurar
dignidad a las personas porque una moral entreguista y rastrera,
adoradora del imperio yanqui, sirve de las maneras más ignominiosas a la
opresión. En ese contexto gana las elecciones López Obrador.
Ahora comienza lo difícil. López Obrador se propone pacificar al
país; terminar con la corrupción y recomponer la economía con
dignificación laboral y salarial. Lograr la inclusión de los más
postergados y la distribución equitativa del presupuesto federal. Eso
implica derrotar a las mafias que secuestraron al Gobierno y al Estado,
para hacer justicia, por ejemplo, a los estudiantes de Ayotzinapa, a los
pueblos originarios y asegurarse perdurabilidad de las acciones para
ampliar la participación social en el gobierno movilizado como
organizador capaz de sumar fuerza que pueda ofrecer soluciones a la
fuerza popular que alcanzó el triunfo.
Los desafíos son muchos y son enormes en un país que tiene desgarrado
hondamente el tejido social pero que, a pesar de los pesares, se rebeló
contra el establishment para hacer visible su multiculturalidad y su
plurinacionalidad unidas a las “clases medias” para sumar la mayor
votación que presidente alguno haya recibido en México y que líder de
izquierda alguno haya logrado.
México enfrenta su futuro inmediato movilizado como nunca con las
plazas llenas, con las calles tomadas, con una movilización magnífica
que incuba ideas emancipatorias. Contra el fraude, contra el saqueo y
contra la explotación históricos… es una identidad nueva, una fiesta
desde abajo una situación social inédita. Bien puede ser que el
nacimiento un nuevo México, esta vez decidido por su pueblo, con las
armas de su democracia en reparación, con una moral renovada y mucha
claridad en los retos, pueda prepararse para derrotar cualquier intento
de regresión. Por lo pronto México hoy es un punto de inflexión, un
desafío a nuestra capacidad de lucha y unidad dentro y fuera del país…
Punto de inflexión para que nos reconozcamos hacia la toma del poder
impulsados con nuestras propias fuerzas populares en los trabajadores
del campo y la ciudad… para cambiar el sistema y cambiar la vida.
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