El imperio anunció:
Nuestras
almas sensibles (las autoridades de Québec, N. de T.) no pierden
ninguna oportunidad de denunciar y condenar con energía y vehemencia las
manifestaciones de los estudiantes que no respetan las directrices de
la Ley 78.
Los editorialistas y redactores de noticias se hacen omnipresentes para
señalar y denunciar las derivas que generan las manifestaciones y
algunos de sus líderes. Insisten en que hay que respetar la ley y las
libertades de todas las personas ¿Las libertades de unos no limitan con
las libertades de los demás?
Esto
que es cierto para nosotros, ¿no debería serlo también para todos los
pueblos y todos los Estados? ¿Qué hacemos en Siria actualmente? Apoyamos
a los grupos de la oposición armada y a los mercenarios que desafían el
régimen de derecho del gobierno de Bashar Al-Assad. Y he aquí que ahora
el presidente del Banco Mundial (BM) nos anuncia intervenciones
dirigidas a eliminar al Presidente legítimo de Venezuela cuya reelección
confirman todas las encuestas.
En
efecto, Robert Zoellich, en una conferencia con ocasión de la
celebración del trigésimo aniversario del Centro de Análisis Diálogo
Interamericano, anunció como un hecho incontestable que Chávez tiene los
días contados.
¿Quién es Robert Zoellich?
Fue
Representante Especial de Comercio de Estados Unidos del 7 de febrero
de 2001 al 22 de febrero de 2005; Secretario de Estado adjunto de la
Secretaria de Estado Condoleezza Rice en el gobierno de George W. Bush
desde enero de 2005 a julio de 2006. A finales de mayo de 2007 se
convirtió en el candidato de George W. Bush al puesto de presidente del
Banco Mundial en sustitución de Paul Wolfowitz, obligado a dimitir por
nepotismo. La nominación a ese puesto fue aprobada por el consejo de los
directores del Banco Mundial el 25 de junio de 2007.
¿Cuál es su declaración del 7 de junio de 2012?
«Los días de Chávez están contados. Y si se suprimen sus subvenciones a Cuba y Nicaragua, estos regímenes se encontraran en dificultades. Los demócratas de América Latina –izquierda, centro y derecha- deben prepararse», declaró Zoellich en Washington con ocasión de la celebración del trigésimo aniversario del Centro de Análisis Diálogo Interamericano. «Los llamamientos a la democracia para acabar con las intimidaciones, para recuperar el respeto a los derechos humanos, las elecciones justas y el Estado de derecho, deben llegar de todas las capitales», añadió Zoellick (…) «Ustedes saben bien que si los latinoamericanos dejan el trabajo a Washington y a Ottawa, los opositores de la libertad y de los derechos humanos jugaran la carta (…) del neoimperialismo. Hay que desengañarlos», declaró.
Algunas preguntas
¿Por qué están contados los días de Chávez?
¿Por las próximas elecciones, cuyos resultados se conocen de antemano?
¿Porque el pueblo venezolano ya no le quiere y está preparado para rebelarse?
¿Porque Chávez está enfermo y no vivirá mucho tiempo?
¿Quizá
porque Estados Unidos planea hacerle desaparecer físicamente,
apoderarse de los poderes del Estado y en consecuencia de su petróleo?
Lo
que destaca en las declaraciones del presidente del BM es que las
«subvenciones» de Chávez dejan obsoleta el arma económica de Estados
Unidos, utilizada a menudo para someter a los países en dificultades.
«Tenemos las subvenciones a Cuba y Nicaragua que están perfectamente
identificadas, pero también hay muchas otras que preocupan enormemente a
Estados Unidos».
En
su pensamiento, por lo tanto, es bueno que cesen esas subvenciones para
que esos dos pueblos, así como los demás que se benefician, se
encuentren en dificultades y se vuelvan contra sus dirigentes. He ahí
una de las razones invocadas para que los días de Chávez estén contados:
poner en dificultades a Cuba y Nicaragua. Así, Zoellich recupera por su
cuenta el «memorándum» de Lester D. Mallory, subsecretario de Estado de
Asuntos Interamericanos de Estados Unidos bajo la presidencia de
Eisenhower, que escribió:
«La
mayoría de los cubanos apoya a Castro. No hay una oposición política
efectiva (…) La única posibilidad de destruir el apoyo interno (al
régimen) es provocar desencanto y desaliento por medio de la
insatisfacción económica y la escasez (…) Hay que emplear inmediatamente
todos los medios posibles para debilitar la economía cubana (…) Un
medio que podría tener un fuerte impacto sería eliminar toda la
financiación y los envíos a Cuba, lo que reduciría los ingresos y los
salarios reales y causaría hambre, desesperación y el derrocamiento del
gobierno».
La
conclusión es que para acabar con esa ayuda, con esa solidaridad
humana, es necesario que Chávez desaparezca sin importar los medios que
se utilicen. Ese plan ya está en marcha, permitiendo así que ese
individuo «honorable» diga que los días de Chávez están contados. De
otra forma, ¿cómo podría decirlo?
«Por lo tanto hay que hacer un llamamiento a los demócratas de América Latina de izquierda, centro y derecha para que se preparen»
Los «demócratas», ¿quiénes son esos?
¿Son
los que trabajan por una participación cada vez mayor de los pueblos en
su destino? Es dudoso. La historia de los dictadores y los déspotas
colocados en el poder en América Latina no necesita demostración.
¿Son
los promotores de la democracia que acerca los poderes del Estado
(legislativo, judicial, ejecutivo) a la ciudadanía? Nada es más dudoso.
Solo hay que ver el funcionamiento de nuestras democracias,
supuestamente representativas, para entender la aversión que tienen a
todo lo que recuerda a una democracia participativa y directa.
¿Son
los defensores del bien común del conjunto de la sociedad? Volvemos a
dudar. Los ciudadanos latinoamericanos nunca han tenido mucha
importancia para los dirigentes de Estados Unidos. Como prueba, a pesar
de las increíbles riquezas de los respectivos países (minería, petróleo,
agricultura, ganadería), ahí está la pobreza endémica de casi todos los
ciudadanos de América Latina para demostrarlo. No es un secreto para
nadie que las riquezas de esos países fueron y siguen siendo la razón
principal de las intervenciones de Estados Unidos y Canadá en esa región
del mundo.
¿O
pueden ser aquéllos que ven que los diversos poderes del Estado
protegen los intereses de las oligarquías nacionales así como los de
Estados Unidos y las multinacionales vinculadas a ellos? La historia
pasada y reciente de las denominadas democracias representativas da
testimonio de ese predominio de los poderes de la oligarquía en el
ejercicio de los poderes del Estado.
En
esta etapa del análisis, podemos concluir que esos «demócratas»
latinoamericanos a los que apela Zoellich no son partidarios de Cuba, ni
de Nicaragua ni de Venezuela. En resumen, ¡de ningún ciudadano
latinoamericano! Más bien son sus enemigos. A ese nivel, las diferencias
entre derecha, centro e izquierda solo existen para el electorado. En
el fondo, todos ellos sirven los mismos intereses, que son los de las
oligarquías y los de Estados Unidos.
Chávez debe desaparecer también «para acabar con las intimidaciones, para recuperar el respeto de los derechos humanos, las elecciones justas y el Estado de derecho».
Si
creemos a Zoellich, Chávez es antidemocrático, no respeta los derechos
humanos y no se somete al Estado de derecho. Otra razón para que
desaparezca. Se ha hecho el juicio, se ha dictado la sentencia y la
ejecución está próxima. Echemos un vistazo más de cerca a esas
reivindicaciones:
- Acabar con las intimidaciones
En primer lugar, ¿las intimidaciones de quién y hacia quién?
Esos
nuevos gobiernos, amantes de la justicia social, democracias
participativas y contra la corrupción quizá intimidan mucho, a los ojos
de Estados Unidos, a los exgobernantes y a los dirigentes de bancos y de
redes de comunicación interpelados para que respondan de sus fechorías.
Para
Estados unidos, parece que esos países afirman mucho su independencia y
soberanía territorial y reclaman, por supuesto demasiado, que se
respeten sus derechos y su libertad de gobernar basándose en el bien
común del conjunto de la sociedad.
También
el cuestionamiento de algunas instituciones regionales como la OEA, sin
duda útiles al imperio pero totalmente inadecuadas para las
preocupaciones y los intereses de los países latinoamericanos, no deja
de molestar a esos que tienen la costumbre de decidir todo.
¿Esas son las «intimidaciones» que los países progresistas infligen a los países que antes eran los amos de esos lugares?
Hay
que decir que esas oligarquías, más acostumbradas a intimidar que a ser
intimidadas, simplemente no aceptan que las pongan en una situación de
igualdad en cuanto a los derechos y los deberes. No aceptan ni la más
mínima llamada al orden. Chávez lo hace y ellos le intimidan diciéndole
que sus días están contados.
- Recuperar el respeto de los derechos humanos
No
sé si los salvadoreños, los guatemaltecos, los hondureños, los
chilenos, los argentinos, los brasileños, los bolivianos, los
ecuatorianos, los uruguayos, los venezolanos, los paraguayos y los
colombianos desean esa recuperación del respeto de los derechos humanos
de los años 1960-1990. ¿Existían los derechos humanos bajo las numerosas
dictaduras a menudo establecidas y siempre apoyadas por Estados Unidos?
Pinochet, la Junta Militar argentina, los dictadores Stroessner y
Somoza, entre otros, sobre todo han dejado muy malos recuerdos en cuanto
al respeto de los derechos humanos. El Plan Cóndor, por el que se
asesinaba automáticamente cualquier oposición, permanece como telón de
fondo de toda la crueldad de una época. Y regresar a ella ciertamente no
sería una buena noticia para los pueblos.
- Las elecciones justas
Es
particularmente interesante oír de la boca de ese personaje la
expresión de elecciones justas. ¿Cuándo se puede decir si una elección
es justa o no? ¿Cuando el resultado complace a Estados Unidos? ¿Quién
puede decidir si una elección es justa o no? ¿Los ciudadanos del país o
los dirigentes de Estados Unidos? Si hay un presidente que se ha
sometido en varias ocasiones a su electorado, está claro que es Chávez, y
todas las veces el pueblo fue tras él para apoyarle.
- El Estado de derecho
¿Y
quién decide el Estado de derecho? ¿La constitución que aprueba un
pueblo? ¿La constitución de las oligarquías? ¿Los imperativos de la
justicia, la verdad y la solidaridad? En el caso de Venezuela, el pueblo
y todas las instancias gubernamentales y privadas están sometidos a una
constitución deseada y votada por el pueblo. Es la regla que conduce al
gobierno y de la que huyen los estafadores que no quieren responder de
sus fechorías ante la justicia.
«Los días de Chávez están contados» podría interpretarse como una auténtica amenaza de muerte.
¿Qué podemos concluir?
Para
las oligarquías, la democracia es la que sirve en primer lugar a sus
intereses y solo será justa si responde a sus prioridades.
El
respeto de los derechos humanos se basará siempre en el respeto de sus
propios derechos (de las oligarquías), según las leyes que ellas mismas
habrán laborado. Los comités establecidos para garantizar la aplicación
del respeto de esos derechos responderán en primer lugar y sobre todo a
sus propias prerrogativas. En Honduras vimos la reacción de las
oligarquías cuando en el año 2009 el presidente legítimo Manuel Zelaya
quiso abordar la puesta en marcha de una asamblea constituyente para
elaborar una nueva constitución. Fue expulsado del país a punta de
pistola.
Cualquier
gobierno que cuestione los derechos «adquiridos» de las oligarquías
será considerado antidemocrático, aunque tenga el apoyo de la mayoría de
su población. Se podrá asesinar a los dirigentes y justificar los actos
de sabotaje.
Cualquier intento de revertir este orden de las cosas se considerará terrorismo y se someterá a severas sanciones.
Las
oligarquías y el imperio pueden permitirse todos los crímenes. En su
caso solo serán actuaciones humanitarias, luchas por la democracia y
protección de los derechos humanos.
Sus
adversarios, si salen a las calles a denunciar sus crímenes y a
reclamar una auténtica democracia al servicio de los pueblos, serán
tachados de delincuentes y anarquistas y los calificarán de
«camorristas» que no respetan los derechos de los demás.
Estoy
en contra de cualquier violencia, en particular la de aquéllos que
disponen de la artillería pesada y los medios de comunicación para tapar
sus crímenes. Estoy contra los grupos armados de la oposición en Siria,
contra los terroristas que siembran el terror y contra quienes les
proporcionan armas y dinero. Estoy contra los intentos de asesinar a
Chávez y contra las medidas dirigidas a infligir sufrimientos a los
pueblos de Nicaragua y Cuba. Estoy contra los falsos positivos que
siembran el terror y la muerte y los atribuyen a grupos que no son
responsables en absoluto. Estoy contra los medios de comunicación que
han renunciado a su misión de informar y la han convertido en una misión
de propaganda al servicio de sus amos.
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