jueves, 27 de julio de 2017

Venezuela, los días decisivos

 
 Venezuela ha concentrado la atención mundial –a favor y en contra- desde que el Cmdte Hugo Chávez diera inequívocos mensajes de que se estaba frente a una revolución verdadera. Los enemigos de esa revolución, de dentro y fuera del país, más que duplicaron las acciones contrarrevolucionarias desde que Nicolás Maduro asumiera la conducción del proceso y del gobierno bolivariano en cumplimiento a la última voluntad política del Comandante. Ya han pasado más de cuatro años desde la muerte de Hugo Chávez (5 de marzo de 2013) y las hostilidades de distinto tipo no solo que no han cesado, sino que se han incrementado. 


El tremendo dolor que dejara la partida del Cmdte fue interpretado como la oportunidad de derrotar la revolución, pero contó más la subjetividad construida por el jefe revolucionario en años de lucha que los planes implacablemente reaccionarios del imperio y su natural aliada burguesía venezolana. Y en el desmontaje uno por uno de esos planes estuvo a la cabeza Nicolás Maduro a quien se le puede haber criticado por buscar en su momento ser igual a Chávez, pero a quien hay que reconocer ahora no solo tener la talla de las exigencias del momento histórico sino de no haberle fallado ni al líder eterno de la revolución ni a su pueblo. 

Venezuela enfrenta varios tipo de guerra: diplomática (con la OEA y el inefable Almagro), política (una Asamblea Nacional en desacato y traiciones como la de la Fiscal Ortega), militar (de guarimbas a acciones de terrorismo y asesinato), económica (destrucción de toneladas de alimentos y sabotaje a planes de producción, distribución e importación, fuga de bolívares, dólares y otros) y mediática (construcción en el imaginario colectivo de una realidad que no es, edificación de la llamada post verdad). Solo la revolución cubana puede dar cuenta de la dureza de enfrentar agresiones de esa naturaleza durante cerca ya de seis décadas sin haber renunciado a sus principios.
La batalla estratégica se librará el 30 de julio, cuando se proceda a la elección de los delegados –territoriales y sectoriales- a la Asamblea Constituyente. La previa se realizó el 16 de julio, cuando miles de personas participaron de un simulacro y en paralelo, sin ningún organismo que supervise, otros miles asistieron al plebiscito convocado por la oposición. 


El resultado del masivo simulacro no fue informado al mundo sino el plebiscito en los ocho municipios, como parte de esa guerra mediática que busca instalar en la mente de la gente la post verdad, es decir, la mentira y el engaño.
Y de inmediato vino la arremetida que se piensa crucial: la amenaza de Donald Trump del bloqueo económico contra Venezuela y de la posible intervención militar si Maduro no desiste de llamar a la AC. Al coro se sumaron personajes como Vicente Fox, Jorge Tuto Quiroga (que no supera el 3% de apoyo electoral en Bolivia), Laura Chinchilla (que abrió las puertas de Costa Rica para la instalación de bases militares estadounidenses) y Andrés Pastrana, quienes fueron parte de los políticos invitados por la oposición a un plebiscito en el que la gente votó más de tres veces, como ha quedado evidenciado por varios videos que circulan por las redes, pero que obviamente han sido ignorados por las grandes cadenas transnacionales de la información.

Es previsible que de aquí al 30 de julio, incluso ese mismo día, la escalada terrorista alcance su máxima expresión ante el silencio cómplice de la OEA, su secretario general, y de varios gobiernos de América Latina y Europa. Es evidente que desde un punto de vista territorial, de los más de 355 municipios, la oposición mantiene control de un máximo de ocho, que es donde se hacen las protestas o los recientes virtuales secuestros de la población que no puede si quiera transitar hacia sus fuentes de trabajo o estudio. Pero no es ahí sino fuera de esos municipios donde se buscará hacer acciones militares, sean estas de sabotaje, asesinato o genocidio.
Por eso, los desafíos para la revolución bolivariana son varios: desactivar las operaciones terroristas que se estén preparando para todos estos días, pero sobre todo garantizar que la presencia de la gente el domingo 30 de julio sea tan masiva que a los medios transnacionales no les queda otra que informar al menos parte de la verdad.
Venezuela está en sus días decisivos. La inteligencia, la audacia y la decisión de no retroceder condensados en una estrategia correcta serán definitivos para derrotar los planes intervencionistas. Los pueblos de América Latina son parte de la estrategia.

sábado, 22 de julio de 2017

Reinaldo Iturriza: "Es el capital político del chavismo lo que está en juego"

 
 Reinaldo Iturriza, militante revolucionario y sociólogo, se ha dedicado por muchos años a trabajar con movimientos populares en Venezuela y escribir sobre la emergencia del chavismo como un movimiento político de los pobres. Entre 2013 y 2016 fue Ministro del Poder Popular para las Comunas y los Movimientos Sociales, y luego de Cultura, en el gabinete de Presidente Nicolas Maduro.

Junto con militantes de diversas organizaciones revolucionarios de base y movimientos sociales, Iturriza se ha postulado con el apoyo de la Plataforma Constituyente Popular como candidato para las elecciones a la Asamblea Constituyente, a realizarse el 30 de julio.
Federico Fuentes entrevisto Iturriza para buscar sus opiniones sobre los desafíos que enfrente el chavismo y la propuesta de una Asamblea Constituyente. 


¿Cuál es tu caracterización de la situación política y económica actual que vive Venezuela?
La situación política y económica que vive Venezuela es la más difícil desde 1999, año en que Chávez asume la Presidencia. Hay un contexto económico global en el que tiene lugar esta situación, y que por supuesto la explica parcialmente: la baja en los precios de las materias primas, y en el caso venezolano la caída de los precios del petróleo.

Pero hay muchas otras razones de peso, porque lo que está en juego no es solo el control de las riquezas en suelo venezolano, sino la significación, el alcance, la influencia incluso, de la experiencia democrática revolucionaria venezolana.

Es el capital político del chavismo lo que está en juego, y eso explica que, además de las brutales agresiones a la economía, y la nueva oleada de violencia callejera que ha iniciado el 1 de abril, los ataques a la República se hagan en nombre de Chávez, como lo hace la Fiscal General [Luisa Ortega], y lo hacen también algunos ex ministros, casi todos conspirando con la derecha para lograr el derrocamiento del Presidente Constitucional, Nicolás Maduro.

El antichavismo no ha sido y no será capaz de erigirse como una referencia política viable para la mayoría de la población. Su origen de clase y el contenido de su programa de gobierno, neoliberal, radicalmente antipopular, se lo impiden. Por tanto, su esfuerzo ha estado centrado en la desmovilización popular, en su desmovilización, su desmoralización. 

El boicot contra la economía nacional, que Pasqualina Curcio ha explicado muy bien en su trabajo “La mano visible del mercado”, está orientada no solo a crear malestar, sino a la desmoralización de un pueblo muy politizado.

La violencia antichavista que, contrario a lo que difunde la inmensa mayoría de agencias de noticias, ha dejado una estela de víctimas mortales la mayoría de las cuales no participaba en manifestación alguna, va dirigida contra infraestructura pública en general: escuelas, hospitales, mercados populares, centros de acopio de alimentos, postes de alumbrado, unidades de transporte, sedes de instituciones de Gobierno, etc.

También se ha expresado bajo la forma de crímenes de odio (linchamientos en vías públicas a personas “sospechosas” de ser chavistas) y ataques a bases militares. Esto produce una degradación muy importante de la vida pública.

Por último, el discurso según el cual es Nicolás Maduro quien traiciona el legado de Chávez, busca claramente sembrar la confusión, el desconcierto o por lo menos la duda en el pueblo. Incluso lo más rancio de la clase política antichavista ha manifestado su “preocupación” por el legado de Chávez. El objetivo es derrotar al chavismo minando sus bases, materiales, espirituales, simbólicas.

¿Cómo ha sido la respuesta de chavismo de base y el pueblo en general a esta situación?
Lo que ha producido los efectos más duraderos, y es sin duda la principal preocupación de la mayoría de la población, es el conjunto de brutales agresiones a la economía, el desabastecimiento inducido y la inflación como consecuencia de la manipulación del tipo de cambio ilegal.

El correlato político de estas agresiones ha sido un repliegue popular del espacio público, de los espacios de participación. En general, el chavismo se mantiene como la principal fuerza política del país. La principal minoría política, habría que precisar.

En particular, el chavismo de base, el más militante, se encuentra sobre todo muy golpeado materialmente, a la expectativa, compartiendo con la mayoría de la población el rechazo generalizado a la clase política, pero sin restar su apoyo a Nicolás Maduro.

Desde el gobierno han lanzado la propuesta de la Asamblea Nacional Constituyente. Como candidato a la ANC, ¿cómo vez la propuesta y la tarea fundamental que debe enfrentar la ANC?
Comparto las razones políticas por las que el presidente Maduro convoca a Constituyente. Está intentando encontrar una salida política a un conflicto que parece cada vez más cerca de dirimirse por la vía de la fuerza.

El objeto expreso, público, de la clase política antichavista es generar ingobernabilidad. El Presidente está intentando crear las condiciones mínimas para gobernar en paz. No es su interés perpetuarse en el poder, como reza la propaganda de la derecha.

¿Qué nos puedes contar de la Plataforma Popular Constituyente?
La Plataforma es un espacio en el que confluyen algunos de los movimientos y organizaciones que, en 2011, participamos de la iniciativa del comandante Chávez de crear un Gran Polo Patriótico.

Allí están el Movimientos de Pobladores, la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora, la Red Nacional de Comuneros, y compañeros y compañeras feministas, sexo-género-diversos, estudiantes, etc.

Más allá del hecho puntual electoral, consideramos estratégico sumar esfuerzos a la construcción de referentes de articulación popular. El fenómeno de repliegue de la política al que ya me he referido tiene también como una de sus causas una severa crisis de las mediaciones políticas. Las iniciativas más avanzadas de organización popular, de autogobierno popular, no pasan necesariamente por el partido. De hecho, en muchos lugares la burocracia partidista obstaculiza estas iniciativas.

Entonces, tenemos estas experiencias dispersas por todo el territorio nacional, pero sin la articulación suficiente. Y lograr niveles mínimos de articulación es vital para garantizar la continuidad del proceso revolucionario.

Trump, la Hora 0 y el chavismo bravío

 
 El domingo 16 de julio dio inicio en Venezuela una nueva fase de la guerra no convencional de factura estadunidense, que la cúpula extremista y maximalista que se apoderó de la conducción de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) ha denominado la “Hora 0”. En medio de una sostenida violencia de corte paramilitar y terrorista que supera los 100 días de duración, la puesta en escena de la “consulta ciudadana” se dio en el marco de anuncios catastrofistas como el del diputado neofascista Freddy Guevara, de Voluntad Popular, quien aseguró en un canal de televisión que luego del “plebiscito” en contra de las elecciones para constituir la Asamblea Nacional Constituyente, “vendrá algo que nunca hemos visto en nuestro país”. 

Guevara habló de un “levantamiento total”, que a juzgar por los manuales de la Guerra No Convencional del Pentágono dirigida a provocar un “cambio de régimen”, augura escenarios tipo Libia, Ucrania o Siria. Es decir, estaríamos en el inicio del estallido de una guerra fratricida entre venezolanos, con intervención de potencias extranjeras, mercenarios y grupos paramilitares.
Y es que más allá de los resultados ilegítimos y fraudulentos de la consulta, que fueron propagandeados urbi et orbi por la canalla mediática transnacional con fines de legitimación, el objetivo del plebiscito-trampa de la MUD sigue siendo el mismo: derrocar al presidente constitucional y legítimo de Venezuela, Nicolás Maduro.
La también llamada “etapa decisiva”, es una nueva fase del golpe de Estado continuado o permanente que en los últimos tres meses ha sumido al país en una violencia caótica y desestabilizadora de nuevo tipo, que utiliza como forma de lucha política una metodología terrorista. Es decir, el uso ilegal, premeditado, calculado y sistemático de una violencia indiscriminada y letal contra población civil, para provocar miedo y un terror paralizante en la sociedad. Lo que ha sido combinado con sabotajes contra el sistema eléctrico nacional y centros de acopio de alimentos, y ataques a cuarteles que buscan generar desmoralización y provocar divisiones al interior de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

Con apoyo de la beligerante jerarquía conservadora de la Iglesia católica local, convertida en una facción más de la partidocracia de la MUD; de un grupo de gobiernos derechistas de Europa (con Mariano Rajoy a la cabeza) y del hemisferio agrupados en la Organización de Estados Americanos (OEA) bajo la batuta de Washington, y de los principales periódicos, cadenas y conglomerados mediáticos del orbe que a diario reproducen la ideología dominante y la dictadura del pensamiento único neoliberal (The New York Times, The Washington Post , El País, ABC, el Grupo Clarín, O’ Globo, CNN, Televisa, BBC, Reuters, EFE y un largo etcétera); siguiendo tácticas psicosociales y político-militares de los manuales de la guerra asimétrica, irregular o híbrida del Ejército estadunidense, y en el marco de una intensificación de acciones bélicas de corte terrorista, la nueva escalada golpista del combo reaccionario pasa por la formación de un “gobierno de transición” paralelo, con un “gabinete de emergencia” que contarán con el aval de Washington y sus comparsas del mundo occidental.
Como admitió el disidente de la MUD Enrique Ochoa Antich, esa estrategia busca crear un “poder paralelo” al institucional y legalmente constituido de Nicolás Maduro, cuyo mandato concluye en enero de 2019; una suerte de “gobierno en el exilio pero adentro”, que podría degenerar en más violencia armada y polarización social y “en una guerra civil financiada desde el exterior, incluso con una intervención extranjera”.
Además de ser una maniobra diversionista y engañosa para sus propios seguidores, el fraude plebiscitario de la MUD tuvo como uno de sus principales objetivos acentuar la deslegitimación internacional del gobierno de Maduro y convertir a Venezuela en una “Estado forajido” o “fallido” para justificar una “intervención humanitaria” de EU y sus aliados. 

Los terroristas buenos y la canalla mediática
Para ello, en la fase anterior Washington y algunos países de la OEA −Canadá, México y Colombia con sus paramilitares incluidos−, han avalado las acciones de grupos terroristas y mercenarios que han utilizado artefactos letales como bombas, cocteles molotov, niples, guayas para degollar motociclistas, chopos, morteros, cohetones y armas de fuego contra civiles.
Es un terrorismo de nuevo tipo, que mediante campañas de saturación mediática de la prensa hegemónica se encubre bajo una apariencia de “movilización pacífica”; si fueran pacíficos no estarían armados ni lincharían o convertirían a sus víctimas en piras humanas; tampoco incendiarían hospitales y guarderías con niños adentro, ni destruirían toneladas de alimentos y productos de primera necesidad que iban a ser destinados a los barrios populares.
Tras la fracasada estrategia golpe de Estado-paro petrolero-abstención de 2001/2006, auspiciada y financiada por la administración de George W. Bush, desde las violentas guarimbas de 2014 hasta el presente Estados Unidos y los conglomerados mediáticos privados han logrado ganar la guerra simbólica en el exterior (pero no al interior de Venezuela), mediante matrices de opinión donde la violencia terrorista de la MUD siempre es válida y justiciera, y la respuesta gubernamental “represiva”, “dictatorial” o propia de un “Estado forajido” violador de derechos humanos.
Como señaló el lunes el canciller venezolano Samuel Moncada a propósito de la irresponsable cobertura falta de rigor lógico de las grandes corporaciones mediáticas
sobre las dos consultas del domingo: la chavista y la opositora, existió un “total desinterés en trasmitir la verdad”, ya que por el contrario se dedicaron a repetir un concepto muy practicado llamado “gaslighting” (o pote de humo), que consiste en sembrar información falsa para “hacer dudar a las personas sobre sus propias ideas, aislándolas de la realidad”. Sobre la consulta de la MUD añadió que “a nadie le interesa la verdad, lo que importa es el efecto, una operación de propaganda para manipular incluso a sus propios seguidores”.

Con el agregado que para montar esa ficción de lucha política seudodemocrática, las concentraciones violentas de la “oposición pacífica” siempre cuentan con camarógrafos y fotógrafos que operan como una virtual unidad de combate terroristas/medios, ya que las imágenes, sumadas luego a distorsiones (des)informativas y a la propagación de noticias falsas (fake news) y una narrativa sesgada e ideologizada de las redacciones, son un engranaje clave de las operaciones de guerra psicológica.
Al respecto, sirva como ejemplo de la manipulación (des)informativa las imágenes divulgadas por la agencia española EFE el domingo 16 (de las que se hizo eco el diario madrileño El País como parte de la misma maniobra confusionista), donde centros de votación del ensayo electoral constituyente del CNE fueron presentados como puntos de sufragio de la consulta de la MUD, bajo un pie de foto que decía: “EFE. Chavistas aguardan para votar en la consulta opositora”. (sic)
Tampoco es casual que en total sintonía con la hoja de ruta orquestada desde el Comando Sur por el almirante Kurt Tidd, que incluye la propuesta “integral” senatorial bipartidista del Congreso en Washington para la “asistencia humanitaria y la defensa de la gobernanza democrática” en Venezuela (encabezada por el demócrata Ben Cardin y el republicano Marco Rubio), los diarios mexicanos El Universal y Milenio hayan enviado reporteros a Caracas y publiquen este martes 18 sendos reportajes de corte similar: “Sin comida. La lucha de los más pobres” y “Venezuela hambrienta”.
La ExxonMobil y la hoja de ruta de Washington  

La realidad es que en la coyuntura, tras decrecer el respaldo clasemediero a las protestas callejeras violentas y consolidarse el respaldo popular a la iniciativa presidencial de la Constituyente del 30-J, la MUD y sus titiriteros del exterior inventaron un mecanismo paralelo al referéndum constitucional.
La pantomima opositora del domingo fue una consulta seudojurídica, anticonstitucional y viciada de nulidad, ya que la fórmula del “plebiscito” no existe en la normatividad venezolana vigente. Y según la Constitución –como ocurre en todos los países del mundo− todo acto comicial de envergadura nacional debe estar avalado, acompañado o realizado la máxima autoridad en la materia: el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Así, la consulta de la MUD fue un mero acto de manejo de expectativas políticas no sujeto a parámetros de control previo, ni en su ejecución ni posterior al mismo. Además, fiel al estilo piromaníaco de las protestas callejeras de la MUD, los cuadernos de la consulta fueron incinerados, lo que hace inauditable el conteo de electores y votos. Algo así como cometer fraude y quemar la evidencia.
Por qué el ex presidente de México, Vicente Fox, se prestó a esa tramoya mediática de la derecha violenta es de simple comprensión: el “cachorro del imperio” −como lo llamó el comandante Hugo Chávez en la cumbre de Mar del Plata, en 2005, por su espíritu lacayuno y servil hacia George W. Bush− lleva el sello reaccionario y antidemocrático en su ADN, amén de que debido a su militancia en el PRIAN: la conjunción neoliberal a ultranza conformada por los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN),está acostumbrado a los fraudes de Estado por “razones patrióticas”; es decir, aquellas que garanticen la vigencia del statu quo y las relaciones de dominación al servicio de la clase capitalista transnacional , a las que les cobra por sus servicios: ¡Sólo 250 mil dólares por avalar la consulta opositora del domingo!

En la interna de Venezuela, el plebiscito fraudulento del domingo (como parte del cronograma conspiracionista y sedicioso del Pentágono), tuvo como finalidad profundizar el desacato de la Asamblea Nacional y dar paso a un “gobierno de unidad” paralelo; servir como medio de legitimación de actos de sabotaje, paros de transporte y del sector petrolero para intentar colapsar la economía; profundizar la violencia callejera para paralizar e inhibir la acción gubernamental y un eventual control de territorios en ciudades importantes.
En ese contexto −a lo que se suma la huelga general de 24 horas del jueves−, la presión injerencista y el cerco político-diplomático del exterior es clave para legitimar una invasión extranjera por razones “humanitarias”, según anticipó el diputado Juan Requesens, de Primero Justicia.
La amenaza del presidente Donald Trump de imponer sanciones económicas y financieras ilegales y extraterritoriales a Venezuela si se realiza la elección para la Asamblea Nacional Constituyente el 30-J, a la que se suman la Unión Europea y la OEA con el inefable Luis Almagro y su Carta Democrática, cierran la pinza según lo diseñado hace dos años en la Operación Venezuela Freedom- 2 del Comando Sur.
En el campo de los poderes fácticos no pasan desapercibidas en esta “Hora 0”, el cabildeo intervencionista a favor de un “cambio de régimen” de dos actores con intereses geopolíticos diversos: la corporación petrolera ExxonMobil, de la que fue su histórico GEO el actual secretario de Estado Rex Tillerson y la jerarquía de la Iglesia católica venezolana.
La ExxonMobil ha invertido cuantiosos recursos para derrocar a Nicolás Maduro, financiando entre otros la campaña del presidente Trump y a senadores estadunidenses como Marco Rubio, Ed Royce, Ileana Ros y Bob Menéndez para que apliquen un paquete de sanciones económicas contra Venezuela y brinden apoyo a los “luchadores de la libertad” que han desatado la violencia terrorista en el país.
El financiamiento y la extorsión política de la Exxon se explican por la disminución de su influencia en la región latinoamericana, y en Venezuela en particular, debido a los acuerdos de cooperación energética y política de PDVSA con Rusia y China, acuerdos que son presentados en Washington como un problema de “seguridad nacional” de Estados Unidos, para acelerar la intervención del Pentágono.

El papa Francisco y sus ovejas descarriadas de la CEV
En relación con los miembros de la Conferencia Episcopal Venezolana, no llama la atención que en vez de servir de puente para el diálogo y la concordia y secundar la posición del papa Francisco, se sumen ahora al coro de los violentos y terroristas (igual que en el golpe de Estado del 11/A contra Hugo Chávez en 2002), con una declaración pública vergonzosa que constituye un llamado a desconocer al presidente constitucional y legítimo Nicolás Maduro.
A nivel personal destacó por su enjundia rabiosa y neofranquista el presidente de la CEV, monseñor Diego Padrón, quien acusó al gobierno de intentar establecer en Venezuela “una dictadura militarista, marxista y comunista”. Como dice José Vicente Rangel, “los obispos se quitaron la careta”. Secundado por el cura que bendijo las armas “artesanales” de los foquistas que asediaron la base militar de La Carlota, Padrón y sus compinches ensotanados integran, como en el Chile de Pinochet y la Argentina de Videla, una facción más de la partidocracia nucleada en la MUD.
Resulta evidente que sin el factor violencia y el apoyo imperial, la conducción neofascista de la MUD carece de proyección mediática, en una coyuntura donde la correlación de fuerzas interna no le favorece, según se comprobó fraude mediante el domingo 16.
Nicolás Maduro y el chavismo bravío mantienen el poder asentado en una unidad cívico/militar con una férrea unidad de mando. A ello se suma el respaldo activo de las comunas y de colectivos populares organizados, y una milicia de 500 mil hombres y mujeres armados en todo el territorio. El gobierno constitucional cuenta, además, con recursos legales y con los organismos institucionales encargados de aplicarlos.
De allí que, frente al “carmonazo” en cámara lenta del presente y el anuncio de represalias por parte del jefe formal del imperio, es hora de cerrar filas y acompañar al pueblo bolivariano en su camino hacia la constituyente del 30-J, y de responder a Trump, en las palabras de Ernesto Villegas, con el muy chavista “¡váyanse al carajo, yankies de mierda!”.

La Asamblea Nacional Contituyente contra viento y marea

 
 
 Conferencia impartida en la Universidad Obrera, en la Ciudad de México, el 20 de julio de 2017.
El domingo 16 de junio pasado tuvo lugar una demostración innegable del papel que juegan los medios masivos de comunicación en la guerra de amplio espectro que Estados Unidos y sus aliados internos de la MUD llevan a cabo contra el pueblo y el gobierno legitimo y constitucional de Venezuela. Mientras la oposición efectuó un llamado plebiscito, inexistente en la actual Constitución del país, sin ningún control o monitoreo nacional e internacional sobre dicha consulta, con comprobadas anomalías y fraudes, y con un numero de votantes hasta la fecha desconocido, millones de ciudadanos participaban en un simulacro para la elección de la Asamblea Nacional Constituyente que se efectuará el 30 de este mes. Durante ese día y hasta la fecha, ningún medio de comunicación masiva ha hecho mención, ni mucho menos destacado, esa manifestación de apoyo a su gobierno, civismo y vocación de paz de un numero comprobable de millones de ciudadanos venezolanos. Seguí en tiempo real, a través de Tele Sur, ese ejercicio electoral y era posible observar las largas colas para votar, el ánimo y la determinación de los entrevistados, el desbordamiento de muchas de las casillas o centros de votación de toda la geografía venezolana, las declaraciones de la rectora encargada del órgano autónomo electoral, en el sentido de que se habían superado todas las expectativas, ya que usualmente a estos simulacros sólo asiste regularmente un 10 o 20 por ciento de los votantes registrados. En este caso, el pueblo lo tomo como un referéndum para responder a la violencia de la MUD y su “plebiscito”, el cual de hecho significó, un llamado al golpe de Estado y a la intervención extranjera. 
  Ya desde hace algunos años hemos insistido, a través de la lectura de los Manuales de Contrainsurgencia de los militares estadounidenses, la gran importancia que ellos otorgan a los medios de comunicación como arma estratégica y política, particularmente, lo que denominan, la “batalla de la narrativa”:
“Las guerras modernas tienen lugar en espacios más allá de simplemente los elementos físicos del campo de batalla. Uno de los más importantes son los medios, en los cuales “la batalla de la narrativa” ocurrirá. Ya nuestros enemigos han reconocido que la percepción es tan importante para su éxito como el evento mismo…Al final del día, la percepción de que ocurrió importa más, que lo que pasó realmente. Dominar la narrativa de cualquier operación, ya sea militar o de otro tipo, paga enormes dividendos. Fracasos en este terreno, mina el apoyo para nuestras políticas y operaciones, y actualmente pueden dañar la reputación del país y su posición en el mundo”[1].
El ataque del imperio contra Venezuela sigue los patrones puestos en práctica en otras regiones del mundo para producir golpes de Estado y cambios de régimen. En el caso de Venezuela, un grupo de países, entre ellos México y Canadá, se prestaron con obsecuencia a la conspiración en la OEA para efectuar sesiones ilegales y provocar con ello, una ruptura del orden normativo, dar un golpe institucional para pretender aplicar la carta democrática contra Venezuela.
 El plan fracasado del gobierno de Estados Unidos contra Venezuela consistió en usar a la OEA como arma de agresión, transformándola de facto en el comando que daba las órdenes a los terroristas venezolanos, a los opositores apátridas que van a pedir la intervención de Estados Unidos contra su propio país.
No obstante, y pese a que la OEA no pudo obtener suficientes votos contra Venezuela, lo sigue prevaleciendo es que el gobierno estadunidense está coordinando todas las acciones y quiere incrementar aún más la violencia, en esa estrategia golpista en la que el pueblo venezolano pone las víctimas. De aquí la amenaza de Trump de imponer sanciones económicas, si se concreta la elección de la Asamblea Nacional Constituyente.
Después de que se denunciara ya hace algún tiempo el documento del almirante Kurt W. Tidd, jefe del Comando Sur del Ejército de Estados Unidos, hemos observado un silencio total de los grandes medios de comunicación en torno al comprobado injerencismo estadunidense como mentor de la derecha golpista venezolana y actor intelectual de la guerra declarada contra la revolución bolivariana, en particular contra el presidente constitucional Nicolás Maduro Moro.
En la orquestada campaña del terrorismo mediático planetario han proliferado innumerables notas informativas y editoriales que destacan el supuesto carácter dictatorial y represivo del régimen de Maduro, y que coinciden plenamente con las recomendaciones del almirante Tidd de “mantener la campaña ofensiva en el terreno propagandístico, fomentando un clima de desconfianza, incitando temores, haciendo ingobernable la situación… reforzando la matriz mediática…” [TV, prensa, redes, circuitos radiales], y donde afirma que “en las actuales circunstancias, posicionar que Venezuela entra en una etapa de CRISIS HUMANITARIA [en mayúsculas en el original] por falta de alimentos, agua y medicamentos, hay que continuar con el manejo del escenario donde Venezuela está cerca del ‘colapso y de implosionar’ [sic], demandando de la comunidad internacional una intervención humanitaria para mantener la paz y salvar vidas.”
Incluso la supuestamente aséptica agencia de televisión francesa TV Cinco se ha sumado a esta campaña, repitiendo cada noche en sus noticiarios las alarmantes, tergiversadas y editorializadas notas informativas sobre la proyectada catastrófica situación venezolana, dando especio exclusivo a la oposición.

Por su parte, y cumpliendo el libreto del almirante Tidd, el patético secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro (que por lo que se observa busca retornar esta institución bajo su mandato al papel de ministerio de colonias de Estados Unidos, como identificara a esa organización en su momento Ernesto Guevara), ha lanzado encendidas diatribas contra el presidente Maduro, a quien acusó de traidor a su pueblo, reivindicando sin rubor las demandas de la oposición venezolana, en una acción de injerencia directa en los asuntos internos de Venezuela, totalmente impropia del máximo funcionario de una organización política regional, aun cuando se trate, en este caso, de la desprestigiada OEA. Como se desprende del documento del almirante Tidd, el secretario general ya había recibido su recomendación de viva voz, como se constata en el punto ocho del documento citado, que asienta: “hay que insistir en la aplicación de la Carta Democrática [de la OEA], tal y como lo hemos convenido con Luis Almagro Lemes”.
En el ámbito económico, la doctora Pasqualina Curcio, profesora de la Universidad Simón Bolívar, ha descrito la guerra económica contra Venezuela y puntualizó las cinco armas de la estrategia del imperialismo, las corporaciones capitalistas y los grupos oligárquicos locales: el desabastecimiento programado de mercancías y productos esenciales; la inflación inducida; el boicot en el suministro de bienes de primera necesidad; el embargo comercial encubierto, y el bloqueo financiero internacional. Pese a esta guerra económica, el producto interno bruto y la producción han crecido visiblemente en los recientes años de gobiernos chavistas, mientras en diciembre del año pasado, la tasa de desocupación fue de 6 por ciento, el consumo de alimento va al alza y las tasas de desnutrición y pobreza decrecen sostenidamente desde 1999. Considera que la manipulación real y mediática de la economía tiene el propósito de incidir en la desestabilización social y las preferencias políticas. Se reiteró que mientras la producción se ha mantenido, la distribución es alterada con fines políticos. Así, el problema más que económico es político. Son los grandes capitales que, al verse amenazados, emplean mecanismos para atacar el modelo socialista. Habría que destacar aquí, las enormes reservas petroleras, las mayores del mundo, así como las de minerales como el oro, litio y otros, con que cuenta Venezuela, por lo que los grandes capitales están ansiosos en la recolonización del país, en condiciones óptimas, como las de México,

Asimismo, varios solícitos ex presidentes han estado muy activos en la campaña en curso. Patética y muy reditable económicamente, fue la presencia de Vicente Fox, entre otros cadáveres políticos, como “testigo internacional” del fracasado plebiscito. Recordemos que ya en abril de 2015, 26 ex presidentes de varios países de Iberoamérica, en una llamada Declaración de Panamá, considerada junta de la dignidad, con la presencia de las esposas de confesos delincuentes, como Leopoldo López y Antonio Ledezma, calificados presos políticos, se entrometieron de igual forma en la situación interna de Venezuela, criticando una grave crisis de derechos humanos. Entre los firmantes estaban Felipe Calderón, de México; Álvaro Uribe, de Colombia, y el neo encomendero José María Aznar, de España, quienes, eso sí, son reconocidos violadores de los derechos humanos de sus respectivos pueblos, e incluso con graves acusaciones en su contra como criminales de guerra, y, claro, vasallos de los intereses de Estados Unidos y de las corporaciones capitalistas, que ahora mantienen a muchos de ellos en sus nóminas. Así, por ejemplo, Álvaro Uribe, paladín de la democracia [en Venezuela], con un entorno familiar vinculado directamente al narcotráfico, reconocido organizador y cómplice de grupos paramilitares, tiene en su haber al menos 261 procesos penales. Otro de los jefes de Estado firmantes de la declaración fue Mireya Moscoso, ex presidenta de Panamá, quien horas antes de salir de su puesto decretó el indulto de tres terroristas de origen cubano y uno panameño, entre quienes se encontraba Luis Posada Carriles, autor intelectual del atentado contra un avión de Cubana de Aviación, en el que perdieron la vida 73 personas. 

En particular, el caso de México ilustra nítidamente el doble rasero de almirantes, gobiernos, ex presidentes y medios de comunicación masiva en el ámbito mundial. Si realmente estuvieran preocupados por la violación de los derechos humanos, ¿por qué no figura en sus documentos de trabajo, declaraciones y noticieros la catástrofe humana que nuestro pueblo ha sufrido en manos de regímenes represivos, corruptos y delincuenciales, como los del demócrata Felipe Calderón o de Enrique Peña Nieto? Un país militarizado, el segundo más letal, después de Siria, con 126 periodistas asesinados, con crímenes de Estado y lesa humanidad como los de Iguala y Tlatlaya, con más de 200 mil muertos en una década de conflicto interno, disfrazado de guerra contra el narcotráfico, con más de 40 mil desaparecidos forzados, miles de desplazados internos y fuera de las fronteras y centenares de verdaderos presos políticos, no merece la atención mediática, porque este tipo de gobiernos, abogados de oficio de las corporaciones trasnacionales y socios subalternos en las estrategias imperialistas estadunidenses, no representan ningún peligro para la seguridad nacional de nuestros buenos vecinos.
Así, un componente significativo de la crisis venezolana proviene de la ofensiva oligárquico-imperialista desarrollada contra ese pueblo. Por ello, el presidente Maduro declaró: “El pueblo de Venezuela es el único dueño de esta tierra, y más nunca esta tierra será esclava ni colonia de nadie… La decisión de combatir y defender la patria con la vida misma tiene que ser un mensaje claro ante los imperios del mundo”.

En suma, Venezuela, su bravo pueblo y su gobierno revolucionario, en sus contradicciones, son hoy en día el blanco de una gama de ataques que van desde la guerra de amplio espectro apoyada por el Pentágono, pasando por el terrorismo mediático que no cesa un momento su labor desinformativa y contra informativa, hasta el fuego amigo de quienes pretenden, desde la izquierda, la academia y la intelectualidad, asumir, en la práctica, las mismísimas posiciones de una derecha que pretende aislar internacionalmente al gobierno legítimo, romper el orden constitucional y violentar la justicia y el estado de derecho, impuesto por la Constitución chavista-bolivariana.
La situación en Venezuela parece haber trastocado las capacidades teóricas y metodológicas de sectores importantes de la intelectualidad y la academia, que, inmersos en las versiones sesgadas que ofrecen las grandes cadenas noticiosas al servicio de las estrategias imperialistas y oligárquicas, repiten adocenadamente los argumentos de una oposición violenta y golpista que pretende derrocar, por cualquier medio, a un gobierno constitucional, elegido democráticamente por la mayoría de los ciudadanos de ese país.
De manera reiterada, en artículos periodísticos, entrevistas y declaraciones que circulan por las redes, en orquestadas campañas, se insiste en presentar al gobierno de Nicolás Maduro como una dictadura represora, incluso como un régimen totalitario, enfrentada a un límpido, pacífico y desinteresado movimiento democrático igualmente defensor de la economía de los trabajadores y las causas populares. Nada se menciona en estos análisis, que pasan por objetivos, sobre los sustanciales apoyos económicos de Estados Unidos y sus organismos de inteligencia a los partidos y agrupaciones políticas emblemáticas de la oposición y a connotados líderes estudiantiles, ligados muchos de ellos a organizaciones internacionales neonazis, de la ultraderecha anti socialista radicadas en Bogotá, Miami y México, y de conocidas fachadas de la CIA, como Alianza Parlamentaria de América, Unoamérica o la Human Right Foundation, de Uribe y sus muchachos paramilitares. Tampoco hay referencias al origen de clase de estos abnegados manifestantes que, bien comidos y vestidos, se quejan ante las cadenas noticiosas objetivas e imparciales, como la CNN, de que hay hambre en sus hogares y de que no hay jabón en la bañera. La mayoría de los firmantes de esos artículos, textos y declaraciones jamás han estado en Venezuela, ni han realizado trabajo de campo en los barrios de los cerros de Caracas, ni en las zonas residenciales del este de la capital, donde viven muchos de los opositores que protagonizan la nueva telenovela, made in Venezuela, Los ricos también lloran. Esto es, declaran o escriben de oídas, de lo que nace de sus posiciones políticas y trayectorias, algunos hasta con pasados de izquierda, debidamente rectificados, para garantizar el éxito de sus carreras universitarias, o sus visas para el norte de sus nuevas brújulas ideológicas.

Queda convenientemente omitida la campaña mediática de satanización de Hugo Chávez, primero, durante más de una década, y ahora, contra el actual gobierno de Venezuela encabezado por Nicolás Maduro. Se oculta que 80 por ciento de los medios de comunicación venezolanos están al servicio de los golpistas. Esta dictadura mediática que falsea groseramente la realidad con fotomontajes, noticias inventadas (como la de la fantasmagórica unidad antimotines de Cuba, actuando en Venezuela), propaganda subliminal en primeras páginas, desinformación y contra-información, en suma, toda la gama de técnicas de la guerra sicológica puestas en práctica ya desde hace décadas bajo los esquemas de los manuales producidos por los militares estadunidenses, y que fueron utilizadas intensa y extensivamente en los casos de Chile, Nicaragua y Granada (ver Fred Landis. CIA psychological warfare operations, how the CIA manipulates the media in Nicaragua, Chile and Jamaica, Science for the People, January-February, 1982, Vol. 14, no. 1). Esta campaña mediática va acompañada de boicots económicos, el ocultamiento de alimentos y otros artículos de primera necesidad, así como de la acción de provocadores y paramilitares que atacan instalaciones gubernamentales y aterrorizan a partidarios del gobierno incluso, los queman vivos, así como de francotiradores, quienes, a sangre fría, ejecutan a miembros de la Guardia Nacional Bolivariana.
A estos sesudos analistas les molesta, incluso, la veneración del gobierno y del pueblo chavistas hacia el líder desaparecido, Hugo Chávez, la cual es convertida toscamente en fetichismo totalitario; no pueden entender que exista una memoria colectiva que exalta al hombre que cambió el país, que lo rescató de la corrupción y de los malos gobiernos, de esos que sí reprimían al pueblo, como en el llamado caracazo, durante el cual miles de venezolanos fueron masacrados por el ejército y la policía. Afirmar que las imágenes de Chávez son los ojos del Estado vigilando al pueblo y hacer de ello comparaciones, que pecan de cultismo, sobre los íconos rusos, búlgaros o bizantinos, es no entender nada de lo que significó el comandante Chávez en las vidas de muchos sectores del pueblo venezolano, y de sus alcances en las luchas libertarias de nuestra América.

No se trata, de pretender desviar el análisis concreto de la realidad venezolana en viejos y trillados debates en torno a los conceptos de fascismo y totalitarismo para encubrir teóricamente su abierta oposición a la revolución bolivariana y sus antipatías por el Chávez vivo y por los imaginarios del Chávez muerto; de pretender disminuir, con argumentos baladíes, e incluso, de corte clasista, los esfuerzos de Maduro por llevar a puerto seguro el proceso revolucionario. Afirmar que la obra transformadora de Chávez fue sólo posible por un aumento en los precios del petróleo en mil por ciento es borrar de un plumazo la extraordinaria épica en que han participado millones de venezolanos en la construcción de una patria en la que se ha desterrado el analfabetismo y ocupado el quinto lugar en el mundo por el porcentaje en matrícula para estudiantes universitarios; estudiantes, claro, que no están en las barricadas de los hijos de papi y mami y que no tienen mentores estadunidenses o colombianos que los guíen en materia de golpes de Estado, blandos y duros.
Una vez, instalados en su perspectiva CNN de la realidad venezolana, los críticos de la intelectualidad de la “izquierda critica” y “moderna” refieren que la reaparición de “la política de la calle” , tiene lugar “dada la debilidad actual de las instituciones, así como la ausencia de mecanismos reales de diálogo democrático entre los principales actores políticos y sociales”.
Nada sobre los repetidos llamados del presidente Maduro al dialogo y de las veces que los sedicentes opositores lo han rechazado. ¿A qué debilidad de instituciones se refieren? ¿A una que amerite una intervención extranjera?
En este contexto, la Convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, creada por el Decreto del presidente Maduro, el primero de mayo de este año, en uso de las facultades que le confiere la Constitución vigente, con el propósito de preservar la paz, la independencia, la integridad y la soberanía de la República, y para que sea el pueblo venezolano, con su poder originario, quien con su voz suprema dirima el destino que como Patria soberana e independiente marque la ruta de nuestra historia en el camino heredado por nuestros Libertadores y Libertadoras.. El proceso de su conformación en este 2017 tendrá un peso histórico, será la consolidación de una revolución asediada, agredida. Es el camino, la opción para recomponer la situación del país y revertir el golpe de Estado. Esta Constituyente se elegirá por el voto universal, directo y secreto, y será una Constituyente ciudadana, popular, cultural, económica, sectorial y territorial. Además de los elegidos por la adscripción territorial, se convocará a ocho sectores: clase obrera, campesinos, comuneros, estudiantes, pensionados, empresarios patriotas, pueblos indígenas y personas con discapacidad. La Constituyente es el camino a la paz, en la que el soberano es el pueblo de Venezuela. La iniciativa fortalecerá la Constitución de Hugo Chávez. Es la gran convocatoria para un diálogo nacional con el objetivo de contener la escalada de violencia política. Se busca la constitucionalización de las nuevas formas de la democracia participativa y protagónica, a partir de los nuevos sujetos del Poder Popular, tales como las comunas y los consejos comunales, consejos de trabajadores y trabajadoras, entre otras formas de organización de base territorial y social de la población. Procura la defensa de la soberanía e integridad de la nación contra el intervencionismo extranjero, la reivindicación del carácter pluricultural de la Patria, la consagración de los derechos de la juventud y la protección de la biodiversidad. Será una revolución dentro de la revolución.

Es significativo que, en octubre de 2016, un letrero de un opositor en la calle asentara “Estamos hartos de patria y rebolución” (Sic), ya que precisamente fue el presidente Chávez quien restituyó el sentimiento y la conciencia de patria, tan aberrante para la derecha entreguista y pro-imperialista. Comprendió a cabalidad lo que los marxistas denominamos cuestión nacional, a partir del rescate de los próceres independentistas, especialmente Bolívar, y transmitió esta conciencia patriótica a sectores mayoritarios del pueblo. Antes de Chávez, la palabra patria no era más que un recurso retórico en efemérides oficialistas de las democracias tuteladas. Hoy en Venezuela la nación-pueblo ha recobrado la idea de patria, en un contexto planetario de transnacionalización neoliberal, que destruye patrias y soberanías. Durante estos años se han fortalecido la dignidad nacional y el sentido de pertenencia incluso a la Patria Grande, esa Nuestra América de José Martí. Por ello, una derrota de la revolución significaría un retroceso estratégico en el ámbito continental.
Que la alianza imperialismo/burguesía mida bien las condiciones reales de la actual situación política venezolana, antes de provocar una aventura sin retorno, similar a las que ha llevado a cabo en otras latitudes, como las de Medio Oriente. Más de tres lustros de iniciado el proceso del chavismo, éste ha calado en extensión y profun­didad en sectores importantes de la sociedad de ese país hermano, entre los que se cuentan las propias fuerzas armadas venezolanas. En una situación iné­dita, se ha logrado mantener, e incluso profundizar, la unidad cívico-militar, que incluye la conformación de guardias rurales, que están armados y han logrado disminuir la criminalidad en el campo, instigada por el sicariato contratado (que incluye a los paras colombianos) por las federaciones agrícolas acomodadas. También miles de hombres y mujeres se han integrado a las Milicias Bolivarianas, con tareas preventivas y de inteligencia en las áreas urbanas, que podrían ser movilizadas y armadas, en caso de un ataque externo o complot militar interno, como se ha observado en los múltiples simulacros de defensa realizados desde 2003 a la fecha, en los que han participado confraternizando miles de ciudadanos y soldados.
Chávez fue un gran estratega de la lucha de clases. Ante cada ofensiva de la derecha, incluyendo las huelgas petroleras, el golpe de Estado, el uso de la violencia y la subversión, él respondió con una radicalización de la revolución. Esto es fundamental. Hay quien piensa que, al conciliar con la derecha y el imperialismo, se logra la estabilización del gobierno revolucionario; ¡todo lo contrario!, es la manera de desestabilizarlo. A cada golpe del imperialismo y la oligarquía –siempre hermanos siameses–, la reacción de una dirigencia revolucionaria debe ir hacia adelante, hacia la radicalización del poder comunal-popular. Porque la única fuerza capaz de derrotar al imperialismo –lo probó Vietnam y lo ha probado Cuba– es un pueblo políticamente consciente, un pueblo que asume esa perspectiva indisoluble de patriotismo-socialismo-antimperialismo y construcción de poder popular.
Recordar el legado de Chávez es luchar contra el burocratismo y la corrupción. El revolucionario no se prueba en la lucha armada, en la clandestinidad, ahí se prueba un combatiente; el revolucionario se prueba en el ejercicio del poder público. De aquí, el principio zapatista de para todos, todo, para nosotros, nada. La verdadera izquierda es la que coadyuva a construir poder popular sin esperar ni pedir nada a cambio.

Por cierto, otro de los legados de Chávez es la unidad cívico-militar: la ruptura de la relación fuerzas armadas-poder oligárquico, el seguimiento de la estrategia de guerra de todo el pueblo, de creación de milicias; ya que una oligarquía que pierde el poder político va a buscar recobrarlo a toda costa y, sobre todo, hacerse de un brazo armado que defienda sus intereses de clase; lo va a buscar dentro o fuera del país: mercenarios colombianos, militares desafectos, fuerzas especiales de Estados Unidos, crimen organizado, y sus propios reclutas entre sectores populares cooptados y desclasados. Las oligarquías no pueden existir sin su aparato represivo, brutal, parafascista. Chávez comprendió que no hay reconciliación posible con la derecha recalcitrante, a la cual debe aplicarse toda la fuerza de la ley, cuanto más en un estado de derecho revolucionario.
La dirección político-militar bolivariana, por su parte, ha comprendido que la unidad de los diferentes sectores del polo revolucionario en torno al legado de Chávez, debe consolidarse en la radicalización del proceso de construcción del socialismo del siglo XXI, en la extensión del territorio, a través del desarrollo y fortalecimiento del poder comunal, así como por la participación activa de todos los sectores sociales organizados en los distintos niveles del gobierno y toma de decisiones. La revolución en la revolución que señaló Maduro, la lucha contra la corrupción y el burocratismo, deben expresarse en el ejercicio efectivo y creciente del poder popular desde las comunas, los sindicatos, las organizaciones populares de trabajadores, de productores, de los pueblos indígenas y de la acción consciente y permanente de la intelectualidad –en el sentido más amplio y democrático de este concepto–, en el debate de las ideas y en los campos de la lucha ideológica, la difusión del pensamiento progresista y la cultura revolucionaria.


Que no se equivoquen los golpistas locales y foráneos en cuanto a desdeñar los cambios experimentados en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en estos años de gobierno chavista y, en subestimar el protagonismo de los militares en la contradicción revolución versus contrarrevolución. Si en 2002 la unión cívica militar y la presencia de millones de venezolanos en las calles fueron el factor esencial que revirtió el golpe de oficiales traidores, hoy en día la incorporación de agrupamientos armados de distintos tipos de milicia y la puesta en práctica de la estrategia de guerra de todo el pueblo, junto al trabajo ideológico y político en favor del socialismo, vuelven prácticamente imposible que se hagan realidad los sueños golpistas de la democrática derecha venezolana y sus mentores yanquis.
En la República Bolivariana de Venezuela tiene lugar un proceso masivo de debates, talleres, reflexiones, conversatorios, campañas y tomas de conciencia individual y grupal encaminado a fortalecer y construir poder popular y forjar una ciudadanía que vaya más allá de las elecciones y contrarreste el manejo infame de los medios masivos de comunicación nacional e internacional.
Precisamente, en estas condiciones de incertidumbre y permanente acción desestabilizadora de una derecha que, como se ha demostrado, no tiene escrúpulos en utilizar la violencia extrema, que incluye su apoyo a la intervención militar directa de Estados Unidos y a todas las variantes subversivas y terroristas inherentes a la estrategia oligárquica-imperialista actual, el factor determinante que garantice la continuación y el desarrollo de revolución bolivariana sea precisamente el blindaje que representa que en todos los espacios territoriales y sectoriales se establezca el poder popular democrático, autónomo y crítico, que signifique, a la vez, un ejercicio pleno de la ciudadanía que supere la interpretación limitada y heterónoma de la democracia neoliberal. Para hacer realidad este objetivo, la Asamblea Nacional Constituyente será electa y entrará en funciones para refrendar las conquistas de la revolución chavista bolivariana.

Esta confrontación ideológica, que en la derecha venezolana se expresa en un contumaz odio al chavismo y a las masas populares que lo encarnan, cargado de anti-patriotismo, racismo y clasismo, tiene un sustrato material visible en el combate a la pobreza a través de la ejecución de diferentes programas y proyectos impulsados por el gobierno nacional; en todas las fábricas y empresas socialistas ocupadas y controladas por los trabajadores y en la integración del llamado ejército socio-productivo que aglutina a las brigadas socialistas de trabajo en distintos frentes de producción dentro de los ámbitos de construcción, agrícola, industria, textil y servicios; en los miles de departamentos construidos --muchos en lotes expropiados por utilidad pública--, y entregados completamente equipados a los sectores más humildes; en las impresionantes micro ciudades que se están levantando en toda la geografía del hermano país, concebidas para alojar a miles de familias y que cuentan con todos los servicios necesarios para vivir y trabajar dignamente; en los centros de atención para la salud de Barrio Adentro, pensados de manera integral y preventiva, con los miles de doctores graduados con la solidaridad cubana, e incorporados al programa tanto en la ciudad como en las zonas rurales, con espacios dedicados a actividades culturales, bibliotecas, centros de cómputo, aulas, guarderías; en los parques y áreas recuperados, donde ahora se llevan a cabo todo tipo de actividades intergeneracionales; y en los numerosos micro negocios de café, alimentos y ventas de comestibles que dan certidumbre a la vida cotidiana de millones de familias venezolanas que antes de la revolución se encontraban en el abandono y la miseria extrema. Funciona también un programa de comedores populares que se asienta en los barrios más pobres de las ciudades. En uno de ellos, en Barquisimeto, una de las activistas de este proyecto al reflexionar sobre el carácter de éste, mencionó un término que está en boga en el movimiento bolivariano: "desarrollo endógeno". Evitar el asistencialismo, contar con las propias fuerzas, construir el poder popular. No hay duda, en Venezuela hay una revolución en marcha.
Son notables las interpretaciones de analistas –incluso dentro del progresismo– en torno a lo que ocurre en Venezuela, impregnadas por lo epidérmico y fenoménico y dejando a un lado lo que estructuralmente está en juego, así como obviando los contextos locales y mundiales en que tienen lugar los acontecimientos. Así, algunos articulistas se han dedicado a describir personalidades, discursos, sucesos y procesos fortuitos, despojados de lo que representan en las estrategias de poderes y fuerzas sociopolíticas que actúan en las sombras o abiertamente en función de intereses de clase, o de su inserción en las reconfiguraciones mundiales del imperialismo estadunidense y sus aliados en la región latinoamericana.
Si se asume una contradicción esencial de carácter antagónico entre revolución, soberanía, poder popular versus contrarrevolución, imperialismo, poder oligárquico: ¿quién, por ejemplo, puede creer que la cadena informativa CNN, y sus afines en nuestros países de monopolios mediáticos, estén defendiendo la trasparencia de los procesos electorales en Venezuela?
La dirección político-militar bolivariana, por su parte, ha comprendido que la unidad de los diferentes sectores del polo revolucionario en torno al legado de Chávez, debe consolidarse en la radicalización del proceso de construcción del socialismo en la extensión del territorio, a través del desarrollo y fortalecimiento del poder comunal, así como por la participación activa de todos los sectores sociales organizados en los distintos niveles del gobierno y toma de decisiones. La revolución en la revolución que señala Maduro, la lucha contra la corrupción y el burocratismo, deben expresarse en el ejercicio efectivo y creciente del poder popular desde las comunas, los sindicatos, las organizaciones populares de trabajadores, de productores, de los pueblos indígenas y de la acción consciente y permanente de la intelectualidad –en el sentido más amplio y democrático de este concepto–, en el debate de las ideas y en los campos de la lucha ideológica, la difusión del pensamiento progresista y la cultura revolucionaria.
El odio implacable y patológico a Hugo Chávez y por herencia a Maduro, por parte del gobierno de Estados Unidos, de la oligarquía venezolana, de sus pares en los circuitos de la contrarrevolución y el terrorismo de Estado, en la derecha intelectual de los Varga Llosa, y en los medios de comunicación a su servicio, como el duopolio televisivo en México, o El País, en España, ofrece la medida de lo que representa el chavismo para su pueblo y los pueblos del mundo en esta compleja lucha de clases que tiene lugar en el ámbito planetario, a pesar de los esfuerzos de la dictadura mediática por negarla, ocultarla o trastocarla en su favor.
Este cambio sutil, abierto, profundo y contradictorio de las conciencias; esta crisis de la hegemonía de la burguesía venezolana en la forja de una nación-pueblo de nuevo tipo, cuya conducción es asumida por el bloque nacional-popular; estas derrotas tácticas y estratégicas en el terreno de la democracia representativa y sobre todo en la participativa; los fracasos en la guerra clandestina y la conspiración, en el golpe de Estado, en la atracción de militares dispuestos a traicionar al pueblo, capaces de atentados y violencias contra la revolución, son las causas de la desesperación de las clases otrora dominantes, y del uso sistemático y grosero de la manipulación mediática. Los procesos se miden por la amplitud y profundidad de la reacción de las clases dominantes: no hay duda, ¡la revolución bolivariana va!

viernes, 7 de julio de 2017

Nicolas Maduro un tirano para los desinformados.


Desde que NICOLAS MADURO llego al poder ha sido atacado por los medios de comunicación, catalogándolo como un dictador anti-democrático, populista y tirano, y si, todos conocen a MADURO de esta manera como victimas de la desinformación, pues nos olvidamos que los medios de comunicación pertenecen a quien puede pagarlos, los ricos y poderosos, esos que los utilizarán a favor de sus intereses sin importar que se tenga que hacer uso de la mentira, y es que MADURO es un peligro, pero un peligro para el imperio capitalista que pareciera ejercer la ley del mas fuerte, en donde los países de primer mundo arrasan con los países considerados tercermundistas, siendo el capitalismo para estos últimos un estancamiento a largo plazo.

Haría falta apagar la televisión y voltear un momento a Venezuela, la república Bolivariana, para poder entender los logros que se han alcanzado desde que dio inicio la revolución de Chávez, y de la cual se han visto beneficiadas las clases populares, podremos darnos cuenta que los únicos inconformes son aquellos que pertenecen a la ultra-derecha y quienes no han podido generar riquezas mas allá de lo que la legalidad y el respeto a los derechos del trabajador les permite.

En Venezuela la democracia ha permitido que se ejerza la libre expresión, e incluso por los medios privados para difamar abiertamente al gobernante, pero cabe mencionar que en este país también existen medios públicos y estos presumen gran objetividad a comparación de los privados que como empresa son una fuente lucrativa y se someten a los deseos del cliente para promover una idea que beneficie a sus intereses.

Es evidente que en Venezuela se goza una democracia de la cual  carecen otros países, en especial México, en donde el proceso electoral no es mas que un teatro bien montado y los medios de comunicación públicos son escasos, ademas de ser sobornados, condicionados o victimas de amenazas  por aquellos que están en el poder y no quieren que su imagen sea deteriorada, o para que sus actos de corrupción no sean expuestos.



un plebiscito...sin base

lcdo: Fernando Perez
Del latín plebiscitum, un plebiscito es una resolución tomada por un pueblo a partir de la pluralidad de votos. Se trata de una consulta realizada por los poderes públicos para que la ciudadanía se exprese mediante el voto popular directo respecto a una determinada propuesta.



El juicio realizado de Poncio Pilato  fue un plebiscito estratégico, lo cierto es que no fue culpable directo de la muerte de Jesús, Supo desligarse directamente del problema y trasferirlo al pueblo judíos.
  El llamado de la oposición a un plebiscito sin base jurídicas, nos llama a la reflexión  de buscar una salida hacia delante de las derrotas sufridas y las divisiones dentro de la organización de la MUD. la posibilidad de transferir sus errores a sus seguidores de una manera sencilla y asi  lavarse las manos históricamente de sus responsabilidades.
Se necesita de organización, financiamiento, logística y quienes participaran como responsable ante sus seguidores opositores, es importante saber quienes contribuyen para tal fin, que paises realizaran aportes y que empresas transnacionales participaran directamente, Exxon Mobil, Royal Dutch Shell, Chevron, Conoco Phillips,Petrobras, son pregustas que se deben aclarar al todos los venezolanos.

Los intereses del poder económicos mundial están interesados de tomar el control de las mayores reservas de petroleo del mundo, A mediados de enero de 2011 y de acuerdo con un comunicado oficial emitido por Rafael Ramírez Carreño, Ministro de Energía de Venezuela, se informó que las reservas certificadas de petróleo en ese país ascienden a 297.000 millones de barriles,2 lo cual colocaría a Venezuela como el país con las mayores reservas de petróleo a nivel mundial -incluso por encima de Arabia Saudita.
Además de los tradicionalmente explotados yacimientos de petróleo crudo ligero convencional al occidente del país, Venezuela tiene grandes depósitos de petróleo crudo pesado y extrapesado -anteriormente clasificados como bitumen- en la llamada Faja del Orinoco, de un tamaño y extensión similar al yacimiento de arenas de alquitrán de Athabasca en Canadá. El petróleo extrapesado de la Faja del Orinoco, aun cuando menos viscoso que el de Athabasca -lo que significa que puede ser extraído por medios más convencionales-, está sin embargo enterrado a mayor profundidad -lo que significa que no puede ser extraído por minería superficial, como ocurre con el canadiense-. Las estimaciones de las reservas recuperables en la Faja del Orinoco entre 100.000 y 270.000 millones de barriles. En 2009, la USGS actualizó esta cifra a 513.000 millones de barriles (8.16×10^10 m³).5.


El plebicito solicitado por la oposición venezolana, de la mesa de la unidad democrática [MUD], contradice todo lo expuesto por ella en estos meses de disturbios, asesinatos y violaciones de los derechos humanos, de que existe una dictadura y violación a la constitución por el presidente constitucional de Venezuela Nicolas Maduro, El llamado a plebiscito no esta en la constitución de la república Bolivariana de Venezuela y seria una vez mas un desacato a las leyes del país por la asamblea nacional de la oposición, la quema de seres humano vivos y sus asesinatos, quedando firmado en las marchas pacifica de la oposición demuestra lo inhumano de quienes la dirigen,  su negación de violación de los derechos a la vida, es un mensaje de que harán si toman el poder a las fuerzas el grupo radical opositor con el pais, la palabra DICTADURA, muy utilizada por la oposición viene perdiendo contundencia en su seguidores y a nivel mundial, donde las transnacionales de la información se encarga de trasmitir y distorsionar lo que esta ocurriendo en Venezuela, con las organizaciones al servicio del imperio y su lacayos OEA.
Sólo hay una solución en Venezuela: paz, diálogo y respeto a la ley. Y los opositores que están anegando una salida, que no son todos los que se sienten contrarios al gobierno de Maduro, debieran saber que en ningún lugar del mundo pueden tener favor ni apoyo. Cada vez que un gobierno recibe a golpistas, cada vez que un gobierno silencia actos terroristas, cada vez que una democracia mira para otro lado ante actos contrarios a la democracia, cada vez que toleramos en Venezuela la quema de instituciones, la violencia callejera, los asesinatos, el asaltos a instalaciones militares, el desconocimiento de las leyes, nos estamos haciendo un enorme daño a nosotros mismos. Es legítima y necesaria la oposición a cualquier gobierno. Pero cuesta demasiado levantar una democracia para no darnos cuenta de que hay en marcha un intento claro de tumbarla en Venezuela. Y si cae Venezuela, los autoritarios de siempre en América Latina creerán que les ha llegado la hora de la venganza. El gobierno cerró filas en torno al hecho, que calificó como un ataque terrorista que forma parte de una escalada golpista de un sicópata asesino. El ministro del Interior, Justicia y Paz, Néstor Reverol, afirmó que ya está en busca del piloto Óscar Pérez, a quien acusó de estar vinculado con la CIA (Agencia Central de Inteligencia estadunidense) y sobre quien emitió una orden de captura internacional por conducto de la Interpol."Estridente silencio de Almagro evidencia su complicidad con los golpistas que perpetran ataque terrorista contra la democracia de Venezuela", publicó en Twitter Evo Morales, quien llamó a reiniciar el diálogo entre las fuerzas políticas para que sean los mismos venezolanos quienes resuelvan sus problemas. "Es injustificable que algunos gobiernos y figuras políticas en vez de expresar una oposición directa a estos actos terroristas y golpistas, los presenten como una supuesta rebelión policial".